— Zack, ¿En serio crees que esa mujer va a aceptar ser tu mate, así como así después del enfrentamiento y la forma en cómo se conocieron? Además, por lo que me cuentas, ¡Esa mujer es casada! ¡Y su marido es un ogro! ¿Quieres meterte en problemas, verdad? — Derek sonaba muy preocupado por su alfa. Además, Derek era su Beta designado.
Pero a Zack eso no le importaba, a él no le importaba que Ariel fuera casada, que su marido fuera un ogro, que fuera una bruja, y que, ahora, conviviera en armonía con el grupo de brujas más odiadas de toda Nueva Orleans. Él solo sabía una cosa: se había imprimado con ella, y no habrá nada ni nadie que pueda hacerle cambiar de opinión. Esa bruja sería suya, fuera como fuera.
Antes de responder, Zack bebió de un solo sorbo todo el Whisky que traía su vaso.
Dejando a Derek sorprendido.
— ¿Necesitas otra? — Derek ofreció.
Zack solo asintió y le pasó su vaso vacío para que lo llenara otra vez.
Así transcurrió la noche para ambos, entre copas y copas, hasta que ya el cuerpo no podía responder más, y se quedaron dormidos en el suelo.
A la mañana siguiente, los despertó Clarisa, la omega que trabajaba para ellos como criada en la casa. Con pequeñas y cautelosas patadas, ella se acercó a donde estaba Derek, y comenzó a patearlo, porque ni llamándolo con su nombre, el lobo beta atendía el llamado. Así mismo hizo con Zack, pero en lugar de usar sus pies, la chica usó la escoba que traía en manos.
Sin embargo, y luego de un par de intentos, finalmente, Zack despertó, tomó fuertemente el palo de la escoba y se lo arrebató a la chica de un solo golpe. La chica gimió asustada, esperando lo peor, porque su alfa, seguramente, la castigaría por comportarse mal.
— ¡Omega inútil! ¿Quién te crees que eres para tratarme así? — Zack gruñó entre dientes, su cabeza le dolía, sus ojos mantenían cerrados, y su cuerpo permanecía acostado en posición de boca abajo, sin embargo, sus cinco sentidos de lobo seguían alerta. Y que la omega de la manada se pusiera en ese plan de despertarlo de esa manera, le había hecho enfurecer.
— ¡Alfa Zack! Lo siento, de verdad. Pero me vi obligada en la necesidad de hacerlo, a usted y su amigo los llamé varias veces, pero ninguno respondió, nada más quería saber si estaban vivos… — ella fingió preocupación, pero esa fue la verdad, al acercarse al bar para comenzar con su jornada de limpieza del día, y ver el desorden y a su alfa junto con su beta en esa posición, parecían casi muertos, y ella se preocupó de que así hubiera sido.
— ¿Qué mierda pasa? ¿Desde tan temprano están discutiendo ustedes dos? ¡Dejen dormir! — se quejó Derek entre murmullos. Él había estado acostado en posición de boca abajo, y entonces, mientras se quejaba, se daba la vuelta para acostarse boca arriba.
— Cállate, Derek. Esta inútil tendrá su castigo.
La omega abrió los ojos como platos, ella sabía cuál sería su castigo.
Cuando Zack se enfurecía verdaderamente, él solía desquitarse con Mabel, la omega de la manada, la omega despreciable de la que ningún lobo quería imprimarse, de la que nadie más, además de Zack tuvo compasión de ella en dejarla quedarse a cambio de que trabajara para ellos.
Ahora, cada que Zack se enfurecía por cualquier cosa que ella hiciera que fuera de su desagrado, él hacía lo peor; se convertía en su más grande pesadilla. Se convertía en un violador.
Zack no era así con otras mujeres, cuando estaba con ellas en la cama, solía hacerlo mientras a él les gustara ellas, y viceversa, sin embargo, como Zack sabía muy bien que a Mabel no le gustaba ni le atraía para nada en ambos sentidos, él se aprovechaba de ello, y la atacaba.
Esta vez, no pasaría por alto.
Rápidamente, Zack se puso de pie, y con un movimiento, agarró a Mabel y la tiró al suelo, ella cayó en posición boca arriba, y pronto, antes de que pudiera escapar, Zack se sentó sobre ella, tomándola fuertemente de las muñecas, y mirándola con enojo a los ojos.
La resaca de la borrachera de la noche anterior quería matarlo, acabar con él, pero eso no fue un impedimento para que sintiera como su pene se ponía duro y erecto bajo su pantalón y el placer comenzaba a dominarlo a medida que Mabel se resistía más.
— Quédate quieta, niña. No vas a conseguir que cambie de opinión. Recibirás tu castigo — le regaño Zack a Mabel.
Mabel obedeció, antes de que por resistirse más a ser violada, Zack terminara por asesinarla. Ella no estaba lista para morir, y era mejor obedecer que seguir oponiéndose, al final, el dolor de las penetraciones de Zack desaparecería mucho más rápido de lo que canta el gallo, porque Zack tampoco es que dure mucho en la cama.
Mabel se quedó quieta, y entonces, Zack lo hizo.
Se bajó el pantalón y el bóxer, y rápidamente, metió su pene erecto y duro en el interior de Mabel, provocando que ella sintiera asco instantáneamente. Ella quería vomitar, darle una patada fuerte y quitárselo de encima para poder huir. Pero si huía, y no se acostumbraba a su estilo de vida, posiblemente, terminaría o muerta, o en la calle, y ella no soportaría una vez más regresar a la calle.
Así como lo dedujo, Zack acabó más rápido de lo que solía hacer.
En vez de volverse a vestir, Zack dejó que su cuerpo cayera al suelo, otra vez, en posición de boca abajo, y se quedara profundamente dormido, sin pensar en al menos haberse vuelto a vestir. Literalmente, Zack cayó en un sueño profundo sin importarle nada de lo que pasó.
Mabel sintió mucho asco, y en lugar de volver a comenzar con su trabajo, decidió irse de allí, se fue al cuarto del servicio, que era ese el lugar donde ella dormía y tenía su momento de privacidad únicamente en la noche. Entonces, aprovechando el momento que los demás lobos no la necesitaban para nada a pesar de ya estar despiertos, Mabel salió corriendo a su habitación, cerró la puerta y dejó caer su cuerpo contra la puerta, dejándolo arrastrarse hasta el suelo y cerrando los ojos, y comenzó a llorar desconsoladamente.
Al poco tiempo, Zack volvió a sentir que alguien comenzaba a patearlo, a darle patadas fuertes para que se despertara, pero entonces, y antes que pudiera enojarse, Zack supo de inmediato de quién se trataba. Era Derek.
— ¡Zack! ¡Despierta! ¡Eres un cochino! ¿Cómo te atreves a quedarte dormido con el pantalón y la ropa interior abajo?— gritaba Derek, todavía pateándolo para que se despertara.
— ¡Cállate, Derek y déjame dormir!
— ¡No! ¡Párate! ¡Poseemos problemas! ¡Y graves! — le avisó Derek con apuro, continuaba pateando a Zack fuertemente para que se despertara.
— ¡Demonios, deja de pegarme! ¡Ya me desperté! — gritó Zack con furia, finalmente, se puso de pie, y se puso de nuevo los bóxers y su pantalón encima para no permitir que su mejor amigo lo siguiera viendo desnudo. — Bien, ya me desperté, ¿Qué es lo que quieres? ¿Cuál es el problema?
— ¡Mabel escapó! ¡Y nos ha dejado un caos horrible en casa! ¡Ven rápido! — gritó Derek con apuro.