Te has enamorado

1798 Words
_ Madre yo… quiero comprar unas cervezas para todos. ¡Hace mucho calor! Y ya sabes que es, además, mejor que ese veneno que están bebiendo. _ Silencio absoluto de todos. Expectantes a la respuesta de madre, pensé yo. Ella me miraba, pero su mirada me parecía cariñosa. _ ¿Uuhm? te parece bien?. Al menos para que no sigan envenenándose por hoy. _ le dije guiñándole un ojo, pidiéndole que dijera que sí, convencido de que estaba de mi parte. _ Cuánto tiempo piensas quedarte aquí? Ya es tarde. _ me pregunto cariñosamente. _ Eso no importa madre. Me siento bien aquí con ustedes. Y no pienso irme hasta que … _ Miré a mi chica y vi que Luis estaba al lado de ella. Me asombré porque no lo vi llegar. Y ella me miraba enojada con los brazos cruzados. Mis ojos se iluminaron al mirarla. Tan hermosa aun cuando está enojada. Sentí deseos de tomarla por la cintura, abrazarla y besarla. _ Ok. Pues está bien. Puedes comprarlas. _ Dijo madre sacándome de mi ensimismamiento. _ De todas formas estaré pendiente. _ dijo dirigiéndose a los demás, y se marchó. Me acerqué para hablar con Luis, y sentí un poco de tristeza al ver que mi chica se giró para irse cuando me vio llegando. La tomé por un brazo antes de que pudiera alejarse más. _ No te vayas por favor. _ recupera su brazo tirando de él. _ Tienes que irte Fabio. ¿No te parece demasiado el show que has montado en mi barrio? _ Me dice haciendo un ángulo de 180 grados con el brazo que había recuperado, para que yo mirara alrededor. Era cierto. No me había percatado de que se habían acumulado más personas. Y unas cuantas chicas muy provocativamente vestidas, que me miraban con descaro, además. Eché un vistazo rápido porque no me interesaba, y volví a ella. _ Si quieres que me vaya, entonces ven conmigo. _ Pero se fue. Y yo me quedé mirándola mientras se alejaba. _ Estás loco enamorado verdad? _ me dijo Luis. Pensé un momento en lo que dijo, pero no respondí a eso. _ Y tú cuándo llegaste? No te vi llegar. _ Emily me mandó a buscar. Me pidió que te llevara de regreso al hotel. _ Sonreí y negué con la cabeza. _ No pierdas tu tiempo en eso. No me iré. _ Miré a la gente debajo del árbol. _ Me gusta estar aquí, con ellos. Es mejor que el hotel. Sin mi chiquita me aburro. _ Yo pensé que estabas ya en Italia. ¿No tenías que irte hoy? _ Lo miré _ Se enfadó conmigo y … Decidí quedarme. _ pensé que tal vez tenía un payaso en la cara, o tal vez era que hoy, todos se habían puestos de acuerdo para reírse de mí. _ No lo admites, pero te has enamorado. _ no quería escucharlo eso. _ Quiero comprar unas cervezas para ellos. Puedes ayudarme en eso, por favor.? No me gusta para nada ir de compras. Puedes llevarte mi auto. Si decides ayudarme por supuesto. _ El aceptó. Saqué mi billetera y le di 300 euros. _ Eso es demasiado. _ me dijo _ Compra suficiente por favor. También trae algunas botellas de Whisky y ron. Cola y esas cosas para picar. Compra lo que tú entiendas que se necesite para todos. Si hace falta más dinero, vuelves. Y le di la llave del auto. Habló con uno de los que estaban allí y este se fue con él. Yo miré hacia la casa otra vez, buscando a ver si veía a mi chica, aunque fuese de lejos. La extrañaba. Pero no la vi. De pronto una niña como de 7 u 8 años se acerca y me dice. _ Buscas a Em.? _ Me pregunta y sigue hablando. _ Ella está leyendo en su cuarto. Yo soy Nelia. Emily es tía mía. _ Ah ok. _ le respondí. _ seguro ya sabes que me llamo Fabio verdad.? _ Sí. Todos lo saben. ¿Quieres que te lleve? _ su pregunta me deja desorientado. _ A dónde quieres llevarme? _ A ver a mi tía. Ya te dije que se dónde está. _ aquella pequeña alegró mi corazón con su inocencia. _ No creo que a tu tía le guste la idea. _ entonces Emíl la llamó. _ Nelita, déjalo tranquilo. _ Nelia se fue y yo regresé donde mis nuevos amigos. Emíl me sonrió y tiró un brazo dándome un golpe amistoso en el hombro. _ perdóname. Debí decirte que era fuerte. _ Hice lo mismo que él. Y le dije que todo estaba bien. Que no había problemas y nos abrazamos. Tico también se puso de pie y vi que era mucho más imponente cuando estaba de pie. Él también me abrazó y cada uno de ellos vino a disculparse, abrazándome. Les dije que no era necesario, que de verdad no estaba enojado con ellos. Que todo estaba bien. Recordaba que llegó Luis con todo y más de lo que yo imaginé. Me dijo que había comprado carne y cosas para cocinar, porque ya se había formado una fiesta. Recordaba que madre vino y me dijo que tenía que comer algo y le dije que no tenía hambre, que más tarde comería algo. _ Estás bebiendo demasiado. _ me dijo. _ La miré y le dije _ Si me embriago, no