12

891 Words
Tuvimos que hacer todos los preparativos de la boda apresuradamente, en realidad mi madre se encargó de todo y yo no tenía buen humor ni ganas de lidiar con nada ni con nadie. Luego de terminar con mi amado Oscar había pasado por un mal de amor fulminante que me había calado hasta los huesos, me dolía el cuerpo y andaba con dolor de cabeza. Aún con todo y todo tenía que andar por ahí, probándome vestidos, lencería, zapatos y mayas y otras cosas estúpidas como escoger el color de la decoración, las damas de homor, la recepción... No entendía porqué Grayson no se encargaba de todo él solo ya que había insistido tanto en ese matrimonio insulso. Mis padres fingían que yo hacía eso por mi buena voluntad y yo prefería no llevarles la contraria, era mejor que pensarán que estaba feliz con esa decisión. Así que hice mi mejor esfuezo por fingir: sonrisas superficiales, amabilidad, buen gesto, buen tino y poner en práctica toda la inteligencia emocional que nunca había tenido porque siempre había sido una persona demasiado impulsiva, terca y majadera. Pero era lo que quedaba, ser una señorita educada con buenos modales. Amaba a mamá y a papá, ellos no merecían pasarla mal por mi culpa, me habían dado todo lo que yo tenía en la vida. Mi madre intentaba darme consejos para la vida matrimonial y yo fingía esucharla pero entre sus palabras mi memoria se perdía en la nostalgia de una vida que ya no me pertenecía y que, además, ya nunca más sería mía. Así que debí aceptarlo, debí gestionar sola ese malestar, poniendo para el exterior mi mejor careta a veces la única opción que queda es ser una hipócrita de primera, así que me aguantaba, aún cuando mi corazón estaba hecho trizas seguía adelante deseando un mejor porvenir. Finalmente todas las cosas quedaron listas para "el gran día", me acosté en mi cama por última vez sabiendo que a partir de mañana viviría con él. Sentí algo húmedo en el rostro: estaba llorando sin darme cuenta, no me contuve y continúe sollozando, no me importaba si al día siguiente tenía los ojos hinchados y parecía una loca. Con Oscar habíamos acordado que nos casaríamos en unos años, aún nos sentíamos demasiado jóvenes para esa clase de compromiso sin embargo ahora debía transformarme en la mujer que no deseaba ser. Me daban un rol de esposa que yo no me encontraba preparada para asumir, era algo fuerte para aceptarlo. Mi celular timbró y al ver el «número desconocido» en la pantalla se me seco la boca y los nervios me embargaron, contesté sin pensarlo. —Karinna—escuché su voz y sentí como se me partía el corazón, no creí que el llamara de un nuevo teléfono después de haberlo bloqueado de todos lados—ya sé que mañana te casas—no tuve el valor de responder nada, ¿qué le iba a decir, qué era él a quién amaba y que hacía esto por pura presión y responsabilidad?, mejor guardar silencio—no entiendo, ¿fue por este año que estuviste lejos?, ¿acaso la distancia fue la encargada de apagar la chispa de nuestro amor?... Cuando hablábamos por teléfono sonabas tan enamorada que yo nunca dudé de ti. Dime por favor qué fue lo que hice mal, de verdad necesito saberlo, porque desde mi perspectiva siempre he sido incondicional contigo. —Oscar—murmuré llorosa—yo...—sentí un dolor profundo que se me clavaba en las costillas, todo mi cuerpo ardía como si miles de avejas me estuvieran picando a la vez—ehh, la verdad tú no hiciste nada malo, yo simplemente te dejé de amar... A veces pasa. —¿Entonces por qué me estuviste mintiendo todo este tiempo?—guardé silencio de nuevo, intimidada ante su tenacidad—¿si ya no sentías nada por mí por qué no me lo dijiste de una vez?, ¿no crees que después de todo lo que pasamos yo merecía saberlo?, Karinna yo no fui un mal hombre—dijo muy seguro de sí mismo—nunca te fui infiel, ni te mentí de ninguna manera y menos busqué lastimarte. Mi lealtad ha permanecido desde el día en que me enamoré de ti, te he amado durante más de diez años con devoción, ternura, pasión... Completamente incondicional, no merecía que me engañaras—su voz permanecía tranquila, supuse que la decepción ya había hecho mella en él—que estuvieras con otro a mis espaldas, ni nada de eso que hiciste. Espero que entiendas que tu actitud me decepcionó, la imagen preciosa que tenía de ti se ha fracturado en pedazos. —Lo siento—contesté—pero ya no hay nada que se pueda hacer, mañana será mi matrimonio. —No entiendo porqué lo eliges a él... —Tiene más dinero y poder que tú—mentí, en realidad no era algo que alguna vez me hubiera interesado en mi otra vida solo estaba prendada de Grayson por su atractivo conjunto al rechazo que me profesaba el cual me hizo obsesionarme—ahora eso es lo único que me importa. —No parecías de ese tipo de mujer. —Pues lo soy, espero no saber más de ti, respeta que pronto seré la mujer del Señor Vallmonth.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD