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1366 Words
Lo encuentro tomando café y conversando con el resto de la familia May está comiendo sus galletas de chocolate con avena y Susan tejiendo un cojín marrón, los demás riéndose de viejos recuerdos incluyendo a papá y mamá. Me siento junto a él y cuando lo hago desearía no a verlo hecho, comienzan a contar historias de cómo soy parte de cada una de ellas, de cómo le gritaba a Richarth para que me bajara de su litera y de cómo me temían por mi poder, de cómo prendía fuego a la chimenea. Los recuerdos llegan con cada narración que cuentan o cuento, somos iguales todos a la hora de avergonzarnos por los relatos contados, mamá Amaranta me sirve un café y un pedazo de pastel de chocolate, me siento como una navidad en casa cuando tenía siete años y dejaba que Gabriel se comiera mis verduras y yo su carne y peleábamos todos por el pastel que quedaba en la mesa. Le comento a mi hermano que quiero entrenar con él que hace mucho no entrenamos juntos lo medita menos de un momento y acepta, Valentín y Richarth le preguntan que si no me teme y su única respuesta es: ya no. Cuando llegamos al gimnasio Cassian está sentado viendo a Cassandra destrozar a un muñeco de práctica con solo agua que usa como navajas afiladas, Gabriel aplaude a su hija pero a lo que yo vine es a que pierda el control aquí con la noticia de su próximo hijo o hija, me pongo en el centro del ruedo y él enfrente de mí hago un gran bola de fuego en mi mano y la arrojo en su dirección que evita como gato sé que me podría matar con solo pensarlo pero no lo va hacer espero. -Vamos Eliza-se burla parado a una buena distancia-eres la Señora de los Infiernos y no lo sueltas. -¿Quieres qué lo suelte?-todo el gimnasio se enciende bajo mi poder las llamas lo rodean pero no lo queman o lo tocan. -Esa es mi hermana, mi reina-grita mi hermano, el fuego se vuelve azul en unas partes y negra en otras, el fuego que me rodea es morado- suéltalo. -Si lo hago te voy a lastimar-esto no es nada con lo que tengo guardado el fuego que está afuera es nada necesito desahogarme de todo mi poder fue bloqueado cuando quería soltarlo todo sin miedo, quería dejarlo salir y mostrar que la que manda en Caldera soy yo. -Suéltate-mi temor de lastimarlo me duele y todo el fuego se apaga y me dejo caer de rodillas-tienes mucho temor, tu corazón está extraño. -¿Puedes sentirlo? -Controló tu sangre ¿Por quién crees qué pasa? Eliza voy al salir del ruedo y deja salir lo que tienes ira, dolor, rabia y principalmente tus cadenas, sueltas al dragón más no tus sentimientos. -No quiero volver a llorar-nunca me ha gustado hacerlo me hace sentir débil pero es bueno hacerlo debes en cuando-No. -Si no lo haces te mataras y tus hijos te necesitan y no quiero enterrar a mi hermana antes de que cumpla siquiera veintiocho años. -Está bien tú ganas- sale del ruedo y el mismo suelta el dolor, la ira, mi rabia y todo lo que no he soltado, el dragón se pone frente a mí y todo se enciende en un fuego n***o con rojo, mis lágrimas empiezan a rodar por mi cara todo está callando. La ira de no poder vengar la muerte de mi padre, el dolor que no termine de sacar por la muerte de Sander y Cassian sé que están con vida pero el dolor quedo, mi rabia por no sacar a Christopher de la corona, oleadas de calor se desprenden de mi cuerpo, la figura de mi padre hecha de llamas se para en frente de mí y se agacha para hacer que levante la vista para verlo sonreír cuando desaparece cada una de mis emociones fluyen en fuego puro todo el ruedo está cubierto de mis flamas, doy un grito lleno de dolor, y el fuego se va y regresa más fuerte y vivo rojo como mi cabello doy otro grito de dolor-soy una Hija del Sol, no un perro para estar encadenada. Las llamas se doblegan a mi voluntad me pongo de pie y entiendo porque mi padre el sol me dijo la más poderosa de su hijos todo está envuelto en llamas, nada se escapa de estar bajo mi control ninguna sola llama, un sentimiento sale mi coraje todas las llamas crecen y cambian de color dejo que lo hagan, Gabriel aumenta mi dosis con soltarme más la correa de mi corazón una llama negra se forma en mi mano que envuelve mi cuerpo en ella. -Mi hermana carga con esa correa todo el tiempo Alexander-vocifera Gabriel- ya me canse de sentirla cuando la abrazo o me acercó a ella y créeme que Sander tiene una más grande que ella, que también voy a soltar. -La vas a matar Gabriel. -Soltar su correa no es matarla-apago mi fuego y Gabriel entra en el ruedo-¿Cómo te sientes? -Te amo-le doy un abrazo fuerte a mi hermano que casi se olvida a que lo traje-te tengo dos noticias una buena y otra mejor ¿Cuál quieres primero? -La buena- dice rápido, y sonríe mientras me libera un poco del abrazo. -Es que me ayudaste bastante, me quitaste un gran peso de encima. -No me gustaba sentirte así-titubea y solo lo hace cuando realmente le importa algo. -La mejor es...-Sander entra con Miranda tras él, creen que ya se lo dije pero mi hermano habla antes. -Sander ven al ruedo-lo va a soltar como a mí-Eliza nos salimos del ruedo- la confusión de Sander resalta pero no digo nada solo le doy un beso en los labios sin decirle porque se lo doy. -¿Gabriel?-La voz de Sander suena rara pero quiero que mi hermano saque los sentimientos negativos del corazón de Sander. -Mi querido rey lo voy a soltar de sus sentimientos que lo van a matar-la temperatura baja demasiado, me empiezo a calentar, Miranda y Gabriel me abrazan, Alexander solo se pega mucho a mi espalda, Sander comienza a hacer que nevé y que salgan picos de hielo del techo y que grandes bloques de hielo cubran las paredes, el hielo sale del ruedo, lo que sea que mi hermano le esté soltando es mucho lo que trae. Sander se deja caer de rodillas y una tormenta de nieve se crea adentro tanto dentro del ruedo como en las gradas, los picos crecen y el sonido de cuando lo hacen es aterrador. -Soy el rey de Caldera mi lugar es en el trono no aquí-hago que mi calor se disperse un poco más. -¿Creías que eras la de mayor poder?-Kendall entró en el gimnasio y sus palabras las afiló como sus navajas-Tu nunca lo vas a merecer. -¿Y tú sí?-mi voz es fría quiero que le duelan mis palabras. -Más que tú si- un pedazo de hielo cae del techo en el ruedo-lo merezco más que tú. -Kendall no comiences- amenaza Atina, entraron juntas. -Eliza ven por favor-el gimnasio sigue igual pero Sander quiere que vaya les dejo una llama suficiente para calentarlos doy un paso en el ruedo y la tormenta me abre paso hasta él, Kendall intenta seguirme pero un poco de hielo evita que me siga-solo ella, Kendall- la tormenta se cierra a mi paso al llegar a él bajo la cabeza-¿Por qué bajas la cabeza?-su voz es dulce y gentil, la levanto y me topo con sus ojos glaciales su pupila está dilatada, la tormenta se quita pero todo lo demás se queda los grandes picos de hielo, y el hielo en las paredes-te amo Sara, daría y haría cualquier cosa por ti, pero no me pidas deshacerme de una de mis hermanas- resalta la última palabra para que todos lo escuchen- y lamento no poder hacerlo y estas en todo tu derecho de enojarte por eso. Pero deja que se vaya con la reina Amaneth y ya no la vuelvas a buscar para matarla.
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