Dominic
Abrí mis ojos con dificultad, no lograba distinguir el lugar donde estaba, mi vista estaba borrosa la cabeza me dolía demasiado sentía que me iba a explotar, frente a mí estaban mis padres no entendía lo que pasaba, estoy en una habitación de hospital.
—¿Cómo te sientes? —preguntó mi padre.
—Mal, me duele la cabeza y el cuerpo ¿Qué fue lo que paso? —ellos se miraron confundidos.
—Mi amor, tuviste un accidente, es un milagro que estés vivo no sabes cuanto me preocupe —mi madre se acerco a mi.
—No recuerdo lo que pasó, me duele mucho la cabeza —me toque la cabeza.
—¿No recuerdas nada? —negué —¿no recuerdas si viajabas solo? —volví a negar —descansa hijo. Cuando despiertes estarás mejor —dijo, asentí, cerré mis ojos en verdad me sentía muy cansado….
Emily
Mientras arrullaba a mi bebé, no podía dejar de pensar en el, habían pasado meses ya desde la muerte de Dominic y me seguía doliendo tanto. Mi pequeño Adrián crecía día con día, esta a unos meses de cumplir su primer año, lo veo dormir en mis brazos, no quiero dejarlo en su cuna, quiero tenerlo así tan cerca de mi, mi hijo es mi más preciado tesoro y lo único que me queda de Dominic.
Mi pequeño ya empieza a balbucear palabras y me agrada escucharlo, mi pierna se ha recuperado, mi brazo también, lo que no puedo sanar es mi corazón y mi alma rota ¿Cómo se supera esto? Siento que no se puede, jamás podré hacerlo, pero debo seguir por mi hijo. Acarició el rostro de Adrián mientras una lágrima baja por mi mejilla, lo extraño tanto cada día, a él le gustaría estar aquí, quisiera verlo jugar con Adri, se que desde donde el esta lo cuida, pero eso no hace que deje de doler.
Mi hermano volvió a mudarse conmigo, mis padres se han quedado acompañándome, se que temen por mi, pero no haré nada, mi hijo me necesita y no lo dejaría solo. Dejo un beso en la frente de Adrián y decido dejarlo en su cuna. Veo entrar a mi hermano a la habitación.
—¿Cómo esta el príncipe? —preguntó mi hermano.
—Muy bien se quedo profundamente dormido —conteste, se acercó y dejó un beso en mi frente.
—¿Cómo te sientes? —preguntó, un nudo se formó en mi garganta.
—Aun destrozada, pero siento que así será como voy a vivir por el resto de mi vida, con este dolor pero siendo fuerte por el —dije mirando a mi hijo dormir.
—Estaré aquí para ustedes siempre Emily, no los dejaré solos —prometió —pero debes seguir con tu vida hermana, a Dominic no le hubiera gustado que te encerraras en el dolor, porque es lo que haces a pesar de sonreír para mi, para mis padres o para Adrián —el tenia razón, pero no me sentía lista para enfrentarme al mundo. Ni siquiera he visitado el restaurante, lo arreglamos juntos, se había convertido en nuestro sueño, se suponía que ya debería de haber dado inaugurado pero con mi recuperación se ha retrasado pero siento que sin el no podré, hay muchos recuerdos ahí y sobre todo en esa carretera donde fue el accidente.
El hombre que lo provocó desapareció sin dejar rastro, sabe lo que provocó y ahora por eso mi esposo ya no está conmigo, fue su culpa nosotros solo estábamos, estacionados en la orilla pero nada de lo que haga me lo devolverá.
Todos me dicen que debo seguir, que debo cumplir ese sueño.
Debes de seguir tu vida… es lo que todos me dicen… pero nadie parece entender que el era parte de mi vida ¿Cómo podré continuar sin una parte de mi?.
—Se que lo dices por el restaurante pero aun no me siento lista, ese lugar me trae muchos recuerdos, pero lo abriré, lo haré porque se que podré distraer mi mente en ese lugar, además que debo buscar medios para salir adelante…
—Sabes que por eso no hay problema, mi padre y yo…
—No Julián, se los agradezco pero debo seguir por mi cuenta —lo interrumpí, el suspiro y asintió.
….
Nos encontrábamos reunidos en la sala de la casa, Adrián jugaba sobre una alfombra me encontraba acostada viéndolo jugar, me sonreía mostrando sus escasos dientes, jugaba con algunos bloques mientras Julián veía televisión.
