Alex me trajo a mi casa; en todo el camino no paró de disculparse, lo hizo tantas veces que perdí la cuenta, sin embargo, yo no articulé palabra alguna, no dejaba de pensar en aquel hombre del pasillo muerto, en cómo su cabeza voló en mil pedazos y mucha sangre cayó en mi rostro; no he podido olvidar eso, incluso ya en mi apartamento, bañada y limpia, aún me siento sucia, aún me siento asustada e intranquila. Creo que estoy en shock, creo que no he podido creer que en serio pasó, pero el golpe en mi frente me dice que sí, que mataron a ese hombre frente a mí, que salté desde una ventana en un segundo piso y que mataron a Aurelio. El timbre del apartamento suena, pero yo hago como si no escuchara nada, sin embargo, siguen insistiendo, así que me levanto, ato de nuevo el nudo de mi bata de

