Verdad

5000 Words
Durante este tiempo me había vuelto aún más cercana a Saith, la amistad que en algún momento tuvimos ya no tenía baches, los strikes habían salido de nuestro margen de amistad, creí que lo odiaría, creía que así sucedería cuando miré que él supo todo el tiempo que Kilian era mi hermano, mientras me mantenía en una búsqueda eterna, si bien… Es difícil lidiar con las personas que quieres cuando estas mienten. Todos mentían y no sabía como pasar por alto eso, lo intentaba. Sentí la brisa del aire estrellarse en mi cuerpo, agosto 27, día donde sería sentenciada Claudia y trasladada a California nuevamente, no mentiría, una parte de mi comenzaba a creer que ella se relacionó con las personas equivocadas, al igual que Grace, comencé a golpear con mis dedos en la superficie del auto al ritmo de la canción que se reproducía, tragué en secó y miré hacía la ventana nuevamente. Le temía al nombre de Anna, ¿Quién diría que fue ella quien me mantuvo a salvo durante tantos años? ¿quién diría que me equivoqué al confiar yo también? Miré hacía Saith, quien conducía con calma hacía los tribunales, le había suplicado que el me acompañara para poder cerrar este ciclo. El accedió. Por un par de minutos pensé en retirar los cargos, pero más allá de eso sabía que Claudia lo que necesitaba era ayuda, ayuda profesional que se enfocará en sus mejorías y salir de los problemas que todo esto le llevó. No podía sacar los cargos sin pensar en que otra persona podría salir dañada, no importaba si su venganza había terminado, ella lo que buscaba era que sus padres y los míos murieran, su venganza si llegó a su fin, pero ante la visita de una persona que solo buscaba hacerle daño, ella tenía recaídas y confundía la realidad, no terminaría si ella me sigue viendo pensando que Laura, mi madre, sigue viva. —No es necesario que estés ahí—, Me miró por unos cuantos segundos para regresar su vista al frente. La velocidad del auto fue menor—Sabes que podría causarle mal verte. Eres idéntica a tu madre. —Creo que es algo que necesito. Necesito saber que ella estará en una institución mental y la ayudaran—, confesé. Subí la ventana del coche para después soltar un suspiro ahogado—, Lo único que necesito de ella es que este bien. No me dijo nada más, me miró por un par de segundos con un toque de pena, para seguir conduciendo. Solo desearía que todo cambiara, quizá si sus padres le hubieran escuchado muchas cosas de estas no hubieran cambiado de este modo. Quizá la vida sería buena. Durante todo el camino solo pude pensar en lo que sería de Claudia si esto no funcionaba como lo esperaba. Durante todas las noches solo esperé que la respuesta llegará a mi cabeza, la tía Anna decía que solo era un mal momento de ella, el cariño que siempre le tuvo a Claudia nunca cambio, ni siquiera cuando las cosas no salieron bien. El amor que le tiene a Claudia nunca cambio, era su hermana y era lo único que le importaba a Anna, no el daño que provoco ni a las personas que lastimo. Si no lo que sufrió Claudia con todo esto. Saith se estaciono, me miró por una vez más para después prometerme que todo saldría bien, ¿Así sería? Baje del coche, agradeciéndole a Saith una vez más, el me alcanzo con pasos apresurados entrelazando nuestras manos. —¿Te quedarás? —pregunté sorprendida. El apretó un poco más mi mano para después asentir. —Siempre. Le di una ligera sonrisa. Comenzamos a caminar nuevamente, esta vez directo al tribunal, subiendo las escaleras con pasos lentos, miré por el rabillo del ojo como llegaba la tía Anna con unas gafas de sol, mientras la prensa se acercaba a ella. —Debemos entrar si no quieres que la prensa venga contigo—espeta. Asentí siguiendo aquellas escaleras. Sin embargo, por el rabillo de mi ojo continúe mirando, notando como Anna intentaba salir de ahí, entramos, sentí como mi corazón latía con rapidez, sentí como mis manos comenzaban a