Capítulo 6

990 Words
Los pasillos estaban abarrotados de gente mientras yo continuaba caminando hacia la oficina del Sr. Brown. Seb me había dicho que debía hacerme el difícil para que él estuviera aún más interesado en mí, y acepté su propuesta encontrándola sumamente tentativa. No quería que el Profesor Brown pensara que era un chico fácil que le abría las piernas a cualquier hombre mayor que quisiera meterse entre ellas. Quería que luchara por mí un poco y luego, cuando ya sufriera bastante, follar todos los días. A toda hora, en todo momento. Creo que podría hacerlo con él cada vez que me lo pidiera sin importarme mucho los cuidados. No era una chica para quedar embarazado, así que, era un gran punto a mi favor. Una mano se posicionó en mi hombro y volteé a mirar al rector, que mantenía una curvatura forzada en sus delgados labios. — Acompáñame a mi oficina, Williiam. — No puedo. —Fruncí el ceño— El Sr. Brown me mandó llamar. — ¿Para qué? — No lo sé, creo que quiere hablar de mi rendimiento. No he participado mucho en las clases. — Oh, —sus cejas se juntaron, dejando ver las arrugas que traía la edad. Joder, no las quería, ya tenía con las que se formaban en las esquinas de mis ojos— Quiero que me hagas un favor. — ¿Cuál? — Habla con tu madre, por favor. Dile que me llame, he estado tratando de comunicarme con ella, pero me ha sido imposible. Rápidamente entendí lo que estaba sucediendo y mordí mi labio inferior sabiendo lo que mamá estaba haciendo. Ya no estaba interesada en él y básicamente yo me jodía por eso. — Claro. —Hablé— Ella ha estado ocupada, debe ser sólo eso. El alivio atravesó sus facciones y sonreí internamente. — Bien, gracias. Puedes irte. — Seguro. Edward me mataría, ahora teníamos menos de veinte minutos juntos y tal vez ya estaba colgado de techo, o solamente se había ido. Un chico golpeó mi costado y gruñí, viendo mi mochila caer al suelo. — Eres un estúpido. —Bramé furioso, empujando su pecho. — Oye, —levantó las manos— lo lamento, no seas problemático. — ¡A mí no me digas qué ser! —Chillé— ¡Eres un imbécil, me golpeaste! — ¡Te dije que lo lamento! — ¡Me vale mierda! Di algunos pasos en su dirección y antes de que lo tocara, unos fuertes brazos se posicionaron en mi cintura. Estaba que hervía, y en lo primero que pensé, fue en darle un codazo en el estómago a la persona, haciendo que me soltara. Viré los talones y mi mandíbula casi cae al suelo cuando el Sr. Army apareció ante mi vista. — Oh, Dios —tapé mi boca horrorizado. El moreno soltó un gemido y me miró bastante mal. — Te llevaré a rectoría. — Profesor Army... — ¡Lo haré! —Gruñó. — Cálmate —Me tensé al ver a Edward llegar. Sus orbes se posaron poco tiempo en mí y luego pasaron a su compañero de trabajo. — Edward, me golpeó. — Déjalo, mejor ve a enfermería —murmuró el Sr. Brown al Sr. Army. Las personas a nuestro alrededor comenzaron a dispersarse cuando el señor Army se alejó y bajé la vista a mis zapatos, que se veían bastante interesantes. — Williiam, — ¿Uh? — Mírame. Solté un suspiro y conecté mi mirada con la del Sr. Brown. Bien, nada del otro mundo; sólo se veía cabreado. — ¿Por esto no fuiste a mi oficina? Abrí la boca para excusarme, pero no había nada que pudiera decir. Parecía un pendejo por mi comportamiento, pero no sabía qué me pasaba cuando estaba con ese hombre. Era como que podía cambiar mis estados de ánimo de un momento a otros simplemente porque sí. — No quería ir. —Susurré, tenía que empezar a usar el plan del que me habló Seb. — ¿Qué dijiste? —Su voz fue opacada por la campana al sonar. —Joder, te vas conmigo para mi oficina. — Tengo filosofía. — Me importa una mierda. Tomó mi antebrazo y me empezó a jalar detrás de él. Traté de ocultar mi sonrisa, pero no pude. Estaba ofuscado, pero sabía que eso no quitaba el hecho de que también le excitaba el pensamiento de nosotros dos en su oficina. Iba a perder mi clase más importante, pero por el Sr. Brown, ¿quién no lo haría? Me empujó suavemente dentro de la habitación e inmediatamente mi temperatura subió hasta niveles caóticos. Estaba tratando enserio, de no lanzarme encima de él y era muy difícil; quería volver a sentir sus labios encima de los míos, sus manos recorriendo cada parte de mi cuerpo, su polla presionándose contra su pantaloneta. — Ven aquí, bebé —casi ronroneó y exhalé mientras negaba. — ¿Qué? — No será tan fácil, Edward. — Señor, para ti. — No será tan fácil, Sr. Brown —repetí. Se cruzó de brazos, haciendo que los músculos en ellos se vieran más nítidamente. Cálmate William, cálmate. — ¿Por qué? ¿Qué quieres? — Que luche. — ¿Cómo así? —cuestionó ahora intrigado. Su cabeza se movió a un ángulo de 45°, haciéndolo ver tierno. — No seré un chico fácil, Señor. — Oh, —mordió su labio inferior y asintió—. Seguro, Wiliam. Entonces, ¿no me darás ni siquiera un besito? — ¿Besito? — Sí. Me acerqué a su anatomía y besé castamente sus labios. — Listo. — Ese no es un besito, —posó sus manos en mi espalda baja y me sentí temblar ante su tacto. — ¿Entonces? — Éste lo es. Se apegó aún más a mí y delineó mi labio inferior con su lengua. Jadeé y él me besó con fuerza. Sus brazos se apretaron a mi alrededor, dejando casi nulo el espacio entre nuestros cuerpos. Gemí cuando apretó mi trasero por encima del pantalón. Estaba casi seguro de que mandaría todo a la mierda. Mandaría a la mierda lo que me había dicho Seb, hasta que un móvil sonó. Nos despegamos un poco y el Sr. Brown tanteó sus bolsillos, para después, pegar el aparato a su oído izquierdo. — ¿Sí? —aclaró su voz— Hola, cariño. Sí, estoy en el trabajo. Me separé como si me hubiesen empujado, sintiendo la culpa comenzar a carcomerme. El Profesor Brown me miró de mala forma, pero siguió con su conversación. — Si, cariño. Estaré ahí temprano… también te amo, adiós. Y ahí supe que las cosas que se sentían bien podían ser muy malas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD