Bajo las escaleras dejando que cada paso resuene, deliberado, como si necesitaran anunciar mi presencia al mundo. Tal vez es solo una excusa para sentir que tengo control sobre algo. El eco de mis pisadas se mezcla con los sonidos cotidianos del hogar, como si yo, con mi mente aún atrapada entre delirios y sombras, no perteneciera del todo a esa escena.
Al llegar a la planta baja, lo primero que veo es a Azaquiel, encorvado sobre su teléfono, inmóvil salvo por los pulgares que se deslizan con velocidad sobre la pantalla. Su rostro refleja la concentración absurda de quien está resolviendo un conflicto de vida o muerte en un juego móvil.
Fátima, mientras tanto, se mueve por la cocina con esa gracia distraída suya. Tararea una canción pop que suena en la radio, una melodía pegajosa de esas
