CAPÍTULO 02

2196 Words
Liger: RENACIMIENTO. Después de pasar unos cuantos minutos, revolcándose en su propia miseria, decidió que era hora de levantarse. Aunque esa mañana era una de las más lamentables del año, tal vez por eso se sentía como la mierda. Pues, ese día se conmemoraban cinco años de uno de sus peores fracasos. Cómo bestia, como hombre, como soldado, como líder de su pueblo. La desaparición de Ángela, su bruja. La mujer que amaba con locura, y que nunca llegó a decirle cuánto. Porque su orgullo, su arrogancia y su testarudez; fue más pesada que hacerle saber todo lo que sentía por ella. Sin embargo; tenía asuntos pendientes que no podían esperar. Pensó que era lo más conveniente; para él y sus recuerdos. Estar ocupado todo el día de reunión en reunión. Fingiendo una amabilidad que no sentía en lo absoluto; lo único que quería era retroceder el tiempo. Timothy Smith, fue su mentor, fue su comandante, su consejero; y la persona que junto a Mark Porter le había dado una mano. En la actualidad era uno de los senadores más influyentes del país. Y que trabaja codo a codo con DHS, que no era más que el departamento de la Seguridad Nacional del gobierno de Estados Unidos.   Gracias a él su gente tenía empleo, pues ellos se encargaban de todos los trabajos de categoría clasificada. Que las mismas fuerzas armadas del país no podían realizar. Ya que si se enteraban de su participación, podría generar un conflicto mundial. Se habían convertido en un pequeño ejército. Uno tan efectivo y letal que hasta el propio gobierno les temía. Esa era la verdadera razón por la cual, el tío Sam los había indemnizado. Creyendo que eso pagaba la deuda de las atrocidades, que muchos de su gente vivieron en esos laboratorios clandestinos. Financiados por empresas privadas, y hasta algunos fondos del propio gobierno. Una de las compensaciones fue, que les habían dado una extensión de tierra, solamente para ellos. Que por lo que podía decirse era del tamaño de un pequeño condado, incluido en el mapa territorial. Pero completamente retirado; ubicado en una de las zonas más boscosas del país. Puesto que su cifra había aumentado; impresionantemente en los últimos quince meses a ochocientos veinte mil personas, con el ADN alterado. Y que habían rescatado en diferentes partes del mundo. Nadie tenía idea del alcance del maldito proyecto de genética, que había comenzado con su padre; Kai Black. Se decía que había muchos más, aún no tenían una cifra exacta. Porque continuaban buscando la perfección. Sin embargo; habían pasado cinco años de cuando él había comenzado su lucha por liberar a su pueblo. Ya que todos prácticamente eran sus descendientes. Kail Black y sus hermanos, tenían una peculiaridad. Tenían en su ADN el gen del felino Liger; que no era más que una descendencia híbrida de un león macho (Panthera leo) y una hembra de tigre (Panthera tigris). El liger tiene padres en el mismo género pero de diferentes especies. El liger es el más grande de todos los felinos existentes; y los hermanos Black pertenecían a la primera camada. Ya que eran hijos de Kai Black;  y Kail el único de ellos, que había sido concebido. Por eso su gente lo respetaba, y lo veía como a su líder. No podía negarse que había logrado muchas; pero también por la estrecha amistad, y la ayuda de Tim. Que dos meses atrás, había sido nombrado secretario de gobierno, por tanto contaba con los recursos necesarios, para que su lucha fuera un poco más fácil. Respiró profundamente al salir del cuarto de baño. Fue hasta su closet, muchas veces tenía que de dejar a un lado, su uniforme para ponerse traje y corbata. Para quienes lo conocían verdaderamente; sabían que para él, era un fastidio. Además que no coincidía con su actual apariencia. Su hermana Kyra discutía con él por esa razón, decía que su aspecto era descuidado, que en vez de un líder, parecía un mercenario. Cosa que no estaba lejos de la verdad. Por más que la gente quisiera maquillar lo que hacía. Desde hacía algún tiempo, usaba el cabello largo un poco más arriba de los hombros, rubio