✝️05✝️

1480 Words
《No importa lo pobre que sea un hombre, si tiene familia, es rico》 Dan Wilcox —¡Ya les dije todo lo que sé!—gritó Bob vuelto un mar de lagrimas. Tenia muchos rasguños en el rostro, sangre en la camisa, y los labios hinchados. Mi rostro también tenía muchos rasguños, sobre todo la frente y la nariz. Mi camisa blanca vino a pasar a ser roja. Sin embargo, nuestras heridas eran lo de menos, me preocupaba más Rachel y Susie que estaban a manos de ese psicópata. —¡Hagan algo!—escuché llorar a Bob que se desmoronaba. En estos momentos, no estaba pensando como policía, si no como un hombre de hogar, como un padre y un esposo que ama con toda su alma a su familia. Tenia que hacer algo... Nuestros jefe nos insistió que fuéramos al médico pero nos rehusamos, dada segundo, cada minuto contaba en la vida de Samy y Rachel. Sam estaba allí esperándonos. —¡Esas heridas se ven mal!—soltó al vernos. —No venga con tonterías Sam, tenemos que encontrar a Rachel y a Samy. —¿Por donde comenzamos?—consultó Jimmy. —Por la pieza principal de este puzzle, Holly. Jimmy comenzó a teclear, mientras que Sam y yo revisamos los expedientes sobre el asesino de Pensilvania. De vez en cuando con el rabillo del ojo miraba a Bob desesperado mirando por el ventanal. —Karl Campbell, un completo asesino en serie. Mató a más de 30 jóvenes con edades comprendidas de 16 a 30—habló Sam. —Era difícil de escapar porque lo hacía en condados diferentes. A donde iba, asesinaba a alguien—complementé. —Susana Bustamante era su esposa, y Holly su única hija. —¿Seguro que tuvo una sola hija?—intervino Bob. —Según el expediente si—dijo Sam. —No hay rastro de Holly, es como si la tierra se la hubiese tragado. Ni fotos, ni dirección, absolutamente nada. Solo existe una fotografía de cuando era adolescente—al ver la imagen los recuerdos me abrumaron. —Lanzaremos estas fotos al publico—ordené. —¿Como supieron que karl Campbell era el asesino? Bob se cruzó de brazos. —Un testigo huyó. Según dice: Tobias Miller que escapó después de ver a el señor Campbell torturar a su familia junto a su hija. Mis ojos se abrieron como platos. —No lo sabia. Osea, mi familia no fue la primera familia que Campbell mató. Entonces no hay duda de que estamos tratando con el mismísimo Karl Campbell —reflexioné después de tener esta información. —Y quiere a su hija porque ella es participante de sus crimenes—agregó Jimmy. —Matar a las chicas de cabello rojo para él, es una señal de que no se detendrá hasta no tener en su poder a Holly—continuó Sam. —¿Pero, Holly donde está, porque huyó de él? —Es algo que la mismísima Holly nos tendrá que aclarar—respondió Sam —Jimmy, ¿algún familiar de Holly?—pregunté. Jimmy tecleó. —Si. Hay un familiar lejano en Pensilvania, al parecer es un primo. Asenti. —Partimos en 20 minutos a Pensilvania. —Yo me quedaré—dijo Bob entre lágrimas. Lo entendí. Si su familia había desaparecido en Olerfin era probable que aún estuvieran aquí. La búsqueda se estaba volviendo cada vez más intensa. —Sam, saca la foto de Holly al público. A ver quién da información —Sam asintió. Fui al baño, me lavé la cara y me quejé por las cortadas. Me miré al espejo, mis ojos azules se veian cansados, y mi piel más pálida de lo normal. Mi cabello n***o estaba vuelto un lío, parecía un zombie lleno de sangre. Me cambié la camisa por una sudadera y una chamarra. Y con un abrazo me despedí de Bob. —Conseguiremos a Holly y haremos un intercambio con el asesino Él asintió entre lágrimas. El asesino no se había comunicado, no obstante, sabía claramente lo que quería. El vuelo partió y en cuestión de una hora estábamos en Pensilvania. Nos acomodamos en una pequeña comisaría del condado de Mila, (zona donde anteriormente vivi) y procuramos tener estadía en un hotel por si nos agarraba la noche, no quería dormir en la casa de mis padres. No, me traía muchos recuerdos. Buscamos la direccion, Jimmy y Sam me acompañaron. Al llegar vimos una casa parecida a las otras de todo el vecindario. Con ladrillos rojos por fuera, techo doble agua de dos planta. Me apresuré a tocar la puerta. Una muchacha salió a mi encuentro. Era rubio, de unos 22 años. —¿Si?