Emily
Gritaba con todas mis fuerzas pidiendo ver a mi esposo, dos enfermeras entraron a la habitación y me pidieron tranquilizarme, me estaba lastimando más de lo que estaba ¿no entendían que el maldito cuerpo no me dolía? Me sedaron para que pudiera relajarme pero no quería, pero al final termine cayendo en un profundo sueño, donde veía a mi Domi sonreírme, me abrazaba y me recordaba lo mucho que me ama, todos nuestros recuerdos los vivía sumergida en aquella oscuridad.
Desperté y no tenía idea cuanto tiempo había pasado, mire el techo blanco mi vista se perdió en ese techo, lagrimas silenciosas caían sobre mis mejillas, alguien sujetaba mi mano, no me intereso saber quien era, el dolor en mi pecho era insoportable pero no quería que me durmieran de nuevo. Quería ver a Dominic aquí…
—Emi —me llamo mi hermano, giré mi cabeza ignorándolo, el sol brillaba afuera, mirar el cielo me recordó a las palabras de mi hermano «el ni siquiera pasó la noche» sollozos silenciosos salieron de mi boca —Emi —mi hermano acariciaba mi mano, el entendía que quiero estar sola pero no quiere dejarme.
—¿Dónde esta el? ¿Puedo verlo? —pregunté calmada, aquellas palabras herían mi garganta, no quería aceptarlo, me negaba a hacerlo, pero no podia vivir en negación, mi hermano no respondió —Julián… dime que es mentira —supliqué —él no pudo habernos dejado… lo necesitamos, Adrián lo necesita
—Lo siento Emi —negué.
—No digas eso, tu no lo sientes, he perdido una parte de mi…
—Si lo siento Emi. Siento tu dolor hermana —me abrazo con cuidado y solloce contra su pecho. Hubiera preferido morir junto a él y ahora estaríamos juntos, pero aquí había alguien que me necesitaba. Mi pequeño Adrián una parte de mi y sobre todo de Dominic vivía en él.
Mi pequeño no conocería a su padre, mi pecho dolía tanto como si mil dagas afiladas se incrustaran en el.
—Quiero verlo Julián, quiero ver a mi esposo —le pedí entre lágrimas.
—Lo siento Emi, no puedo cumplirte eso —susurro. Lo mire con rabia ¿Cómo podía decirme que no podía ver a mi esposo? Era mi esposo y tenía derecho a verlo.
—¿Por qué? Yo debo ver a Dominic debo… —las palabras quedaron atoradas en mi garganta, aunque no quisiera aceptarlo debía despedirme de el, y eso dolía, dolía tanto.
—Emi, necesito que estés tranquila —me pidió, no se porque presentía que esto no seria bueno ¿Acaso no bastaba con haber perdido al amor de mi vida?.
—Habla —le exigí.
—Su padres vinieron, reclamaron el cuerpo, querían llevárselo para Italia pero lo impedimos, aun así ellos lograron sacar su cuerpo, Emi… —me miró con tristeza mientras yo contenía la rabia y el llanto —perdóname, no pude impedirlo, ellos ya están realizando su funeral…
—¡Ellos no podían hacer eso! ¡Es mi esposo! —quise levantarme pero mi pierna me lo impidió.
—Emily tranquila, tienes una fractura en la pierna, no quiero que te lastimes. Adrián te necesitará, debes ser fuerte Emily —negué ¿Cómo podía pedirme eso? ¿Por qué no se ponía en mi lugar? Yo estaba muriendo por dentro, y esas personas venían aquí solo a llevarse a mi esposo —Por Adrián, Emily, hazlo por el —pedía con calma. Una calma que no veía en sus ojos. Podía escuchar mis gritos desgarradores pidiendo salir, me dolía hasta respirar.
La puerta de la habitación se abrió, por ella entró mi madre seguida de mi padre, ambos me miraban con tristeza, sus ojos estaban enrojecidos. Mis ojos se llenaron de lágrimas, mi madre se acercó a mí, trague el nudo en mi garganta, sintiendo un intenso dolor.