sudar nerviosas, solté a Saith para pasar mis manos por mi pantalón. Apenas me adentré pude notar como estaban ya el juez, el jurado, la tía Claudia y su abogado, Grace no vendría porque aún no era dada de alta en el hospital. Tuvo un par de problemas, querían seguir teniéndola en observación. Ella no quería que fuera a prisión, sólo quería que todo esto terminará. Me senté hasta atrás, tomando una bocanada de aire esperando que lo que sucediera no tuviera problemas. Noté como la tía Anna entraba, me dio una ligera sonrisa, para sentarse atrás de Claudia, quien se giró para darle la mano, susurrando algo. A pesar de todo Anna la amaba. El juicio comenzó, un especialista en salud mental acudió al tribunal al dar su punto de vista, recomendando que el trastorno de personalidad de Claudia había empeorado con el tiempo, perdía la cordura, no había estado recibiendo sus medicamentos. Dentro del hospital ella había estado evitando tomarlos, en el momento en que buscaron el paradero de Claudia investigaron dentro de su habitación encontrando tantas pastillas como fuera posible. —Lo que dice la paciente, es que una chica entra en su habitación y la amenaza. Ella no ha recibido visitas, podemos creer que lo que ella esta comenzando y presenta cuadros de esquizofrenia. Lo más recomendable es que sea trasladada a una institución mental donde cubra su condena, de este modo no se dañe a si misma o a terceros. Enfoqué a Claudia, su mirada era vacía hacía la nada, no tenía ninguna emoción, como si todo esto para ella no significara nada, ella no miró hacía atrás de nuevo. Después de un largo tiempo, salimos de la sala en lo que el jurado hablaba y determinaba cual sentencia tendría ella, me senté en una banca de madera en el pasillo moviendo de arriba abajo mi pierna, con nerviosismo mientras no paraba de pensar en todo. Miré de reojo a Saith, quien recargó su cabeza en la pared, no me dijo nada, pero con pequeños gestos me demostraba que estaría aquí. Otra parte de mi comenzaba a preguntarse si esto algún día terminaría, los juegos, el sufrimiento y vivir con miedo, frenando mi vida a diario porque alguien más la había tomado. —Kathy—, La mano de Saith se posó sobre la mía, logrando que me sobresalte. Miré en su dirección y el señalo hacía el frente—El jurado volvió. Ambos nos levantamos, caminando con pasos pequeños dentro de la corte, ella sabía lo que era el sufrimiento viviéndolo en carne propia, ¿Podía ser que solo alargará su propio sufrimiento? Me senté de nuevo, tomé mi antebrazo con una ligera presión intentando calmarme. Tome una bocanada de aire y enfoque al jurado. —Jurado, ¿Ha llegado a un veredicto? Un chico se levantó, con un sobre el cuál fue entregado al juez mediante el de seguridad, él chico se aclaró la garganta, para después mirar hacia la tía Claudia con un toque de lástima. —En el caso de intento de homicidio y privación de la libertad de Grace Hastings y Katherine Morgan, se encuentra a la acusada Claudia Morgan… Culpable. Mi mente se desconecto por un par de segundos, mirando como Anna miraba como Claudia ni si quiera se inmutaba, será condenada dentro de una institución mental, escuché. Los guardias la tomaron de los brazos, mientras ella caminaba al mismo paso, sin resistirse ni poner alguna queja. Miró por un par de segundos hacía mí, alzó una de sus cejas para después sonreír levemente, saliendo sin volver a mirar atrás. Antes de que todos comenzaran a levantarse tome a Saith del brazo, para caminar con un par de pasos apresurados hacía afuera, en un intento de evitar la prensa. Era lo que quería, ¿Por qué se sentía una sensación amarga? Quizá una parte de mí quería que ella fuera enviada a prisión… Una parte de mí a la cuál le dolía haber perdido a sus padres, una parte que había luchado por saber sobre su muerte. —¿Cómo te sientes? —Las manos de Saith se posaron en mi rostro obligando a mirarle—¿Éstas