—Pa-pa-pa —balbucea, me senté abruptamente —Pa..papá… —dijo haciendo que las lágrimas salieran de mis ojos, no había notado a donde se dirigía su mirada, pero ahí en la mesita de la sala había una fotografía de Dominic donde el salía cargando a nuestro hijo cuando nació.
—Julián graba esto… esta hablando por primera vez —dije emocionada. Julián saco su teléfono y comenzó a grabar —Ese es papá, mi amor, estaba junto a ti —le dije tratando de que mi voz no se quebrara.
—Papá… —decía con su vocecita tan hermosa, gateo hasta la mesa, me acerque a él para evitar una caída ya que se agarro de los bordes de la mesa y se puso de pie —Papá.. pa…pa.. —decía más fuerte, parecía llamarlo, con ojos llorosos tomé la fotografía y la sostuve mostrándosela, mi sorpresa fue aun más cuando se soltó de la mesa y comenzó a dar pasos hacia mi al ver la foto en mis manos, en cuatro pasitos llego hacia mi, me miró sonriendo, lo tomé en mis brazos, lo llene de besos, unas lágrimas cayeron por mi mejilla.
«Te extrañamos Dominic y como lo prometí, le he hablado de ti por eso ahora te reconoce en fotos, estas en nuestros corazones amor»
—No puedo creer que documente eso —dijo Julián —se lo enviaré a mis padres, felicidades príncipe diste tus primeros pasos —dijo revolviendo el escaso cabello de Adrián.
….
Con el pasar de los días y meses el dolor no cesaba, permanecía ahí en mi corazón, en mi alma, Adrián comenzó a caminar era hermoso verlo. Tan pequeño y caminando por el jardín. Mi padre me hacía saber lo orgulloso que estaba de mi.
Para el primer cumpleaños de Adrián decidí celebrarlo en aquel restaurante el cual abrió sus puertas un día después de la celebración, mi madre y mi padre junto a mi tía fueron mi apoyo ese día, los empleados eran pocos, pero esperaba crecer pronto, ese día me rompí en mi habitación, llore a solas deseando que el estuviera ahí conmigo. El debía haber estado ahí, pero el destino tuvo otros planes para el y para mi…
Dicen que las historias de amor tienen su final, se que no son todas pero mi historia si tuvo su final. Uno muy doloroso, pero eso no quería decir que mi amor había acabado, seguiría amando a Dominic así pasarán años, el era imborrable en mi corazón…
Tres años después
Cuando abrí el restaurante solo una pequeña área estuvo disponible pero ahora con el pasar de los años se han ido abriendo todas, el restaurante estaba creciendo poco a poco incluso había remodelado algunas áreas, todo marchaba perfecto, solo hacía falta el.
—¡Feliz cumpleaños! —gritaron todos dejando de cantar, ahora se celebraba el cumpleaños número cuatro de mi príncipe, el era tan parecido a su padre, el color de su cabello y sus ojos hermosos, incluso cuando el sonreía parecía que podía ver a Dominic sonreír.
—Feliz cumpleaños, mi niño hermoso —lo abracé y deje un beso en su mejilla.
—Gracias mami.
—Ahora sopla las velas y pide un deseo —le pidió mi madre. Adrián asintió cerro sus ojos y pidió el deseo. Mi padre partió el pastel, Adrián sonreía junto a sus amiguitos, estaba ansioso por abrir sus regalos.
Dentro de tres meses se cumplirían cuatro años de la muerte de Dominic y aun duele como si hubiera sido ayer.
—¿Llego tarde? —escucho una voz tras de mí.
—Por supuesto que no, aun hay pastel —dije, el sonrió.
—Que bueno, creí que en verdad había llegado tarde —comentó —¿Dónde esta Adrián?.
—Pues anda corriendo por ahí con sus amigos —respondí —oh, mira por allá esta..
—Iré con el, vuelvo en un minuto —se alejó para ir al encuentro de Adrián, veo como mi hijo lo saluda con tanta emoción. Marc trabaja conmigo en el restaurante y nos hemos hecho amigos, el esta en el área administrativa ya que yo me encargo de la cocina.
—Mami mira lo que me trajo el tio Marc —mi hijo llego emocionado con un gran avión de juguete.
—¿dijiste gracias? —pregunté y el asintió, se alejó para ir a jugar con los demás.
—Se ve que le gusto —comento Marc.
—Le encantó. Muchas gracias…
—No tienes nada que agradecer Emily —mire a mi hijo jugar, sonreí orgullosa de él, era un gran niño, inteligente, sonriente y educado. Creo que lo estoy haciendo bien.
…
Adrián estaba muy feliz por todos sus regalos, cada año su cumpleaños se celebraba en el restaurante, Julián me ayudó a trasladar todos sus regalos a casa. Después del accidente me deba pánico ir en un auto, pero con el tiempo y con ayuda psicológica pude superarlo.
—Mami… —me llamo mi niño —¿Crees que mi papá me felicito desde el cielo? —preguntó observando la foto de su padre que mantenía cerca de su cama.
—Estoy segura de que si, mi amor, el te sonríe desde el cielo —conteste con un nudo en la garganta.
—Buenas noches mami —me dio un beso en la mejilla y se acostó —buenas noches papá —observó la foto de Dominic. El debería estar aquí, pero de la manera más dolorosa he comprendido que no lo podemos tener todo.
—Descansa mi niño —deje un beso en su frente y lo abrigue, en minutos el se quedo dormido pues estaba muy cansado.
Salí de la habitación con un nudo en mi garganta, caminé hasta la sala y ahí de encontraba ni familia reunida. Me acerque a mi tía y ella me abrazo.
—¿Todo bien hermosa? —preguntó.
—Todo bien tía —respondí.
—Aún duele ¿no? —preguntó ella.
—Como no tienes idea, pero este dolor me acompañara toda mi vida, así como también los hermosos recuerdos juntos —conteste. Mi padre me sonrió con calidez.
—Emi, querida. Eres joven y…
—No, ni lo digas tía, eso no está en mis planes. Mi prioridad es mi hijo y nada más. Estoy bien así, tengo a mi hermano que no me ha dejado sola, mis padres tampoco. Estoy completa a pesar de haber perdido una parte de mi, no quiero ni que mencionen nada de rehacer mi vida, porque mi vida está hecha. Gracias por venir tía, si me permiten quiero descansar —me despedí de mis padres, de mi hermano y mi tía.
Mis noches a veces eran tristes, dolorosas, no comprendía ese dolor y a veces me perdía en los recuerdos felices, derramaba lágrimas recordando lo vivido, era un cura para mi corazón saber que fui feliz a su lado y el al mío.
Dos semanas después
Mi madre cuidaba de Adrián mientras trabajo, cuando se acercaba la fecha de la muerte de mi esposo me perdía en el trabajo, me hacía cargo de la mayoría de los platillos en el restaurante, mis empleados ya lo sabían, así que ninguno me reprochaba el hecho de que solo yo quisiera cocinar, mis antiguas amigas se habían mudado hace un par de años así que era escasa la comunicación con ellas.
—Señorita Emily —me llamo una de las meseras.
—Señora —la corregí, cerré los ojos y suspiré.
—Disculpe señora, en la mesa doce hay una señorita que quiere conocerla y felicitarla por su comida —me informo.
—Gracias, iré en un momento —dije y ella asintió, me alegraba eso, pues había logrado lo que quería llegar al corazón de quien probaba mi comida, durante los años había aprendido un par de cosas.
Me acerque a la mesa de la señorita, ella estaba sola y leía una revista de moda o algo así, más no le puse interés.
—Buenas tardes señorita, yo soy la chef encargada de la cocina me dijeron que quería verme —ella bajo la revista y fijo su vista en mi —Cindy.
—Emily, te felicito lo lograste, me alegra mucho —ella se puso de pie y le abrazo —Extrañaba tanto verte.
—¡Que sorpresa! ¿Cuándo regresaste? —pregunté emocionada.
—Hace algunos días, supe que abriste el restaurante y quise venir a verte, comer aquí se sintió como estar en casa, felicidades Emily —dijo con una sonrisa sincera.
—Gra… —No pude terminar de hablar, mis palabras se cortaron, la imagen sobre aquella revista llamo mi atención, la tome entre mis manos, las fuerzas abandonaron mi cuerpo, mis piernas temblaron. ¿Estaba soñando? Mis manos temblaban sosteniendo aquella reviste.
—Emily —escuchaba la voz lejana de Cindy. En la portada de aquella revista estaba el junto a una chica hermosa, el sonreía. Esto no era posible.
«Dominic Bellini, el CEO de Stile di Lusso lanzará su nueva colección de zapatos que promete ser todo un éxito”
Es el, es mi Domi, es mi esposo el esta vivo, pero no conmigo…
Mi cabeza comenzó a dar vueltas podía escuchar mi corazón latir lentamente, mire a mi alrededor todo borroso.
—Dominic… —musite.
—¡Emily! —grito Cindy… vi a Marc hablarme pero no escuchaba nada, caí en la oscuridad total…