Al día siguiente...
El cardiólogo por nombre Juan Varela estaba al lado del ascensor esperando a alguien al parecer.
En cuanto llegara el Dr. Adhalpe, se acercó sigiloso.
—Debemos hablar —dijo con cara preocupada.
—De que o qué —respondió Adhalpe muy serio.
—Bueno, vamos a la cafetería —se pronunció.
—¿Usted se quiere disponer de mi tiempo? Pues no, tengo cosas que hacer.
Resopló con rabia mientras apretaba en el botón del ascensor.
—¿No puedes hacerme un favor? Dime qué quieres?
—De ti, nada. Eres tú quien está aquí amargándome la mañana.
Se fue Adhalpe hacia el piso correspondiente sin volver a ver atrás.
Mientras que el Dr. Juan Varela se estaba volviendo loco.
De lo único que le preocupaba era de que los demás se enteraran de su preferencia sexu'al, del que dirán.
Sin mas
