Al escuchar la voz familiar de su esposo, Annika sintió un vuelco en el corazón y corrió hacia la habitación. En medio de su prisa, recordó que Christoph había estado ocupando una habitación diferente.
—¡Bienvenido! —exclamó, saliendo a su encuentro. Christoph la miró, una expresión de curiosidad en su rostro.
—Hola, ¿ocurrió algo mientras estuve fuera?
—No, nada en particular. Solo estaba pensando en ordenar que trasladaran tus cosas a nuestra habitación —respondió ella, tratando de mantener la calma.
Christoph pareció considerarlo por un momento antes de responder. —Esperemos un poco, no hay necesidad de apresurarnos —dijo, su tono revelaba cierta incertidumbre sobre la idea de mudarse.
Annika asintió, comprendiendo su reticencia. Sabía que este era un paso importante para ambos y q
