Bastian
La noche en molino parece más movida de lo normal. O quizás, es mi lobo que da vueltas dentro de mí con tanta ansiedad que me hace latir el corazón de manera molesta. Me está asfixiando y la gente a mi alrededor no es de ayuda.
Por primera vez, no sé lo que quiere y no nos podemos poner de acuerdo.
Miró a mi alrededor. Las luces parpadeantes, el humo y la música alta comenzaron a abrumarme. Me quiero ir. Pero siento que mi lobo da saltos como si fuera un cachorro haciendo berrinche.
Estoy así desde que dejé escapar a esa loba misteriosa y aunque pasaron solo unas horas, me molesta no saber sobre su paradero. Le perdí el rastro en la avenida principal y eso es todo lo que sé. Se esfumó en el aire como si fuera humo.
-te dije que también la olí y puedo asegurarte que era solo una humana.
Dice James cuando nota que inhalo a todas las mujeres que pasan por nuestro lado. La simple idea de que confunda a esa loba con una humana me dan ganas de arrancarle la garganta. Pero... ¿Y si lo fuera? ¿Y si confundí su olor con el de una loba? Eso es tan imposible que suena ridículo el solo pensarlo.
-tú sabes mucho sobre humanas, verdad?- ironizo porque no es un secreto que James gusta de follar con humanas. Incluso, más que con las de su especie.
-son mejores que las lobas. Las mejores cogidas, te los dará una dulce y frágil humana- asegura y casi me atraganto con la bebida.
-eres asqueroso- niego apoyándome contra un pilar. La gente cada vez se amontona más a nuestros lados, lo que me molesta y no lo puedo ocultar. Lo sé por qué las personas que bailan a mi alrededor, piden perdón cuando me rozan sin querer, cómo sabiendo que estoy al borde de gruñir.
-lo dices por qué nunca probaste una. Quizás, por eso tu lobo se siente extraño. Déjalo explorar otras cosas, abre tu mente y déjate llevar. Las humanas pueden ser más frágiles, pero te aseguro que saben cómo soportar un buen polvo. A demás, que no sean tan fuertes es una ventaja- entonces, la veo. Una linda desconocida con el aura más brillante que he visto en la vida. Es preciosa. De mi altura, enfundada en jeans que me dejaba ver que había más carne en sus muslos de lo estoy acostumbrado. Eso me sorprendió y pensé que quizás, mi lobo buscaba salirse de lo habitual. Y es que, siempre me molestó el cabello largo de las mujeres y esta, tenía ondas que caían cómo cascadas negras sobre su trasero. Aun así, no había nada de ella que me desagrade a simple vista.
Literalmente, mi lobo se sentó en sus patas traseras y ladeó la cabeza para observarla bailar entre la gente.
Parecía un espejismo. Moviendo las caderas con una armonía que me había provocado un pequeño paro respiratorio.
‹‹tiene que ser mía›› me dije a mi mismo. Con más razón, cuando los chicos empezaron a rodearla.
Ni loco dejaría que la toquen antes que yo. Ella sería para mí esta noche y después no querrá estar con nadie más.
-es ella- comentó mi amigo. Él estaba de espaldas a la chica, pero había notado que la estaba mirando cómo desquiciado. -compruébalo tú mismo- me animó.
-no me meteré con una humana- aseguré. Pero mi lobo me mordió las bolas ante la idea de dejarla ir. -es imposible- dije más para mí. James carcajeó al verme tan poco convencido.
-no morirás por probar una. Solo te advierto que no son tan fáciles. Para poder llevarla a la cama, vas a tener que hacer más que pedírselo y por nada del mundo, intentes hacer un trío sin que ella lo pida. Créeme, la mayoría de las humanas ven el sexo cómo algo íntimo - lo miré unos segundos y volví mi vista a la chica. Ella se giró sonriendo y cuando nuestras miradas se cruzaron, mi corazón se derritió por sus hermosas facciones. Mi lobo quería ir tras ella y tirarse a sus pies. Incluso, creo que también se me escapó una sonrisa. Algo tan extraño en mí, que james me golpeó para sacarme del trance.
-solo prueba. Tienes que ir, bailar algunas canciones. Quizás, invitarla a beber algo o sacarla para conversar- hizo un mohín con los labios, cómo intentando recordar algo más. -les gusta un hombre que sabe lo quiere, que las escuchen y las hagan sentir protegidas. Tienes todo el paquete, no deberías tener problemas.
-¿cuánto tiempo me tomará follar con ella?- mi pregunta suena desesperada y me sorprendo por eso.
