En la residencia de Ramón, un aire de tensión se cierne sobre los habitantes. Sabine, con una mezcla de curiosidad e intriga, ha desencadenado una serie de eventos que culminan en una acusación grave. Todo comenzó con un acto fortuito: Ramón, en un descuido matutino, dejó las llaves sobre la mesa antes de partir al trabajo. La soledad de la llave atrajo la mirada de Sabine, quien, movida por la curiosidad, se puso a investigar qué secretos guardaba la cómoda cerrada. No tardó en encontrar el cajón correcto y, con un giro suave de la llave, lo abrió. Dentro yacía una joya deslumbrante: un collar adornado con rubíes que brillaban con una intensidad feroz. —Es hermoso —susurró Sabine—. Seguro que Ramón lo guarda para mí. Pero su alegría se vio interrumpida por un papel doblado que yacía ju

