2 | Batallas políticas

2663 Words
FIORELLA BENEDETTI La música ayuda a sobrellevar la vida, y vaya que qué puta vida la mía. Ese es el motivo por el que nunca suelto mis audífonos, si no cargo los inalámbricos es porque están cargando y mientras tanto uso los convencionales, pero nunca estoy disponible para escuchar marranadas de otros. Sólo música. Papá dice que soy el Grinch de la vida: todo me molesta, todos me caen mal y soy una boca floja que anda por la vía respondiéndole mal a todo aquel que me joda la paciencia. Dice que soy igual a el hombre que me engendró. La música me ayuda a ignorar a las personas que no tolero —que son casi todas las que conozco—, por eso rompo el volumen permitido y me atormentó a mi misma con melodías que puedan opacar lo que hay a mi alrededor. Son las doce del mediodía y el regreso a casa es tranquilo, me voy en bicicleta como de costumbre y me parece mucho más cómodo hacerlo sin mis primos. Cada día Devan que ya tiene auto pasa por Diva y por mí, pero hoy ambos amanecieron enfermos y me tocó ir y venir de la escuela sola. Mucho mejor para mí. Odio la escuela, odio a los niños que no paran de llamarme gringa aunque no lo sea, y más aún, odio a los profesores que con su deber de educar apoyan los comentarios xenófobos en mi contra. Le agradezco a papá por alejarnos, cuidarnos y darnos una buena vida, ¿Pero de verdad tenía que traernos al tercer mundo? ¿por qué no Canadá o Inglaterra? En menos de diez minutos llego a casa pedaleando y mi mal humor empeora cuando veo a papá platicando con la vecina viuda en el frente de la casa, la cual no ha hecho mas que sonsacarlo y ser coqueta desde que el marido murió hace dos años, la detesto. Es una puta. —Hola, princesa —No puedo culpar a la pobre mujer, papá es guapo en sobremanera. Y no es de esos árabes desculados con cuerpos estúpidos. Es un bombón. —Hola. Él no tiene la culpa de mi mal humor, sin embargo, no puedo evitar responder seco y cortante. —¿Cómo te fue hoy? —Se viene detrás de mi para entrar a la casa, despidiéndose de la vecina—. ¡Adiós, Claudia! —Bien, creo. —¿Crees? —Alza la ceja con duda y cierra la puerta—. ¿Qué pasó ahora, Fio? Y allí está otra vez esa cara que me rompe el alma. Nader lo ha dado todo por nosotros, nos ama como si fuéramos sus propios hijos, ha dejado de lado su vida. No sale con chicas, no tiene amigos a excepción de la estúpida vecina que es la única con quien habla y se pasa todo el día metido en el huerto del patio regando plantas. Además, nos ayuda con las tareas y cocina platillos exquisitos para alegrar las caras de las niñas malcriadas que tiene en casa. —No he hecho nada, papi. Lo juro. Entiendo que se preocupe por mi conducta. Voy a la oficina de la psicóloga de la escuela porque según todos tengo problemas de carácter. —La última vez que llegaste con esa cara habías rapado la cabeza de un compañero en el baño. Se lo ganó por tanto molestar. —Él se metió con Diva y conmigo. Dijo que eramos unos pinches extranjeros sin derechos en un país ajeno. —¿Y qué hacemos ante comentarios tontos? —Ignorar —Repito el mantra que nos enseñó. Asiente. —Exacto. Ruedo los ojos, cansada de su actitud pacifista. A veces hay que ser malos con aquellos que nos dañan, un poco de igualdad no viene mal. Además, las personas aprenden a no molestar recibiendo un merecido, no siendo ignoradas. Asiento sólo para evitar su discurso de media hora acerca de que somos extranjeros y debemos evitar cualquier señalamiento. Y es que juro por Dios que trato de ser buena, para retribuirle todo lo que ha hecho por mí. Pero hay una fuerza interna que me sobrepasa y termino llevándome por el impulso. —Hay que devolverle el golpe a quienes te golpean —Suelto. No estoy dispuesta a dar mi brazo a torcer, si me buscan me encuentran. Punto. —¿Quién te enseñó esas cosas? —Massimiliano —Pronunciar su nombre me llena de nostalgia y rabia a la vez. Perdí a mamá por él, y luego perdí a mi familia entera, incluyéndolo a él, por su propia culpa. Si he tenido una infancia llevadera con bonitos recuerdos ha sido por Nader, por mis primos que se han convertido en hermanos, por Margot y Biana. —¿Llamaste a Bi? —Su pregunta sale de la nada y sé que desea cambiar el tema. Hablar con ella me desestresa y él lo sabe. Niego Sinceramente no quiero hablar con nadie ahora. Camino a mi habitación y la sorpresa que me llevo hace que maldiga en voz alta, llamando la atención de papá que me riñe por la palabrota. La casa es de cuatro habitaciones y dos baños, pero aún así es pequeña. Lógico que los vecinos escuchen nuestras discusiones y groserías. A papá le preocupa mucho el qué dirán. Cosas de musulmanes, supongo. Aunque él ya no es practicante. —¡Fiorella tiene novio! —Empieza a burlarse Diva. Tiene