Algo parecía extraño, algo la tenía distante, algo la hacía sonar melancólica. Esto era lo que Owen percibía en las llamadas telefónicas con Amelia, su voz se escuchaba desanimada, ya no respondía con aquel entusiasmo de unos días atrás, además de durar menos tiempo al teléfono; sus mensajes demoraban en ser respondidos y cuando lo hacía eran monosílabas. Él quería contarle todo sobre Franchesca, pero siempre que lo intentaba, Amelia le interrumpía para evitar oír lo que fuera a decir. —Amelia, ¿hoy sí me dirás qué te está sucediendo? —Inquirió preocupado. —Todo está bien... creo que me lo has preguntado cientos de veces y la respuesta seguirá siendo la misma. —Contestó serena. —Oye, quiero explicarte algo muy importante que necesito que sepas. También te lo he repetido cientos de vec