dejes que me lleven al hotel. No quiero irme si no es con mi chiquita. No importa dónde, pero déjame estar aquí hasta que pueda hablar con ella, por favor. _ Le supliqué. Ella me sonrió y supe que cuidaría de mí. Cuando miré detrás de ella, arrimada a una columna de palo de las que sostenían el pórtico de la casa, estaba mi chiquita. Seguido me puse de pie y fui hasta ella tambaleando por el alcohol. _Chiquita. ¿Estás…aquí? Podemos hablar ya.? _ Luis va a llevarte al hotel. _ Ya sabes que no… voy a irme…_ no me deja terminar la oración. _ Tendrás que irte Fabio. Mira ya la hora que es y has bebido demasiado. _ Me vas a dejar solo así... como estoy.? No seas mala chiquita. Hablemos. Mírame estoy aquí amor. ¿No es … suficiente para ti? Lo próximo que recuerdo, fue cuando desperté al siguiente día. No solo mi cabeza quería estallar. También cada parte de mi cuerpo, cada hueso me dolía. Cuando abrí los ojos y miré a mi alrededor, estaba en una habitación que no conocía. pero sabía que estaba en la casa de mi chiquita. Miré para ver si me había puesto a dormir sobre piedras la muy ingrata, por los dolores en los huesos que tenía. La cama era pequeña, como para una sola persona. Y el colchón… tuve que tocar bien para ver si era que aquella cama tenía algún colchón. Como no vi a nadie, me senté para ver si podía levantarme y caminar sin caerme. Sentía un latido en la cabeza, como si me estuvieran martillando por dentro. Vi que la casa era de madera. Y que la puerta estaba cubierta solamente por una cortina. Pensé: cómo es que podían vivir tantas personas en una casa tan pequeña y tener habitaciones sin puertas.? ¿Cómo era cuando tenían intimidad? Espero que no sean como mi chiquita. Pensé, si no todos sabrían de lo que ibas. Escuché voces bajas desde afuera y decidí salir. Quería hacerme una ducha y tomar un analgésico. Afuera en lo que parecía hacía de comedor, estaban sentadas a la mesa, madre, con otra mujer mucho más joven. _ Madre. _ Le dije y me miraron. Ella se puso de pie cuando me vio. _ Te hemos despertado? Lo siento. estábamos hablando bajito para no despertarte. _ No. No te preocupes. No me despertaron. Supongo que ya dormí lo suficiente. _ le respondí _ Pero me duele muchísimo la cabeza. _ ¡Hhmm! Bebiste demasiado ayer. Y no quisiste comer nada. Pero te hice una sopa que te va a ayudar. Te prepararé un baño y luego estarás bien. _ Dónde está Emily.? _ pregunté _ Estoy aquí. _ parada detrás de mí con un libro en la mano, estaba mi chica. _ Oh. Perdona chiquita. No te había visto. _ Nos miramos por un momento. _ Dormiste… bien? _ me preguntó. _ Yo… supongo que… sí. Aunque me duele todo. Pero tal vez es por lo de ayer. ¿No? _ quería ser discreto para no enojarla. Pero pensé en la cama. Agradecí que, en el momento, Madre me trae un expreso. _ Bebe este café. Te sentará bien para lo de la resaca. Estoy calentado agua para que te des un buen baño y luego la sopa. Ya verás que te pondrás bien rápido_ Me dijo muy amable y atenta. _ No prefieres ir ya al hotel. Allí puedes darte una ducha y … _ dijo mi chica. _ Tú vienes conmigo? _ La interrumpí mientras bebía el café. _ Ya dije que no iré. Pero tú tienes que irte. Deben estar preocupados por ti. _ La ignoré. _ Madre me prestas una toalla.? Ya sabes que no tengo nada aquí en casa. Me daré ese baño y luego comeré la sopa. Estoy hambriento. _ Le dije a madre mientras apartaba una de las sillas y me sentaba a la mesa. La otra mujer allí comenzó a reír y toda mi atención pasó ahora a ella. Le sonreí también. Era hermosa y se parecía a mi chica. _ Soy Esther. Hermana de Emily. _ Me dijo. _ Sí es mi otra hija. _ dijo madre. La saludé sin quitar la vista de ella. _ Mucho gusto Esther. No pareces tan obstinada como tu hermana. _ Ella seguía sonriendo con timidez. _ No. No soy como mi hermana. _ Pero eres también muy hermosa. Madre tienes hijas muy guapas, ¿sabes? _ Le hablé viendo como ella vertía agua caliente de una vasija que sacó de la estufa, en un balde casi lleno de agua. No entendía lo qué pasaba, pero pensé que tenía que ayudar. Me levanté y fui hasta ella _ Necesitas ayuda? Puedo hacerlo por ti. _ le dije. _ No. No es necesario. Puedo hacerlo. Gracias. _ Volví a mi lugar. _Sí. son hermosas mis hijas. Gracias a Dios, así es. _ terminó diciendo madre. A lo que le respondí. _! Hmmm.! Gracias a Dios que no son las dos igual de testarudas. ¿Imaginas lidiar con dos del mismo carácter? _ le dije sin quitar la mirada de mi chiquita y terminando mi café. Ella gruñó como un gatito y después de enviarme una mirada asesina, se marchó a la habitación, libro en mano.
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