18 - Maritza

910 Words

—¡Me encantó! —le digo a Eros, con una sonrisa amplia, aún sin poder creer lo increíble que fue la velada. Mi corazón sigue latiendo rápido, pero esta vez no es por los nervios, sino por la felicidad de haber vivido ese momento a su lado. Eros sonríe, y con esa expresión traviesa que siempre lleva en el rostro, me pregunta: —¿Quieres hacer algo más simple ahora? Asiento sin pensarlo dos veces. La noche ha sido mágica, llena de momentos inolvidables, pero ahora solo quiero algo más íntimo, sin grandes expectativas ni preparativos. Solo quiero estar con él, en la tranquilidad de su casa, disfrutando de su compañía sin interrupciones. Me toma de la mano con suavidad, entrelazando sus dedos con los míos, y juntos caminamos hacia la entrada de la mansión. Esta vez, entramos por la puerta pr

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