NARRA CIARA ALLEN —¿Qué clase de celular quiere, señorita? —me pregunta el vendedor que me atiende en la tienda de telefonía celular. Como no sé mucho de celulares, hago lo que me resulta más fácil; le doy un nombre y ya. —Deme el último iPhone que salió al mercado. Todavía siento rabia al recordar que mi teléfono celular se rompió gracias a los idiotas de seguridad que me sacaron casi a patadas de la empresa, por órdenes del más idiota de todos; Rayn Colliver. Si antes lo odiaba por ser un cretino, ahora lo aborrezco. Y también me aborrezco a mí misma por haber puesto los ojos en él y haberme enamorado de un idiota sin corazón que un día promete una cosa y al siguiente está haciendo una completamente diferente. Dijo claramente que iba a aceptar de buena gana si yo decidía quedarme