—dijo. —Buscamos al señor Rodrigo Cardena. —¿Para? —Queremos hablar con él, somos de la policía—le mostré mi placa. La chica pegó un grito para llamarlo. —¡Papá! —¿Por que tanto alboroto? —La policía te busca—el hombre frunció el cejo. —Soy el detective White, y ellos son el detective Prentis, y Saez—ellos también mostraron su placa. El hombre se rió. —Ya se a lo que vienen. —¿Así?—alcé una ceja. —Vienen por los asesinatos en Olerfin, creen que fue él ¿verdad? —Dígalo usted. Son familia. —Ja. Familia, familia no. Eramos muy buenos amigos, hasta que desapareció junto a su hija. —¿Sabe donde está? El hombre se echó a reír con ganas. —Si lo supiera no se los diría. Obviamente, no lo sé. Asentí. —¿Cuando se dio cuenta que el señor Campbell era un asesino?—preguntó Sam —Como todo el mundo. Cuando el niño puso la denuncia. Y supe que esa misma noche que desapareció mató a la familia de un detective—tragué grueso. —¿Que puede decirnos de su hija? —¿Holly? —Si. —Era una zorra—habló con despreció—. Le abría las piernas a todo el mundo, no me parecería raro si su padre la castigó por su comportamiento, en especial, después que perdió su virginidad con un chico que supuestamente "era su novio". Puedo asegurar que era una puta porque con él no fue el único con quien se acostó. Perdi la paciencia al escucharlo hablar así. Así que lo agarré fuerte de la camisa y lo empujé contra la pared. —Es su familia, como habla así de ella. —Digo la verdad. —¡Richard por favor!—intervino Jimmy. Lo solté fulminandolo con la mirada. —Mire detective White. No quiero problema. Estoy felizmente casado, y con una hija preciosa; no quiero saber nada ni de Karl ni de su hija. —¿Que me dice de Susana Bustamante? —¿Que?—frunció el ceño. —La madre de Holly. —Ah, si, la recuerdo. Murió. Un asalto que salió muy mal. Le dieron veinte puñaladas por todo el cuerpo. —Eso no me parece un asalto que terminó mal, más bien fue personal—añadió Jimmy. Rodrigo con su barba de candado, y su pelo desordenado se encogió de hombros. —Sabrá Dios. Porque ese mismo día, al hermano de Karl le amputaron las piernas. Arrugué las cejas. —¿Hermano? —Si. Crish —¿Donde vive él? —A las afueras de Mila. En una cabaña cerca del lago. Donde la mano de Dios se olvidó. Le di una mirada asesina y me marché. —Gracias por su cooperación. —¡Es un placer! Nos subimos al auto. —Debes controlarte Richard, lo que hiciste no fue nada profesional—regañó Jimmy. —Ese sujeto me cae mal. Es egocéntrico, no se. —A todos nos cayó mal—apoyó Sam Conducimos a las afueras de Mila, hasta encontrar la cabaña gracias a unos vecinos lejanos que nos señalaron el camino. —Enserio este hombre quería aislarse—señaló Sam —¡Huele a muerto!—exclamó Jimmy. —Si. Huele horrible—caminamos hacia la puerta y tocamos. Nadie atendía. Miré a Jimmy. —¿Listo? —Listo—de una patada, Jimmy abrió la puerta. Acontinuacion, mi piel se erizo cuando observamos lo que se encontraba en esa casa. Había un cuerpo colgado con una soga ya descomponiendose con muchos gusanos. Y un altar. Ese altar tenía fotos de Holly y una carta. Me tapé la nariz, Sam salió a vomitar. A Jimmy le revolvió el estómago. Nada estaba bien. Tomé unos guantes para agarrar la carta, y salir del lugar. Hasta que recibí una llamada, era un número desconocido, y estaba seguro de que era él. Contesto. —¿Aló? —Me alegro escucharlo de nuevo detective White. Vamos a jugar otro juego. ☆☆☆☆☆ Dejen sus comentarios mis amores. Gracias por todo su apoyo.
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