Annika se encontró con Lena en el café, un lugar tranquilo con salas privadas. Lena, siempre impecable y elegante, la esperaba. A pesar de los años, su belleza seguía deslumbrante. La curiosidad de Annika crecía: ¿qué secretos podría revelar su amiga de infancia sobre Christoph? —Hola, espero no haberte hecho esperar. —Para nada, tu tranquila, hace poco vine, es que me sorprendió tu llamada. —Ah, es cierto, me alegra que no tuviera compromisos. —Eso que me llame la esposa de mi mejor amigo es algo que no se ve todos los días, ¿cómo no venir? —Gracias por su tiempo. —Sigámonos tuteando, ahora que somos cercanas. —Es cierto. —Te recomiendo el café de este sitio, es increíble. —Pues entonces probémoslo. Annika y Lena compartieron café y tarta mientras charlaban de cosas triviales. L