bien? Asentí, mirando por el rabillo del ojo a las personas salir de la corte—Tenemos que salir de aquí. Sin decirme algo más, asintió. Ambos salimos de la corte y el tribunal, bajando las escaleras con pasos rápidos, subí dentro de su auto para cerrar la puerta tras de mí, recargué mi cabeza en el respaldo y miré hacia arriba. ¿Podría fingir no ser una buena persona? ¿Podría aceptar que una parte de mi sentía odio y coraje hacía Claudia? ¿Podría admitir que así me sentiría toda la vida? Podía comprender sus razones y su salud mental, pero una parte de mi jamás olvidaría que las cosas habían tomado ese rumbo, una parte de mí estaba agradecida de que ella recibiera ayuda, pero ¿Quién me la daría a mí? ¿Quién me regresaría esos años perdidos con Darwin? ¿Quién me regresaría a mis padres? ¿Quién estaría orgulloso de mí cuando las cosas iban bien? ¿Quién curaba mis heridas en un mal día? Me quedé callada un par de minutos mientras que el arrancaba el coche, mientras el conducía las palabras no salían de mis labios, solo pensaba en que fui yo, que siempre era yo quien se cruzaba en el camino equivocado. Quien terminaba con los platos rotos, quien se cortaba las palmas de las manos y no se iba, aunque las cosas empeoraran. Y me sentía la peor persona por pensar así. Por preguntarme si en realidad era yo quien deseaba otra vida, porque esta era un asco. Cuando menos te esperabas, las cosas terminaban saliéndose de control. No podría definir lo que sentía, ni las palabras apropiadas para decir que no estaban fuera de mi límite las cosas, las personas nuevas, los dolores que nadie querría conocer, los cuales yo estaba pasando. Presione mi brazo, mientras miraba hacía afuera, las personas pasando y sonriendo, las familias felices. Las personas que sin dudar un segundo tendrían la vida que yo hubiera deseado. Regresé mi mirada ante el chico que se encontraba conmigo, su semblante era preocupado mientras tarareaba la canción que se reproducía de la radio, tamborileando con sus dedos en volante. Miré hacía el frente, justo en el momento en que su voz resonó por todo el auto. —Se que las cosas mejorarán. Lo sabes tú también—, Aseguro apagando la radio—¿Puedo confesarte algo? —Uhm—, fruncí los ojos pensando. ¿Necesitaba pasar por más información? ¿Saber el otro lado de la mentira? —, ¿Es malo? —pregunté. Mire hacía el, con mi mirada acuchillando su presencia. Él negó, sacudiendo su cabeza de lado a lado, por lo cual accedí—Adelante. Se estacionó a un lado de la acera, para después mirar en mi dirección, cerró los ojos por un par de segundos y tomar una bocanada de aire. —Lo sabía. Sabía que estabas enamorada de mí—, Sus palabras entraron como cuchillas dentro de mí. Alce mis cejas y el miró hacía mis ojos con un toque de tristeza—, Tenías razón. Lo sabía, lo supe desde el día uno. —Lo sabías—, susurré. Fruncí un poco más mis cejas, sintiendo como mi piel se helaba, ¿Después de todo el jugaba conmigo a propósito? ¿Me hacía dudar de mi a propósito? —No era que quisiera jugar contigo—interfiere. Pasa sus manos por su cabello y mira hacia mí—, Nunca quise jugar con tus sentimientos. Ni menos contigo, tenía esperanzas altas entre nosotros. —Suena a que si es malo—, señalé. El me miró por un par de segundos, aparte la mirada. Siempre seré yo quien pagué los platos rotos. Pensé. —Tenía altas esperanzas entre nosotros—, repitió. Aclaro su garganta y miró hacía adelante—Pero algo más fuerte que yo llego. Lo que sea que esta sucediendo las incluye en primer plano solo a ustedes—musitó bajamente, frunciendo sus cejas—, Quienes se acercan a ustedes sufren ser ingresados al juego. Quienes las quieran sufren dentro del juego. Por ello Grace y Liv entraron… Por ello yo estoy dentro. —¿De que hablas? —, me enderecé mirando sus ojos—, Hubiera entrado Gia, ella… La única faltante sería Gia, y hubiera entrado al juego Kyara también y ella no estaba en los