Se cambia y me deja sola en el cuarto bufando y maldiciéndolo, pero sobre advertencia no hay engaño, usare todas las medidas que conozco le escribiré otra carta a la reina Sara pidiendo mi perdón por los inconvenientes y entregare a Christopher junto con su zorra de metal para final de mes sino me vuelve a poner una mano en mi cuerpo, hago mil borradores de cartas y ninguna me gusta cómo suena, pero recuerdo que la reina Sara solía expresarse de ser madre de sus hijos de la alegría de regresar a Caldera y que ellos brincaran para que los cargara y de cómo los besos de ellos son tatuajes que se penetran hasta el alma, escribo una que me gusta cómo queda, y la guardo en mis pertenencias la mandare cuando se haga fin de mes.
El Fuego Celestial es un castillo precioso, me encanta recorrer los pasillos de él, no he encontrado cual era la habitación de los reyes, pero hoy estoy dispuesta a encontrarla, subo al segundo piso pasando la sal del trono y la sala de la reina, subo por las escaleras de mármol y llego a lo que parece ser la habitación del príncipe Cassian está todo acomodado un caballito de madera está junto a la ventana está pintada de azul, es preciosa hay un osito de peluche en el centro de la cama es preciosa la habitación. Sigo avanzando por las habitaciones y me topo con una color blanco con bordes rosas y muchas muñecas con diferentes tipos de ropa algunas me recuerdan a la ropa típica de Raider, claro está es la habitación de la princesa Sharon la cama está tendida con una colcha con una hermosa flor Flamer en el centro, entro a su armario está lleno de hermosos vestidos y trajes de entrenamiento hay vestidos para fiesta y vestidos para andar en casa y muchos pijamas de formas de animales, salgo de está habitación con lágrimas en los ojos los reyes de Caldera aman a sus hijos y yo les quite esto al dejar que Chris les quitara el trono. El siguiente cuarto tiene una flama y un copo de nieve en medio de la flama pasó a la siguiente puerta cuando recuerdo que el poder del rey es el frio y el de la reina es el fuego y me regreso a la puerta me la pienso antes de entrar pero al final opto por hacerlo el cuarto es grande y precioso hay dos armarios junto a otra puerta supongo que es el baño, los bordes dorados de la habitación me encantan, la cama está tendida con un edredón blanco con una flama y un copo de nieve el centro, las cortinas hacen juego con el edredón una es roja y la otra azul ambas son traslucidas, entro en el primer armario y son las cosas del rey Sander hay una corona impresionante formada por copos de nieve dorados, toda su ropa está acomodada por color lo n***o en un pedazo, lo azul marino en otro, si el rey acomodaba su ropa la tenía perfectamente acomodada, sus cosas están ordenadas perfectamente y las coronas resaltan de todo el conjunto. Salgo del armario del rey y entro en la segunda puerta las cosas de la reina están acomodadas por tipo de ropa, la corona que llama mi atención es la que uso en su coronación el rubí que antes era rojo encendido se tornó del color de la sangre y el resto de la corona se volvió más oscura, indago entre sus cosas y encuentro una caja con cartas son cartas del rey Sander mandadas de diferentes lugares en todas un “Te amo” es presente, están acomodadas por fechas, la última es de hace un año en el cumpleaños de la reina Sara o se debía de dar en esa fecha. Las palabras del rey Sander me encantan se nota que está totalmente enamorado de la reina Sara y que daría su vida por su reina.
-Amaneth-la voz de Kendall me hace salir de las bellas cartas de amor del rey a su reina-¿Estás aquí?
-¿Qué deseas Kendall?- me pongo de pie del rincón donde comencé a leer las cartas y salgo del armario- mi esposo ya te dio los buenos días- baja la cabeza y me encamino a ella- o vienes a decirme que estás embarazada de mi esposo-se encoge de hombros y continuo afilando mis palabras- ¿qué vas a decir Kendall?
-La reina Sara se contactó con usted- su tono no es de pregunta y no ha levantado la cabeza.
-¿Le vas a decir a mi esposo? que seas su amante no me interesa en tanto me de lo que le pido no me importa que pase por tu cama o cuantas veces lo haga.
-Majestad yo no pido que lo haga- levanta la cabeza y sus ojos demuestran muchas cosas.
-Pero lo haces-mi voz sigue siendo fría- si le vas a decir…
-No le diré nada Amaneth-arquea una ceja, me saca la vuelta y camina por el cuarto- he hecho cosas de las que no estoy muy orgullosa, como acostarme y meterme en la cama de Christopher pero lo seguiré haciendo por amor.
-¿Por amor?- me sorprende esta confesión, no me imagino por quien pueda sentir amor-no me digas que tu corazón está ocupado.
-Lo ha estado desde que él vivía en Nórdico, desde que entrenábamos juntos-no sé, con quién entrenaba sé muy pocas cosas de ella pero ahora sé que ama a alguien pero dejo que continué si quiero saber quién es-desde que lo conocí he estado enamorada de él, desde antes que la conociera, desde que teníamos quince años desde que compartiera la vida junto a ella- una lágrima recorre su cara.
-¿Cuándo lo conociste?- me interesa saber de quién habla.
-Tiene tiempo para escuchar mi trágica historia de amor- asiento y se encamina a una de las sillas de la recamara y se sienta en ella más lágrimas transitan por su rostro- comenzó cuando tenía doce años mi padre me llevo a conocer a la familia que gobernaba esa zona ya que la nuestra gobernaba la del norte y la de él, el sur, quería que conociera a las familias de los gobernadores. Cuando llegue él y sus hermanos estaban entrenando lo que él estaba haciendo me gustó mucho cuando escuche la risa de mi hermana tras de mí, se reía porque me impresione del poder que tenía y Rufus el entrenador nos pidió que nos acomodáramos en línea, he hizo equipos de dos para mi suerte me toco con él para un encuentro, dos ráfagas salieron de sus manos arrojaba metal en su dirección y las evitaba como un gato, cuando me venció haciendo explotar el metal, para él no fui nada más que ejercicio, después de eso nos convertimos en amigos pero me fui enamorando de él y él solo me veía como su mejor amiga nada más- suspira profundamente y tomo el otro asiento en frente de ella- cuando cumplí catorce mi padre me llevo con el mejor maestro de metal, Martín Metacus general de Nórdico y parte de la corte real, tenía una nieta con un poder especial, el fuego, cuando nos presentaron ella estaba entrenando con Rufus que anteriormente había sido contratado por el general para entrenarla, no me callo bien y yo a ella tampoco, dure tres años compartiendo todo con ella pero las cartas que le escribía a él, siempre la mencionaba de cómo su poder crecía y se convertía en un arma de fuego y en una chica muy atractiva, y como no, pelirroja, simpática y agradable, de muy buena familia, ojos azules como el profundo mar y una experta en controlar el fuego.
-¿Hablas de la reina Sara?- suspira profundamente de nuevo.
-Si de ella- se acomoda de nuevo y continua- cuando por fin el general me dijo que ya no era necesario que siguiera entrenando con él porque ya era una navaja muy afilada lista para ser la gobernadora del norte de Nórdico, pero antes de llegar con mis padres fui a la casa de él y me conto que se había comprometido con alguien, no lo podía creer me rompió el corazón en mil pedazos pero no lo demostré ante él cuando le pregunte con quien sonrió y me dijo has vivido en su casa por años y mi cabeza me proyecto la imagen de Eliza, la chica de fuego. Volví con mis padres quienes me anunciaron que nos habían invitado a la boda para mi mayor dolor me encerré en mi habitación y llore toda la noche hasta caer en sueño profundo, me despertaron y me dijeron que era hora de irnos el rey solicito la presencia de ciertas familias y la nuestra fue elegida, entonces si él no me daría una oportunidad lo haría otra persona y enfoque mis ojos en el príncipe Alexander que buscaba una reina y de gobernadora a reina no había nada que pensar, cuando él llego a la casa no quise salir a recibirlo en el castillo pero el día que llegue su familia ya estaba ahí pero él no, llego con su nueva prometida y su futuro cuñado. Me encerré tras mis muros y deje que todo me callera encima, si él haría su vida con ella y si yo me hacía reina le haría la vida imposible a Eliza Metacus por quitarme al amor de mi vida, en los días siguientes mil cosas pasaron y ella y él se separaron, me emocione mucho pero él se enojó conmigo por casi matarla en un encuentro, congelo mi metal para salvarla.