las manos sobre mi laptop, la cual está encendida y reflejando el chat de mi w******p con Guillermo. «La voy a matar» —¡Vete de mi habitación! Pero eso no es todo, Devan también está, y se ríe. —¡No pueden revisar mis cosas! Papá se detiene detrás de mí y aunque pienso que va a regañarlos por violar mi privacidad, lo único que sale de su boca es: —¿Cómo que novio? —Y entra a revisar lo que mis primos ya husmearon. La puta madre que los parió. Quedar expuesta me avergüenza, y no porque tenga novio, sino porque van a leer el constante rechazo de Guillermo hacia mí y de todas las veces que he intentado explicarle que no soy la chica rara a la que todos señalan en la secundaria, solo soy una extranjera con un carácter de mierda. Nada más. No tiene caso que me quede a reclamarles por hurgar en mis cosas, así que con la poquita dignidad que me queda cojo mi patineta y me largo de casa corriendo, ignorando a papá que me llama y a mis primos que tratan de hacer que regrese. Y aunque estoy agradecida con Nader, desearía tener a mamá conmigo, o al menos haberme muerto con ella. La patineta me saca del perímetro en segundos, voy muy rápido y la adrenalina se me sube hasta la cara. Aprendí a patinar cuando llegamos aquí hace seis años, me gusta la sensación de inmortalidad que la tabla me genera cuando me lanzo en rampas o cuando zigzagueo entre los vehículos. De hecho, mi lugar favorito es el skatepark que está a veinte minutos de casa, allí suelo ir cuando siento que el mundo se me cae encima con preocupaciones adolecentes que luego durante la jornada deportiva pasan a ser tonterías de pubertos. No sabía lo depresiva que podría llegar a ser, si papá no me hubiese llevado con el psicólogo hace un año tal vez ya me habría tragado una caja de pastillas. Entre el trauma de haberme fugado de Italia y todo el desastre ocasionado por mi familia biológica creo que desarrollé algún tipo de trastorno, porque si ya de por sí nunca me sentí una niña normal ahora mucho menos. Rozo mi audífono derecho con el dedo para volver a reproducir la música y patino hasta el Skatepark con la ansiedad a tope. Apenas son la una y tres de la tarde y al llegar me doy cuenta de que no está tan concurrido como de costumbre, y me encanta, más espacio para mí. Amo estar sola. Es entonces cuando me llevo una sorpresa. Guillermo está del otro lado del parque, lo reconozco por el suéter que lleva, es el mismo con el que fue a ver clases. Por mirona no me percato del muro que se atraviesa delante de mí y me voy de trompa al suelo. Afortunadamente siempre visto con ropa manga largas, y no me he hecho ningún rasguño. Alzo la vista y ya Guillermo no está. ¿A dónde te fuiste? ******** SPENCE LOMBARDO Elizabeth Grani yace sentada a la cabeza del mesón de la junta, va a competir por la reelección presidencial de este año, ya lleva dos periodos victoriosa. Pero esta vez tiene un contrincante fuerte que está de la mano con la fuerza Italiana de Santino Rinaldi. Los últimos años han sido de batallas políticas y judiciales para cagarse, logré desenmascarar al Ministro de Defensa que estaba vinculado a la red de trata de blancas y tráfico de órganos, revelé documentación que Makli durante su administración escondió y he estado combatiendo con mano dura todas las organizaciones criminales tanto de Italia como las que me competen como Sistema Inteligente de Protección Mundial. Ha sido una guerra fuerte, una persecución. Mucho menos complicada gracias a que mi hermano ya no jode con su banda de delincuentes, pero aún compleja porque me he forjado una lista interminable de enemigos que no van a perder cualquier oportunidad presentada para matarme luego de que les cerrara el paso en nuestra nación. Si Elizabeth Grani pierde las elecciones ésta vez Italia saldrá de la confederación de Protección Mundial y por consiguiente yo si no salgo del país antes. La SIPM es una unión de Protección global propuesta por Italia desde 1980 y en la cual hacen m*****o veinte países tanto del continente Europeo como Asiático y Americano. La caída de Grani significaría la destrucción del sistema, ya sea porque Italia salga o porque infiltren personajes corruptos que terminen convirtiendo la organización en una secta destructiva. —Soy consciente de lo que dicen las encuestas —La presidenta habla irritada, su consejero niega y me temo que aun faltando cinco meses para las elecciones los resultados siguen siendo difusos. Bastante peligroso para ella. —¡Me rehuso a perder! —Exclama el director de su partido—. ¡Daris no puede ganar, ganaría la delincuencia, la corrupción, la mafia de Santino Rinaldi! Es correcto. —Las encuestas pueden decir lo que quieran, pero el día de las elecciones es que nos vamos a medir —Suelta la cincuentona cuya inteligencia es la que le ha permitido mantenerse en el poder durante 12 años—. No vamos a bajar la cara ahora, y si perdemos pues que sea con las botas puestas. Me levanto de la silla cuando recibo una llamada del jefe de la base de Barcelona en España. No es rara su llamada, tengo una agente tremenda que suele meterse en problemas por desacato. —Permiso —Me retiro para poder contestar con más calma. —Lombardo —Me saluda Bruno García—. ¿Qué tal todo, hombre? No espero a que me introduzca en el tema, voy directo al grano. —¿Qué hizo la agente Torres ahora? Biana ingresó a la SIPM luego de recuperarse de su secuestro, pero no como agente activa, sino como agente colaboradora. Básicamente una mensajera, o mirona, como quieran llamarle. Sin embargo, no sé quién carajo le metió la película en la cabeza de que podría ser una super heroína, desobedeciendo las órdenes de mantenerse bajo perfil y no operar en misiones que no le competen. Y es que es muy simple: ella no estudió para ser agente, no tiene la preparación necesaria y por ende no puede entrar a ningun jodido campo. —De hecho, te llamo porque quiero ascenderla. ¿Qué? —Me has llamado diez veces en lo que va de mes, y estamos a cinco de diciembre, porque la señorita Torres ha desobedecido todas las órdenes ¿y ahora la quieres ascender? —Es buena, Spence. Y su desobediencia es porque quiere ser tomada en cuenta, ella sabe que es buena y se ha estado preparando... —¿Qué? No, fui muy claro cuando la ingresé... —Biana salvó el operativo de rescate en la Aduana, incluso, se desenvolvió muy bien con las armas. Carajo, Margot me va a matar. Pero no soy quien para impedirle a Biana que haga lo que le hace feliz, y si se quiere ganar una bala en la cabeza por andar de heroína metiche, es su problema. —Vale, haz lo que consideres correcto. Por mí no hay problema. Ya yo me las arreglaré con Margot que tiene complejo de cuidaculo. —Excelente, Lombardo. Estamos en contacto. Regreso a la reunión con el Equipo de Grani, apenas entro todas las miradas caen en mí. No me gusta para nada el ambiente. —Necesitamos que traigas de la muerte a alguien —Suelta Elizabeth. ¿Qué carajos le pasa a la gente hoy? —Ni de coña, él no va a regresar... —Necesitamos una mente brillante ahora. Me niego. —Ni siquiera sé dónde está... —Spence, tu lo sacaste del radar. Consíguelo, —La orden de la jefa de estado me zarandea—. Lo quiero como asesor, ubícalo. No es un secreto para nadie que la caída que tuvo mi hermano fue el resultado de un conjunto de sucesos, los cuales no pudo sostener por más que lo intentó, con la traición de Savino que era una de sus manos todo se fue a la mierda. El efecto dominó que inició ese hijo de puta sacó del tablero de juego a mi familia. Tampoco se puede negar que el tipo es un estratega de primera, fue el perseguido número uno a nivel mundial en su momento, con más de cinco fuerzas judiciales que no pudieron dar con él durante muchos años. —Presidenta, conozco a Massimiliano... —Si Massimiliano colabora con nosotros y logramos evitar la derrota, podremos ayudarle a regresar sin ningun riesgo legal. Me parece una propuesta tentadora, un poco trampoza tal vez. —Tendria que ubicarlo primero. No me gusta para nada ésta idea. Asiento porque no puedo ir en contra del gobierno. Pero no tengo la menor intención de cumplir con la petición. —De acuerdo, gracias una vez más Spence. ********** El grito que pega Milagro me hace cerrar los ojos. Se ha encariñado mucho con el amargado al que le cuida el culo como si fuera un niño. —No, no y no —Está molesta—. Massi no irá de regreso a Italia. —La presidenta lo necesita. Yo tampoco estoy de acuerdo, pero podría ayudarlo una vez que todo este desastre termine. —¿Que te pica el gran hoyo dices? —Ruedo los ojos, ya va a empezar a insultarme—. Me pediste el favor de que vigilara a tu hermano, le cuidara el culo y lo salvara de seguirse jodiendo la vida y es lo que he tratado de hacer todos estos años ¿Cómo me puedes pedir que te lo mande devuelta? ¿Para qué? ¿Para que ahora sí lo maten? —No es traerlo de vuelta, habla con él y cuéntale lo que te he dicho. Necesito que nos comuniquemos también, él y yo tenemos una charla pendiente. —No han hablado en seis años ¿Y ahora sí quieres llamarle para saludar? Jódete, Lombardo. Vete a la mierda. —Milagro... Y cuelga. No voy a forzar nada, lo saqué del país para protegerlo y no haré nada que pueda perjudicarlo. Sin embargo, hay algo que no puedo negar, y es la razón que tiene Grani. Massimiliano es un tipo astuto, inteligente y hábil. Con él de nuestro lado estoy seguro de que ganaremos las presidenciales, y si en el camino podemos limpiar su antecedente penal mucho mejor.
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