mensajes, su nombre no estaba en ninguna línea. Ella estaría sufriendo al igual que nosotros si las cosas fueran así. Pero no estaba sucediendo. —No. Gia no tiene la gran relación con ellas, por los juegos y la popularidad, la reina roja ¿Recuerdas eso? —, pregunta a lo que asentí. Se quedó callado por un par de segundos, cerrando los ojos—Recibí un e-mail. —¿¡Estas de broma!? —pregunte exaltada a lo que negó. Me enderecé en mi lugar encarándole, ¿Cómo podía pasar por alto esto? — ¿¡Por qué nunca lo mencionaste!? Soltó un resoplido, para después mirar hacia arriba, apartándose de mi mirar, como si temiera de mi reacción o no quisiera saber de ella. Frunció las cejas, presionando sus puños con fuerza, con demasiada fuerza. —Porque no es lo único que no te conté. Yo… Y-yo embaracé a una chica, ella decidió abortar. Así que lo hizo—mencionó con una mueca, pasando sus manos por su rostro—, La apoye en todo, cada detalle, cada cosa. Yo la apoye—, asintió, para después mirar hacía mí—, Pero por alguna razón, eso lo supo. Me quedé sorprendida. Con las cejas alzadas mirando con incredulidad su rostro, notando como un ligero toque de rojo llegaba a su rostro y las venas de su cuello se sobresaltaban un poco. —¿Sabes como estaba visto el aborto? La harían trizas, a pesar de que ella decidiera sobre su cuerpo las personas serían crueles con ella—, admitió—, Pero ahí no terminó todo. —Nunca lo mencionaste—, susurré a lo que el relamió su labio, terminando en una mueca triste—, ¿Por qué? —Ella me había pedido que no lo dijera. Se lo prometí… Hasta hoy—, señaló—, El e-mail… Decía que no debía de enamorarme de ti, si no las consecuencias llegarían. Como el aborto, eso tampoco se cómo se enteró. Me quede callada, el se había enamorado de mí, jamás lo menciono, ¿Por un correo? Fruncí las cejas levemente, no muchos chicos me invitaban a salir, ni menos me decían cosas lindas, en ocasiones tenía amigos, pero ellos se iban después de salir dos veces… Me escapé de California por el hecho de Saith, quería personas nuevas… Pero resulta que debía de escapar de otra persona, no de él. —Yo también estaba enamorado de ti Kathy—Me dice repentinamente a lo que le mire—Y sigo estándolo... Se que amas a Gilberto y no puedo hacer nada al respecto, pero... Quería que lo supieras. —¿Por qué jugaste conmigo de ese modo si me querías? —pregunté—Si éramos mejores amigos... ¿Por qué? ¡Pudiste decirlo! ¿Por qué no confiaste en mí? —¿Recuerdas cuando me accidenté? —pregunta mirando al frente—Desperté en el hospital y en mi comida decía "Enamorarse de una Morgan fue tu error”. —exclama con una mueca—, Quería estar cerca de ti y cuando empecé a hacer todo esto, paro... Quedé en sol, mi vida desde antes se había condenado por un desconocido, un desconocido que haría hasta lo posible porque dejará de vivir mi vida, era algo sorprendente. Siempre creí que el problema era yo, que no era lo suficientemente sociable y así me debía de quedar, en casa, sin amigos, ni cosas interesantes que hacer, ¿Cómo era que un desconocido se hubiera infiltrado en nuestra piel de ese modo? ¿Cómo es que estaba tomando cada pequeño pedazo de nosotros para terminar arrojándolo a un vertedero? ¿Cómo había obtenido tanto poder sobre nosotros? —Te amé, me amaste—, repetí en tono bajo. Procesando cada palabra que había salido de sus labios—¡Lo arruina todo! ¡A nosotros! ¡Nuestra amistad! Golpeo el asiento molesto, mientras que mi respiración se agitaba, ¿Cómo era que habíamos llegado a esto? Me sentía demasiado furiosa, durante todos, toda mi vida, alguien había interferido, alguien había intentado hacer que esto fuera peor. Constantemente, quien sufría era yo. Quién debía de sufrir era yo. —¿Estás bien? —pregunta. Su mano sujeta la mía y me mira—No quería afectarte… Pero esto iba más allá que eso, todo en general terminaba convirtiéndose en una jodida mierda, no importaría si estaba en California, en