Lena, con una mirada astuta y segura, estudió el rostro de su amante. Notó la incertidumbre en sus ojos, una sombra de duda que se cernía sobre él. Pero en lugar de sentirse desanimada, Lena vio esto como una oportunidad. Con una sonrisa coqueta y un brillo travieso en los ojos, comenzó a moverse con gracia y confianza. Cada gesto, cada movimiento estaba diseñado para captar su atención, para atraer su mirada hacia ella. Quería que él la viera, deseaba volver con él, y recordara todo lo que había amado de ella. Lena no estaba pidiendo su aprobación, sino su admiración. Quería volver a ser el centro de su mundo, como lo había sido antes. Y estaba dispuesta a usar todas las herramientas a su disposición para lograrlo. Con cada mirada, cada sonrisa, cada movimiento, Lena estaba decidida a g