—Emily… —dijo mi madre.
—Se fue mamá, Dominic me dejo. Nos dejo mamá —me abrazo con cuidado, llore en su hombro, mi padre estaba junto a la puerta, su mirada hacia el piso.
—Tranquila mi amor, debes ser fuerte cariño —me pidió mi mamá mientras me abrazaba con cariño —No me gusta verte llorar cariño.
—Debe llorar, aunque nos duela verla así —dijo mi padre acercándose a mí, me veía con tristeza y dolor. El llegó a querer mucho a Dominic y le dolía verme sufrir de esta manera —Llora mi niña, llora todo lo que tengas que lloras porque después debes levantarte y ser fuerte por tu bebé mi amor —mi madre se hizo a un lado y mi padre me estrecho entre sus brazos —Llora mi amor, saca ese dolor. Yo se que duele mucho mi niña, pero no te dejaremos sola siempre nos tendrás —me aseguró mientras yo sollozaba en su pecho, mi padre sabía lo que sentía, el estuvo a punto de perder a mamá y se cuanto sufrió, pero mamá sobrevivió, el estuvo para ella tuvo la esperanza de que ella volvería a él ya si fue pero yo… ¿Qué esperanza había para mi?.
Después de haber llorado por un largo tiempo en los brazos de mi padre, me aleje un poco de el, limpio mis lágrimas y decidió investigar sobre mi esposo.
—¿Qué pasó con Dominic? ¿Cómo es eso de que sus padre vinieron? —pregunté, todos se miraban nerviosos.
—Mi niña, ellos llegaron exigiendo noticias de su hijo, estuvimos viendo la forma de impedir que se lo llevarán tu eres su esposa, pero al estar tu hospitalizada decidieron ser ellos los responsables del cuerpo de Dominic —escuchar esas palabras era como si estuvieran arrancando un pedazo de mi corazón —impedimos que se lo llevarán a Italia ya que ese era su plan, pero ellos ya están realizando el funeral, agilizaron los tramites necesarios y mañana harán el entierro —me informo mi papá.
—¿Cómo lo hicieron tan pronto? —pregunté, normalmente esos tramites tomaban más tiempo.
—No se como lo hicieron…
—Llévenme al lugar donde lo tienen, quiero estar ahí por favor —les pedí.
—Emily, estas muy lastimada, doctor no permitirá tu salida —dijo mi madre y mire a mi padre.
—Por favor papá —el asintió.
—Jul, no —dijo mi madre —tiene una pierna rota y su brazo igual, tiene golpes en su cuerpo, necesita descansar.
—Lo siento cariño, pero Emily necesita esto. Estaremos con ella y se recuperará pronto —le aseguro mi padre saliendo de la habitación.
—¿Dónde esta Adrián? —pregunté.
—Esta con tu tia, ha estado un poco inquieto pero es porque te extraña —respondió mi madre.
—También lo extraña a él mamá —dije, Julien tomo mi mano, lo mire y negué. Mi huesos rotos sanaran pero el dolor del alma ese siempre permanecerá en mi.
¿Cómo podré hacerlo? ¿Cómo voy a vivir sin el? Mi pequeño me dará las fuerzas pero su padre siempre nos hará falta.
Mi padre trato de sacarme del hospital esa noche pero los médicos se negaban a hacerlo, estuvo a punto de pelearse con ello, Julián también, la angustia de no estar en el funeral de mi esposo me mataba, era nuestro último adiós.
Permitieron mi salida al amanecer después de que mi padre hiciera muchas amenazas al personal médico y al propio director del hospital, pues ellos se negaron a dejarme salir a pesar de que aceptábamos los riesgos que eso podría traer debido a mi estado. En silla de ruedas, con el alma rota llegue a aquel lugar donde permanecía el cuerpo de mi esposo, al ver ese ataúd recibí un golpe a la realidad, me negaba a aceptarlo, respire profundo y me acerque junto a mi familia, estaban cada vez más cerca de ese ataúd, mi guapo Domi ¿por que me dejaste? Recuerdos de nosotros juntos comenzaron a llegar a mi mente.