Nueva Jersey o sí decidía rendirme, no importaría nada. Ella terminaría interfiriendo en mi vida, haciendo esta su centro de diversión, hacía y deshacía a su antojo las cosas, era su títere. —No, no estoy bien. —Kathy… —No importa lo que luché, no importa lo que haga—comencé mirando sus ojos castaños soltándome de su agarré—Llegará. No importa lo que haga, regresará. Encendió el coche nuevamente, para mirarme antes de comenzar a conducir. —Podemos salir de esto, las cosas mejorarán—, prometió. Me acomodé en mi asiento, mirando hacía el frente. Comenzó a conducir directo a nuestra cafetería favorita, necesitaba café, el lo ofreció, como si una parte de él lo hubiera intuido. Prendió la radio, donde se reproducía una canción lenta, miré hacía afuera, presionando mi brazo nuevamente, sintiendo como todo se hacía más pesado. ¿Cómo es que lidias con este tipo de cosas? ¿Había sido valiente? Había llegado hasta el día de hoy después de las cosas que había vivido, había llegado hasta acá a pesar de que las cosas no salían como esperaba, había llegado aquí, aun cuando hubiera deseado que no fuera así. ¿Qué resolvería el acertijo? Lo único que sabía era que las cosas no saldrían como yo esperaría, ni menos. Sabíamos menos que nada, sólo que no nos querían con otras personas, ni a Juls, ni a mí… ¿Pero por qué conmigo el daño era también físico? Recordaba cuando me sacaron de mi casa, como estuve señalada con un arma de fuego durante demasiadas ocasiones, recordaba como había estado ahí, sola en el suelo esperando que las cosas salieran bien. No sucedía, recordaba los golpes en mi vientre, piernas, brazos y rostro, la humillación que sufría a diario, recordaba todo eso, y al final importaba menos que nada. No importaba. Era una especie de opción para ella, no me quería con nadie más, pero cerca… No me trataba bien. Quería llorar nuevamente, el día de hoy había despertado muy sensible al parecer, había despertado con el corazón hecho pedazos. La tristeza me estaba consumiendo lentamente, apagando las llamas de vida en mi interior, aquella silueta de manto n***o me miraba sutilmente mientras yo esperará que decidiera tomar mi mano. —¿Crees que terminaremos con esto? —, le miré de reojo, el se encogió de hombros—Parecemos seguir rastros erróneos. —Siempre seguimos pasos erróneos. Por eso estamos aquí—, se encogió de hombros—, Por eso no hemos llegado a ninguna parte. Tenía un punto. La razón se encontraba en sus labios, aparte la mirada, recargué mi cabeza en la mano. El me miro nuevamente, alzando sus cejas. —No quiero señalar equivocadamente. Siento… Siento que tiene que ser alguien de las mismas personas que se encuentran dentro del circulo de los que estamos “dentro” del juego—, señaló, estacionando fuera de aquella cafetería. Baje al igual qué el, esperando que me alcanzará. Entramos a la cafetería, pedí un café frío, mientras que él se pidió una malteada. Caminamos al fondo de la cafetería, sentándonos en la última mesa. Parecía que después de lo que dijo no sabía que decir, pero me parecía ridículo, de cierto modo todos nosotros estábamos sufriendo, ¿Por qué se harían pasar un daño? Rasque mi brazo, para después soltar un suspiro. —¿En serio piensas lo que dijiste? —, pregunté. Él asintió ligeramente, tomando de su bebida—¿Por qué? —Piénsalo. Ha conocido nuestros secretos, cada uno de ellos—, juega con su vaso de vidrio moviendo este de lado a lado. No me miró, aparto la mirada para después soltar una bocanada de aire—, Conoce que miramos, donde miramos y por qué estamos mirando. Sabe todo, de todos nosotros. Asentí. Si mirabas desde ese punto y ángulo tenía demasiada razón. No había tomado un solo camino erróneo, no había si quiera mirado dos veces, cada paso que daba era completamente seguro y de ese modo nos había arruinado de un modo épico. —Se a lo que vas, se tu punto. Pero, ¿No te parece absurdo? —rodé los ojos. El