Recuerdo con nitidez esa línea en la carta: "Debes ir al norte." Y sin embargo, no sé qué lugar preciso significa eso. ¿Una ciudad? ¿Un pueblo escondido entre montañas? ¿Un sitio simbólico, enterrado más allá de cualquier mapa?
Sin dirección concreta, empiezo a caminar con pasos lentos, despegando las suelas del asfalto como si cada uno de ellos me ayudara a sacudir la confusión que tengo dentro. Hay algo en el ritmo de mis pisadas, en la manera en que el viento empieza a soplar entre las calles desiertas, que me calma... hasta que vuelvo a pasar junto a él.
El autobús.
Está boca abajo, como una criatura vencida. Su estructura arde, exhalando llamas que se retuercen hacia el cielo como lenguas que gritan. El metal se deforma con un quejido agudo y profundo. El humo que se alza del inter