-eso depende de lo que ella crea de ti. Por lo general, una noche es suficiente, pero si nota que solo quieres sexo, aún más que eres de los prefiere ir con varias al mismo tiempo, podría hacértelo difícil. Pero recuerda- dijo con un tono de advertencia. -las lobas tienen en claro las reglas. Saben que no pueden atarte con sentimientos y esperan al indicado. Las humanas se enamoran más fácil y no conocen lo que es un compañero. Ellas solo saben de amor y si lo sienten por ti, podrían ponerse intensas.
Diciendo esto, me empuja y mis pies hacen el resto.
Ahg, quiero cortarme la v***a en este preciso momento. Intento alejarme de ese lindo ser humano, pero mi lobo me muerde los talones y me arrastra hasta donde ella está.
Su olor se intensifica cuando me acerco colándose en mis fosas nasales e instalándose en mi cerebro para relajar todo mi cuerpo.
Quiero más, necesito más de ella.
Me siento un títere. Me muevo siguiendo el baile de sus manos, pero no es hasta que veo a dos chicos rodearla para bailar, que mi lobo me empuja dejándome apoyado en su espalda.
La chica queda inmóvil no se quita lo que me da seguridad para apretarla más contra mi pecho. -¿te hice esperar mucho?- pregunté tranquilo, pero estaba sorprendido de mi tono grueso. Era cómo si mi lobo buscara impresionarla a toda costa. No sabía si sentirme feliz o asqueado por la situación.
‹‹¿Una humana? ¿De verdad quieres a una simple humana?›› me pregunté para mí mismo. Pero cuando estaba debatiendo mis pensamientos, se voltea para sonreír y su dulce aroma me abofetea haciéndome olvidar todos los prejuicios sobre las humanas que he tenido durante toda mi vida.
Mierda...
Es imposible... Esta pequeña no puede hacerme sentir tanto. Pero aquí me tiene. Con estas ganas picando bajo mi piel, ardiendo por ella. Eso me asusta un poco. Aun así, no la suelto. Es ella quien se aleja y como si fuera un imán, mi cuerpo corre detrás.
-¿me vas a castigar por hacerte esperar?- tarareo en su oído. La gente se amontona a los lados y literalmente tengo que enjaularla en mis brazos para que nadie más la toque, la vea, o crea que tiene oportunidad con ella. -no pienso oponerme, pero tendría que ser en un lugar más íntimo- me animo a apurar el trámite. Necesito sacarla de este nido de buitres. Ella ladea la cabeza cómo considerando mi propuesta. Pero no dice nada. Gira lentamente quedando frente a mí, dejando que sus pechos firmes presionen sobre mi camisa provocando que gruña por dentro. Trago con dificultad. La presiono más contra mi cuerpo y le hago señas hacia las escaleras pero se resiste.
Suspira sobre mi rostro, un poco vencida por mi insistencia. Creo que ya entendió que no la soltaré y me importa una mierda quedar cómo un acosador.
Tendré que sacarme algunas dudas con james.
-lo siento, estoy buscando a alguien- dice con la vocecita más dulce del puto mundo. Pero, no puedo evitar apreciar su acento. Definitivamente no es de este lugar y eso podría ser una ventaja. Podría jugar con ella mientras dure su estadía y después, no tendría que preocuparme por tener una humana esperando más de lo que puedo darle.
-estoy aquí- alardeo y aprovecho el acercamiento que ella impuso para acortarlo más. -soy al único que debes buscar a partir de ahora- me sonríe y por Jesús Cristo que tuve que atar a mi lobo para que no se la comiera en este mismo momento.
-no te dije lo que estoy buscando- aclaró. Me hundo de hombros porque si llega a decir que busca a otro, tiene que tener en claro que soy capaz de secuestrarla. -¿vas a darme lo que quiera?- Su tono es firme, coqueto e intimidante. Pero su expresión se siente cómo si la vergüenza gobernara su sistema, aunque presiento que eso es una farsa. Está jugando.
Me gusta.
Es provocadora, segura de sí misma y ahora comprendo por qué mi lobo la quiere. No puedo culparlo.
Lentamente, comencé a recorrer su rostro con el dorso de mi mano. Ella no se quejó, tampoco se mostró molesta. Al contrario, parecía que le gustaba tanto cómo a mí.
Rodeé sus pómulos y llegué a su cuello en dónde su pulso se marcaba con fuerza.
Era sueve... Su piel parecía cubierta de vaselina porque mis dedos resbalaban con facilidad y una familiaridad extraña.