negó presionando sus puños. Mire hacía mi vaso, como las gotitas de sudor debido al frío recorrían mi vaso, pase mis dedos en este esperando que mis pensamientos salieran. No quería estar en un mundo donde en realidad debiera de dudar si confiar en las personas. La mayor parte del tiempo había recibido mentiras por parte de ellos, si las cosas eran así… Tendría que replantearme todos los días desde mi niñez, de ser así una persona en la cuál confiaba, y seguramente quería con todo mi ser me habría traicionado sin pestañar, durante demasiado tiempo sin si quiera un toque de duda, de preocupación. No le importaba absolutamente nada. —Me parece razonable, a decir verdad. Siempre ha ido un paso delante de nosotros, ha sabido donde tirar y como lastimar—, confesó. Parecía nervioso. No podría describir como sus ojos parecían desorbitados, o como parecía no poder mantener sus ojos quietos en un solo lugar. Tiene razón, ha sabido como tirar y en donde, sabe como lastimarnos y sabe perfectamente como lastimar nuestro ser. —Sí, es razonable. Pero ¿Quieres pensar eso? —susurré acercándome a él, sujetando con fuerza mi brazo—¿Quieres pensar que el alguien en quien hemos confiado toda la vida nos traiciono de ese modo? —No. En realidad, lo pensé desde hace meses atrás. Pero mismo punto, no quiero pensar que alguien a la cual le tenga una pizca de afecto me habrá lastimado. Aparto su vaso, buscando mi mano, acercándome a él lo suficiente para que nuestros ojos terminarán por mirarse directamente, sus ojos viajaron a mis labios por un par de segundos, para soltarme repentinamente y negar, cerrando los ojos. Como si un pensamiento malo hubiera cruzado su ser, como si algo que no debería de pasar hubiera sucedido, parecía confundido. — ¿Tu quien crees que tenga en que ver? —seguí su idea, retándole. Rascando con un poco más de fuerza mi brazo sintiendo el dolor en mi piel—¿quién crees que haya decidido lastimarnos? El bajo la mirada avergonzado, para después levantarse. Con un par de pasos pequeños se acercó a mí, sentándose a un costado, mirando directamente mis ojos. —Mira Kathy, solo piensa. Podría ser eso, alguien cerca de nuestro mismo circulo—siseó, pasando sus manos por su cabello—¡Es brillante! El juego no terminará, solo aumentará hasta que sepamos quien es... —Bien. Es brillante... Sin embargo, ¿Cómo sabríamos en qué confiar? —, le seguí, encogiendo mis hombros—, ¿Tendré que plantearme toda mi vida? ¿Plantearme en quien jamás debí confiar? —No quiero que sea así. Yo no inicié esto. Pero estoy seguro que así es esto—, asintió. Bebió de su malteada para después suspirar—Tengo una teoría que podría unir los puntos… O solo ser un camino erróneo. No negaría que entendía lo que sucedía, no mentiría en decir que no había pensado en eso en más de una ocasión, ni menos que debía de separar mis sentimientos con los pensamientos, debía pensar fríamente sobre aquello que pasaba día con día, porque de seguir en este lío la vida seguiría siendo un vacío estúpido. No mentiría que todo esto era cosa que solía parecer difícil, difícil de entender o de poder poner en práctica. Él se mantuvo callado por lo que fueron segundos eternos y yo no encontraba las palabras apropiadas para decir lo que sentía, lo que pensaba o lo que debíamos de decir, no mentiría que esto parecía ser un cuento, una historia sin orden, un libro sin pies ni cabeza, durante tanto tiempo nos habían hecho dudar inclusive de quienes éramos nosotros o hasta donde podríamos llegar. Me sentía extraña y a ciencia cierta ya no sabía qué hacer, si seguir esto era bueno, si luchaba las cosas no cambiaban, pero si me mantenía quieta, solo empeoraban. No entendía absolutamente nada. —¿Quieres ir a visitar a Claudia? —pregunta con una mueca. Negué inmediatamente, logrando que suspirará, seguro parecía que solo me encontraba en negación. En realidad, si pensé en más de una ocasión en acudir