Una fantasía romántica

1255 Words
_ Qué haces Giorgia.? _ le pregunté después de que ella, de repente me besó. _ Lo… siento Fabio. Estás demasiado guapo y seductor. Quería poder al menos besarte. No la dejé terminar. Aquello fue como si hubiesen prendido un encendedor. La tomé y la besé. Estábamos llegando a una plaza un poco escondida, no lejos de la torre Eiffel, donde había lugares con muy poca iluminación y muy pocos pasantes. La arrastré hacía uno de esos rincones oscuros, la apoyé contra uno de los muros de un monumento de los que había allí y al ver que al menos de cerca nadie nos estaba mirando, me metí entre sus piernas, como un animal salvaje, ahí mismo en esa plaza en la Av. Rapp, con vistas a la bendita Torre Eiffel. Aquel panorama le sirvió para crearse una linda y romántica historia de amor, en la que yo la amo porque tuve sexo con ella, en la ciudad del amor, y con vistas a la bendita torre. Por favor.! No recuerdo haber terminado nunca, ni siquiera después, tan rápido como aquella vez. Y no estaba tan ebrio, como para no haberle permitido entrar a mi habitación aquella noche. _ Lo siento Giorgia. No debió haber pasado. Perdóname. Estaba… _ ¡Sshhh! _ Me dijo poniendo un dedo en mi boca para que no siguiera hablando, pretendiendo entrar en mi habitación. Tomé su mano y la miré seriamente. _ Estoy hablando en serio. Ahora ve a tu habitación. Estoy muy cansado. Ve. _ Lo entiendo amor. Lo entiendo. Has tenido demasiado estrés en estos días. Entiendo que estés cansado. Ve y descansa. Nos vemos mañana. _ Me dio un beso y yo quedé preguntándome si había entendido lo que le dije. Pero como lo que quería era ir a dormir y no entrar en dilemas, no le di importancia. No le bastó, ni le ha bastado hasta hoy, las veces que le he dicho que no hay nada entre nosotros. Llegó a Italia contando una historia romántica a mis padres que desde entonces están en la espera de lo que no sucederá, ni, aunque Giorgia sea la hija del presidente de América. Fue mi padre quien abrió la puerta cuando llegué. Mi madre estaba ocupada consolando a una desconsolada Giorgia, que al verme me reclama con un drama de esos que detesto con todas mis fuerzas. _ ¿Come mi puoi fare questo Fabi? (¿Cómo me puedes hacer eso Fabi?) _ Atónito estaba por no lograr entender la forma de pensar y actuar de esta mujer. Aquello me enojaba más. _ Qué te he hecho dime? _ le grité sin poder contenerme un poco más. Ella se espantó y dio un pequeño salto en el lugar. _ Quiero que le expliques primero a mis padres, cuándo te he dado alguna esperanza. _ todos en silencio. _ Vamos diles. _ En Francia tú… _ En Francia, lo que pasó no significó nada para mí y lo sabes. Te lo dije aquella misma noche y te lo he dicho cada vez que me das el motivo para hacerlo. ¿Acaso yo te pedí que vinieras a Francia por mí? Dime. _ Seguía llorando_ Es cierto que no debí hacerlo, lo sé. Y te he pedido perdón todas las veces que tengo que repetirte que no te amo y que fue un momento de… _ Basta.! _ Grita mi padre al ver que yo alzaba cada vez más la voz, y que su llanto aumentaba desconsoladamente con cada palabra que le decía. _ Es suficiente.! _ Otra vez el silencio reino en la habitación. Hablé unos segundos después de ver que ninguno decía nada. _ Quiero que vayas y le expliques a Emily que todo lo que dijiste, no es más que el producto de tu imaginación. _ No lo haré. _ Dijo ella lastimeramente. _ Lo harás. _ Exigí yo por mi parte, sin quitar mi mirada de ella. _ Tendrás que hacerlo. Y también iras a la recepción y vas a pedir una habitación para ti. La mia está ocupada. _ Hijo por favor escucha… _ Mamá. _ la interrumpí. _ Ahora hablaremos nosotros. Giorgia debe irse ahora. Es un asunto entre familia. _ Mi madre se sienta como fatigada. Estaba convencido de que sabía que yo estaba molesto con ella. Giorgia se va y quedamos los tres, mis padres y yo. Miré a mi madre _ Quiero que también vengas conmigo y le pidas perdón a Emily. _ Le dije firme y decidido. Ella me mira con los ojos muy abiertos, como si no creyera que le estuviera pidiendo tal cosa. _ _ No puedo creerlo.! _ Exclamó ella. _ ¿Qué ha pasado contigo en tan poco tiempo? _ Espero que estés consciente de que lo que dijiste está mal verdad? _ le dije. Ella bajó su mirada, avergonzada. _ Fue solo un comentario sin malas intenciones. _ Dijo defendiéndose. _ Qué tan serio es esta mujer para ti? _ preguntó mi padre. Lo miré. _ Todavía no lo se. Pero sé que es… diferente. _ Diferente? ¿Qué es diferente? ¿A qué te refieres exactamente? _ Lo… lo que siento. _ me acerco hasta la mesa que había en el centro de la habitación y me siento. _ Espero que no se haga más serio de lo que debe ser. _ Habló otra vez mi padre. _ Qué edad tiene? _ Importa eso? _ le dije. _ Claro que importa hijo. _ Dijo al fin mi madre. Levantándose y acercándose a mí. _ No es solo la edad de ella que te importa a ti madre. _ Le respondí molesto. _ También el color de su piel no? _ Tú bien sabes que eso no es relevante para mí. _ Volvió a sentirse avergonzada. _ Le pediré perdón si eso deseas. _ Volvió a mirarme. _ Pero eres mi hijo. Y quiero lo mejor para ti hijo. Entiende eso. _ Y qué es lo mejor para mí según tú mamá? Giorgia.? _ Bueno pues, sí. Ella te ama y la conoces desde toda tu vida. _ Eso crees que es el amor.? Crees que es suficiente con esos argumentos Mamá. No crees que lo mejor para mí, es en definitiva lo que yo quiero.? No amo a Giorgía. ¿Acaso no puedes entenderlo? ¿Crees que basta con que ella me ame, aunque yo a ella no? _ Le grité abriendo los brazos para ver si al fin lograba entender mi madre de una vez por todas. _ Eso significa que… amas a esa ...chica? _ Dijo mi padre. No sabía cómo responder a eso. Tenía miedo de la respuesta. Pero tampoco fue necesario. Porque al ver que no respondí inmediatamente, continuó hablando y sabía que, aunque parecía calmado, estaba enojado. _ Estás enamorado de ella.! _ afirmó mi padre. _ Es más que obvio. Nunca habías actuado como ahora. No te habías desligado de tus obligaciones jamás como lo has hecho ahora. Y mucho menos por una mujer. _ Seguía diciendo mi padre. _ dime, qué edad tiene? _ Ja.! Todos preguntan qué edad tiene, como si yo fuera un maldito anciano.! ¿Acaso también crees que eso es lo más importante aquí? _ Le dije sin poder mirarlo a los ojos. Nos llevábamos bien mi padre y yo, pero lo respetaba. El hecho de estar teniendo esta discusión me parecía ridícula, porque él se mostraba siempre más flexible que mamá. Pero parecía que esta vez estaba decidido a reprenderme.
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