«¿Control? ¿Qué es eso para un hombre como yo?» Me pregunto mentalmente mientras la observo metida en la tina.
«¡Por los Dioses! Yo aquí en agonía y ella tranquila, ni se inmuta del efecto que tiene sobre mí»
Como un niño me estrujo los ojos para ver si con ello logro despejar de mi cabeza tanto pensamiento ocurrente que no hace sino incitarme a querer robar lo que ponen a mi vista. De tanta provocación el corazón parece salirse por mí boca.
«En las que me pone esta mujer», pienso y luego muevo la cabeza a los lados en negación «No, ella no te puso en nada, tú fuiste el que solito te estas poniendo la soga al cuello justo al borde del despeñadero», me corrijo desviando la mirada.
Si bien le puse suficiente jabón líquido al agua hay ciertas partes donde esta se transparenta, dándome e