con mechones de varios tonos cobrizos. Propio de su naturaleza Liger. Su genética no le permitía tener mucho vello corporal, y los faciales crecían con retardo. Por el tamaño de su barba, nadie le creería que tenía más de cinco años sin rasurarse. Se puso un traje gris de rayas, con una camisa azul. Ese era su color preferido, porque le recordaba los ojos de Ángela. Se arregló la barba un poco, se peinó y se amarró el cabello en una coleta. Pocos minutos después, salió de su habitación. Para ir hasta el área del complejo; que habían habilitado para las reuniones gubernamentales. Respiró profundamente y cerró los ojos por fracciones de segundos. Antes de abrir la puerta. Estaba seguro que se moriría del aburrimiento, ya que la reunión era como siempre, más de lo mismo. Explicaciones y más explicaciones de la manera en qué gastaba el dinero, que el gobierno les daba cada tres meses. Estudios de proyectos sociales para ellos; que supuestamente eran presentados de buena fe, por algunas empresas privadas. Todo era para él hipocresía; a veces se sentía un poco fuera de lugar. Pero era quien tenía que hacer ese trabajo, porque Tim se lo había recomendado. Debía estar ahí para presidirla como líder de su gente. Cinco horas más tarde. Lo primero que hizo al estar cinco metros detrás de la puerta; fue quitarse la corbata, pensaba que lo estaba asfixiando, aprovechó para pasar por el área en donde tenían toda la tecnología de punta, que utilizaban de manera frecuente, para ejecutar las operaciones de seguridad nacional, y prestar servicios a empresas privadas que les contrataban. En el último año, su pequeña fuerza militar había sido requerida más de dos veces; para rescatar diplomáticos secuestrados por grupos terroristas. El más reciente había sido solo un par de días atrás, en Ucrania. En donde participó de forma temeraria; y tuvo como consecuencias una ráfaga de metrallas en su espalda. —Te queda muy bien ese traje, pareces todo un tiburón empresarial —dijo divertida su hermana menor—. Pero con ese cabello tan largo y desordenado, pareces el Rey León de Beverly Hills  —no pudo evitar soltar una risita. —No comiences Kyra; que no estoy de humor para tus comentarios imprudentes —expresó con los dientes apretados. —Nunca lo estás, querido hermano mayor —replicó ella, para que recordara el lazo que los unía. Kail enarcó una ceja dorada, y luego estrechó los ojos. Tratando de intimidarla con la mirada; pero no lo consiguió. Al contrario; Kyra puso los ojos en blanco,  sacudió la cabeza, y luego le hizo un mohín en señal de fastidio. —¿Qué quieres? —preguntó al final. —Sé lo que significa este día para ti, y te lo juro que no soportaré que esta noche me asustes, con tus rugidos de lamento —sacudió la cabeza una vez más. —Creo que se te olvida quien soy; para expresarte tan deliberadamente —habló un poco firme. —No —suspiró profundamente la chica—. Al contrario, lo sé perfectamente, pero quiero recordarte que ante toda esta mierda del gran líder eres mi hermano; y me duele ver cómo te autodestruyes. A medida que pasa el tiempo; es peor. —Son cinco años, Kyra —habló con los dientes apretados—. Cinco malditos años, que vivo en la oscuridad, y en la soledad. Cinco años; que esos bastardos se la llevaron, me la arrebataron. —Ella es fuerte, Kail —le recordó su hermana. —Ángela estaba enferma, ¿se te olvida? —Y a ti parece que se te olvida, que gracias a que es tu mujer; la enfermedad ya había retrocedido el setenta por ciento. Y que ese porcentaje iba cada día en aumento. —Eso no significa nada. No me da la garantía de que esos imbéciles no le hayan hecho algo —Kail continuaba lamentándose. —¿Por qué piensas eso? —quiso saber Kyra sobre la posición de su hermano. —Es muy simple, ellos nunca han tratado de contactarse conmigo, durante todo este tiempo. Ni si quiera para un trato. Ni si quiera existe ahora la posibilidad de que quieran negociar un intercambio de mi vida; por la de ella. Lo que me hace pensar en una sola cosa… —¿En qué? —preguntó su hermana una vez más. Kail miró a su hermana con mucho