nuevamente con ella, poder compartir un par de palabras y saber que sería el destino que tendríamos, cuando la hermana de Kyara entro, Olivia, ella encontró un par de respuestas que seguramente no habríamos encontrado solos, que seguramente no podríamos averiguar solo con robar un solo expediente. Resulta y acontece que tenía que ver con ella, que la historia parecía ir más allá de lo que pensábamos, o podíamos llegar a preguntarnos en más de una sola ocasión. Era bastante curioso, pero en más de una ocasión me preguntaba, ¿Qué era real? ¿Nosotros lo éramos? Parecía ser un juego más allá de nosotros, más allá de lo que conocíamos o de algo en realidad. Sin embargo, a partir de lo que había sucedido hoy, al haberla visto ser escoltada por la policía saliendo de la corte con la condena, un nudo se había hecho en mi estómago, no estaba segura de querer verla de nuevo, es decir… La perdonaba, de cierto modo y no le desearía el mal jamás, estaba segura que lo que yo quería era que no le fuera mal, pero no me sentía capaz de verla constantemente y saber que ella había sido la culpable de que yo no tuviera una vida como los demás, las visitas de los padres en sus días, ni mis graduaciones, ni crecer con un hermano. Es decir, comprendía su dolor, y no negaría que sentía pena por como ella se sentía y del modo en el que creía ella que habían sucedido las cosas, pero… ¿Y yo? Crecí sin mis padres, sin mi hermano, sintiéndome excluida a pesar de que la tía Anna había hecho lo posible porque no fuera así. Era diferente, pasaba tiempo con Camille, Michelle, Kyara o las gemelas, veía como ellas pasaban el tiempo con sus hermanos o con su familia, nunca me hicieron sentir inferior, pero era difícil no pensar en lo que yo pude tener. —Entre con ella, hace un par de días—, confesé. Sacudiendo levemente la cabeza intentando salir de mis pensamientos—Descubrimos que Paulina tenía que ver, por ello Liv la buscaría. —Recuerdas la historia donde se escapó una chica de un manicomio tras descubrir que su amiga se encontraba ahí, ¿La recuerdas? —curiosea, la recordaba. Una chica con una mascara de Halloween, embarazada que escapó de la institución mental de California. —Era un rumor, una leyenda.... Una historia de Halloween—, le recordé—Una historia que utilizaban las niñeras para asustar a los niños. —Nunca lo fue, me di la tarea de buscar y encontré algo... Un reportaje, en California una noche de Halloween. —¿Encontraste algo? —, repetí en pregunta. —Sí, Paulina Estrada... Escapo. No conocían su nombre, ni menos sus antecedentes, la encontraron en una crisis y fue llevada ahí. —Si es de California, ¿Cómo nunca conocieron su nombre? ¿O su paradero?—, Pregunté, a lo que el soltó un suspiro. —Sus madres... La madre de uno de tus amigos le cubrió... Ahora vive acá. —¿Cómo supiste que no era ficticia la historia?—, pregunté con curiosidad. —Por la historia de tu familia... —admitió con sutileza—, Unimos los puntos, te cuento lo que sé, pero esto por el momento no puede salir de aquí... —¿Me pides que no confíe en mi familia? Se mantuvo callado por un par de segundos, como si las palabras que planeara decir no concordarán con lo que en realidad debería de decir. Ahí entendí todo, no confiaba en mi familia, ni en las personas que poco a poco se habían unido a ellas, ¿Podría ser tan triste? Pensar si quiera un solo segundo en que habíamos causado, que lo poco que conocíamos desaparecía. Si lo que el pensaba era cierto, ¿Podría ser que un familiar nos hubiera traicionado de ese modo? Existía la posibilidad de que fuera una persona ajena a nosotros, pero, ¿De no serlo? ¿Qué sería de lo que en realidad pensábamos? ¿De lo que creíamos correcto? ¿De quienes confiábamos? —Claudia mato a tus padres y Grace secuestro a sus hermanas... Quiero pensar que la familia no lo está siendo todo en esta historia...
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