«Mi muñequita, te amare siempre. Mi hermosa esposa, dulce, hermosa, deliciosa»
«Emily canta para mi, adoro tu voz, mi dulce muñequita»
Mi pulso se aceleró y me sentí un poco mareada.
—Emily —mi padre me llamo asustado.
—Les dije que esto no estaba bien —dijo mi madre.
—Es algo que debo hacer, mamá —levante mi vista nublada por las lágrimas.
—¿Qué hacen aquí? —un hombre preguntó con voz gruesa, tenía los mismos ojos de Dominic.
—Soy la esposa de Dominic y tengo todo El derecho de estar aquí —dije con firmeza, el me miró con frialdad.
—En unos minutos, será llevado al cementerio —informó.
—¿Puedo verlo? Quiero verlo —pedi.
—Lo lamento querida pero eso no se podrá —dijo una mujer, quien vestía con elegancia —las condiciones en que esta mi hijo es recomendable no hacerlo, agilizar los trámites no fue fácil, y no lo embalsamaron como se debía así que debemos enterrarlo pronto —me miraba con desprecio.
—No me importa yo…
—Emily, lo mejor será que lo recuerdes con su sonrisa mi amor —aconsejo mi madre.
—No entiendo que hacen aquí. Ustedes no querían a Dominic y vienen a tomar decisiones que solo me correspondía a mi como su esposa —les reclamé.
—Mira mujercita, será mejor que no me hables así. No sabes quien soy, no entiendo como mi hijo pudo casarse con una mujer tan corriente como tú…
—Más respeto hacia mi hija señora, aborrece sus palabras pues aunque le moleste mi hija tiene razón — me defendió mi padre —usted no sabe lo feliz que era su hijo y eso es lo único importante, no es el lugar ni el momento para insultos.
La señora me dedico una mirada fría y llena de desprecio. Ahora entiendo porque Dominic no estaba con ellos.
…
Llegamos al cementerio y solo acaricié su ataúd, pedía un milagro pero era imposible.
—Cuídame desde donde estés mi amor, jamás dejaré de amarte Dominic, mi corazón te pertenece, te llevas una parte de mi contigo —la voz se me quebró —le hablaré a… a… Adrián sobre ti, le diré lo mucho que lo amabas… te recordaré siempre, visítame en las noches en mis sueños, abrázame y hazme saber que estas conmigo, seré lo más fuerte que pueda y se que a veces me voy a romper pero prometo seguir, por siempre tuya mi amor, se que algún día nos reencontraremos, espérame mi amor, te amo infinitamente… —las lágrimas bañaban mi rostro.
Bajaron aquel ataúd donde enterraban una parte de mi, una hermosa parte de mi vida, Julián me abrazaba mientras yo sentía mi alma ser desgarrada, jamás lo veré sonreír. No podré tocar su rostro, no veré sus ojitos de amor al verme cantar a nuestro hijo, jamás volveré a jugar con su cabello y aceptar eso duele, duele en lo más profundo de mi ser.
—Se que tienes un hijo —escuché la voz de la madre de Dominic —No pienses en pelear nada de lo que era de mi hijo solo por que tu hijo lleva su apellido, si intentas hacerlo te lo quitare aunque nada me asegura que ese bebé en verdad sea mi nieto.
—No se preocupe señora, no me interesa su dinero si tanto le teme perderlo, mi hijo no necesita de ustedes así como Dominic no necesito, yo puedo sola, y a mi hijo no se atreva a acercarse —dije molesta.
—Hasta nunca —dijo ella alejándose.
Mire su tumba con el dolor latente en mi pecho, después de una mañana cansada y dolorosa, mi cuerpo pedía descanso, descanso que yo me negué a darle es por eso que termine desmayada en aquella silla de ruedas, cerré mis ojos con la imagen de su tumba en mi mente. Quiero que solo sea una pesadilla, he perdido una parte de mi, una muy importante…