dolor. —Que está muerta. —¡NUNCA! No puedes pensar de esta forma, la encontraremos. Ella está esperando por ti, en algún lugar, Kail. Tú en el fondo lo sabes, lo sientes. —Ya he perdido mis esperanzas, Kyra. Ya no hay nada más que se pueda hacer —lo cierto era que estaba cansado de alimentar esa esperanza; sin obtener al menos una señal de que Ángela, su bruja estaba viva. Salió del área de seguridad, y se fue a su despacho por una botella de whisky y un vaso, para luego irse a su cuarto. No quería ver, ni hablar con nadie. Mucho menos que le dieran palabras de ánimo, como las que había intercambiado con su hermana. Comenzó a beber alcohol, para tratar de calmar un poco su sufrimiento. Un día, una tarde, una noche, no bastaba para sobreponerse al dolor que tanto le afligía; y que hacía que su corazón se partiera en mil pedazos. Dentro de su pecho. Al día siguiente, sentía que su cabeza estaba siendo martillada, no quería abrir los ojos, y el maldito teléfono celular no dejaba de sonar. ¿Quién coño lo llamaba con tanta insistencia? Lo había dejado sonar, y la persona detrás de la línea volvía a marcar. Se levantó como pudo tambaleándose, aún no podía abrir los ojos. Al menos ya estaba levantado; como pudo fue moviendo sus párpados poco a poco. El jodido aparato seguía haciendo ruido, pero no lo veía, hasta que supo de donde venía el sonido. Lo tomó sin mirar el identificador. —Maldita sea Kail, hasta que por fin contestas esa mierda. Al parecer su hermano Logan estaba molesto. —Te escucho. —Kyra me ha llamado, para quejarse de que no la dejaste dormir anoche con tus rugidos, hiciste que todos temblaran de miedo. —Tienes una hermanita un poco entrometida y boca floja. —¡Joder! ¿Estás aún borracho? —No. no lo estoy. Dime de una buena vez, qué ha ocurrido. Para que me llames con tanta insistencia, porque dudo mucho que haya sido por las quejas de Kyra. —Encontramos un laboratorio. —Dijo su hermano, y en ese momento la sobriedad le llegó de golpe. —Habla, estoy esperando. —Trató de que su voz sonara calmada. —No quiero que te alteres, Kail. —Maldita sea, dime de una buena jodida vez. —Hay una posibilidad muy alta… de que tú mujer que esté ahí. Las palabras resonaban una y otra vez en su oído; al mismo tiempo que martillaban en su cerebro. —Kail… ¿Me has escuchado? —¿Cómo sabes que es ella? ¿Por qué han llegado a esa conclusión? —Ese laboratorio está a cargo de Brandon Harris, y al parecer es muy hermético; y paranoico con lo que sucede ahí. Se dice que tiene una mujer escondida, con la misma descripción de Ángela Porter. Lo más extraño, es que la seguridad es demasiado alta. Nada ni nadie entran o sale de ese laboratorio, sin que él mismo lo supervise primero, y luego autorice. —¿Ubicación? —Kail, no puedes venir; ya no hay tiempo. Haremos la extracción dentro de cuarenta minutos. —Dame la jodida ubicación. —No, solo te estoy informando que voy a actuar —inquirió con propiedad su hermano—. Soy quien está a cargo aquí, y he dicho que no participarás. No soy Kyra a quien intentas intimidarla con tus estupideces de líder; ante todo eso y más, eres mi hermano. Te dejaré saber cuando todo esté listo para que vengas. —No uses parentesco conmigo como excusa, Logan. —No lo hago; mi estimado líder —contestó irónico—. Quiero comprobar primero, si la información es cierta. Y sobre todo; si es  Ángela Porter la que ha estado ahí todo este tiempo. —Mantenme al tanto. Logan cortó la llamada. El corazón de Kail, se aceleró de una manera que no podía ser posible; pero al mismo tiempo, no quería albergar falsas esperanzas. No era la primera vez que ocurría. En secreto todos los días le pedía a Dios, que le trajeran a Ángela de nuevo a su vida, sana y salva. Solo le quedaba confiar en las habilidades de su hermano; que eran tan buenas como las suyas. Pero aún así; la incertidumbre y la desesperación le corría por la venas. Alterando su sistema nervioso, y haciéndole perder un poco el sentido común. Que era lo que le separaba de la bestia que vivía en él.   
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