Sus ojos vagaron por mi rostro, bajando hasta los botones de mi camisa y juraría, que me estaba desnudando en su cabeza. De repente, da un paso brusco hacia mí quedando con ambas manos en mi pecho y con los ojos un tono más oscuros y brillantes.
-tranquila, estás a Salvo conmigo- tengo que aclarar porque comencé a percibir un aroma agrio que usualmente proviene del miedo.
-ni siquiera te conozco- dice con la mirada en el piso. Sonrió para mí mismo. Soy una bola de emociones en este momento.
La tomo de la mano y caminando con intención de subir al segundo piso. Pero en ese momento, recuerdo lo que james dijo. No puedo llevarla a una habitación solo porque si, ni siquiera conozco su nombre y ni bien vea mis intenciones, podría salir corriendo. Eso, sin olvidar que Sana podría estar esperando por mí y que aquí todos me conocían por mi mala reputación. No era solamente el hecho de ser mujeriego también tenía que lidiar con los comentarios a cerca de mi comportamiento con las mujeres. Sobre todo las humanas que buscaban sexo y a las cuales me he cansado de rechazar (de una manera poco caballera)
No puedo ir tan rápido. De repente, me veo mirando a la gente. A mí alrededor, al menos cinco lobas nos están rodeando y sé lo que quieren. Me alarmo un poco, ya que según mi amigo las humanas no comprenden nuestro estilo de vida y quizás, a esta chica no le haga gracia que otra mujer quisiera unirse a la fiesta.
Diablos... Seguramente ya oyó sobre mí y por ningún motivo quiero que sepa que yo soy el Bastian del que todos hablan. Eso definitivamente podría significar que esta hermosa criatura corra lejos de mí.
No quiero eso...
Al menos, hasta que obtenga lo que quiero.
Entonces me arrepiento y caminó entre la gente hasta la salida más cercana. Ella jala mi brazo cuando nota mis intenciones. -ven, bonita. Solo buscamos un lugar más tranquilo para poder conversar.
-no estoy segura de querer "conversar"- hace comillas al aire. -en un lugar tan íntimo- señaló fuera con el mentón. El aire helado entraba por el espacio abierto de la puerta trasera. Se podía ver algunas mesas que obviamente no estaban siendo utilizadas a causa del frío. Este lugar era exclusivo de humanos y ellos no son tan resistentes a las bajas temperaturas. Claro, que para un cambia forma eso no es problema y me aseguraría que ella no sufriera por el frío. A demás, solo necesito quince minutos para cerrar el trato y estoy seguro de que después la tendría de forma horizontal, jadeando por mí.
-me tienes miedo?- agradecí que fuera tan precavida con los desconocidos. Pero la odié por hacerme sufrir. La necesitaba -no haremos nada. Hace tanto frío afuera que no querrás sacar las manos de tus bolsillos- aseguré intentando convencerla. Ella frunció los labios y miró detrás de su hombro a la multitud de gente cómo buscando a alguien. Al verse presionada sonrió.
-miedo? A una cosita tierna cómo tú?- mi mandíbula se desencajó de mi rostro. No podía creer lo que oía. -tengo miedo a lo que yo podría hacerte. No soy de las que gozan con conquistas de una noche y temo hacer cosas de las que me podría arrepentir mañana.
-eso suena a vida monótona y aburrida- doy un paso hacia atrás. Ahora estoy del otro lado de la puerta. -entonces dame más de una noche- su ceño se frunció lentamente. Pude sentir la duda y la incredulidad en sus ojos. Pero misteriosamente, quería más de una noche con ella. Cómo si supiera que una humana no podría terminar con el trabajo en una sola noche, o cómo si anticipara que su cuerpo sería tan adictivo cómo su olor -dijiste que no tenías miedo. A demás, esto sería algo nuevo para mí también- elevó una comisura de sus labios en modo de burla. -no te gustaría probar algo diferente? ¿Cometer una locura?
Se siente la euforia en el aire. Ella quiere, claro que quiere. Entonces, con seguridad me animo a darle la espalda y comenzar a caminar porque sé que me seguirá.
Dos, tres, cinco, siete pasos y escucho el taconeo en las baldosas.
-al menos, dime tu nombre antes de irnos.
Sonrío de oreja a oreja. Tengo que relajar mi expresión antes de voltearme y encararla. -Ba...- balbuceo. De pronto recuerdo que debo ganarme su confianza antes de que sepa quién soy.
-cómo?
-james, Me llamo James.