3. Química

2408 Words
La primera semana de trabajo para Lily fue extraordinaria, jamás se imaginó trabajar directamente para el mismo hombre que trastocó sus sueños. Esperaba de todo menos eso, siendo sincera. La segunda semana fue aún más ardua. Lily aún no le contaba a Patrick lo de la beca. Aquel hombre vivía enojado todo el tiempo por la ineficiencia de sus trabajadores, por tanto, Lily prefirió no decir nada hasta encontrar el momento perfecto. La cuestión era ¿Cuándo llegaría ese momento? Las siguientes semanas fueron hardcore. Lily conoció una faceta de Patrick que ni la misma Daphne Miller conoció durante el matrimonio. Patrick hacía que Lily se quedara hasta tarde, dañando todos los planes que ella hacía para despejar su mente del trabajo. Caleb se percató de la química entre ambos cuando los escuchó discutiendo una mañana. Patrick, por simple curiosidad, le mteió el dedo en la llaga una vez más y preguntó sobre la beca y, de manera inevitable, Lily lo encaró y le cantó sus verdades sin temor a nada. —¿Sabes qué es lo que pasa, Patrick? —Le preguntó Lily, levantándose de su silla y mirándole con enojo. Patrick la miraba apretando su labio inferior—. Me expulsaron porque alguien que estoy mirando disimuladamente, canceló las becas y yo no podía costearla, ¿por qué crees que estoy aquí? ¿Crees que busqué un trabajo solo porque tengo gustos caros? ¡No! Amo mi carrera y deseo terminarla, es más mi vida estaba planificada ya, pero tenías que llegar tú y arruinarlo todo. —escupió con ira y se dio vuelta. Patrick la llamó mas ella la ignoró, estaba dispuesta a salir de esa oficina para no verle más la cara en lo que quedaba del día. —¡Espera, espera, espera! —caminó tras ella y la detuvo por el brazo—. Oye, yo… Maldita sea… Voy a solucionarlo. —¿Ah sí? ¿Y cómo? —No lo sé, ya me las inventaré, pero te prometo… —No me prometas nada que no puedas cumplir, Patrick Adams. —Lily se soltó del agarre y caminó hacia la puerta de salida para entrar a su oficina. Estaba demasiado enojada como para dirigirle la palabra o siquiera mirarlo a los ojos. Sabía que en cualquier momento perdería los estribos con él. Bueno, tarde o temprano pasaría y ese día llegó cuando menos lo imaginó. Fue un día viernes, común y corriente, cargado de mucho trabajo. Ya llevaba dos meses trabajando en el New York Times y logró hacer algunas amistades. Para ese viernes había quedado de salir con uno de los reporteros gráficos que llevaba tirándole la onda desde hacía varias semanas. Patrick, que se enteró de esto por rumores de patio, buscó la manera de arruinarle la cita y cuando se acercó la hora del almuerzo, fue a la oficina de Lily. Ella volteó la mirada, habían discutido de nuevo y no quería siquiera hablarle. —Sé que sigues enojada, no tienes que hablar solo vas a escucharme atentamente, ¿okay? —Lily se quedó mirándolo en silencio—. Hoy debemos ir a la imprenta, quiero que aprendas todo sobre el proceso de producción, por la noche. Lily soltó una risa amarga que desconcertó a Patrick. Evidentemente, él no se esperaba aquella reacción de su parte. Lily, la única que se atrevía a tutearlo y se convirtió en ídolo de muchos de los que allí laboraban, lo enfrentó al preguntarle si realmente era necesario hacerlo ese día y justo en la noche. A Patrick se le trabaron las palabras, no sabía ni qué responderle, lo que no era normal. —Que casualidad, justo hoy tenía un compromiso, pero está bien, no te preocupes. Aquí me quedaré, como la esclava Isaura. —Patrick la miró con desaprobación—. No me mires así, sabes que tengo razón. —¿De qué te quejas? Ganas más que todos los de prensa y tienes tu propia oficina, o sea, no entiendo… —Déjalo, Patrick —soltó Lily mientras tecleba algunas palabras en el informe que Patrick le había pedido enhoras de la mañana. Lily apartó la mirada del monitor y la dirigió a él, a esos ojos que la hacían perder el foco. Fue demasiado fuerte para no desconcentrarse—. Sabes bien que ese no es el problema pero como no quiero discutir contigo, no le daré más largas a esta conversación absurda. Ya te dije que me tendrás aquí, ¿qué más querías escuchar? Patrick dejó de prestarle atención de pronto. En su mente, Patrick observaba el atuendo que Lily vestía ese día y pensaba en la forma de hacerlo pedazos. Se sorprendió a sí mismo pensando en su asistente con un sentido morboso. Nunca le había pasado con nadie, ni con la misma Daphne que fue su esposa por tres años. —¿Recuerdas que te dije que…Que solucionaría lo de tu beca? —Preguntó Patrick tratando de llevar la fiesta en paz. Lily asintió y lo miró—. Ya está resuelto, te voy a pasar la información para que redactes una nota de prensa y se la envíes a Daphne, que ella la haga pública en los medios. —De acuerdo, por ahora estoy terminando el mini reportaje que me pediste esta mañana. —Patrick esbozó una sonrisa y le preguntó si necesitaba ayuda—. No, muchas gracias, tengo los conocimientos suficientes para llevarlo a cabo, si necesito ayuda, te la pido. —Está bien. Me contenta que estés aplicando lo que aprendiste en la universidad. —¿Qué fue lo que resolviste? Si se puede saber, claro. —Por supuesto. —respondió Patrick—. Todo fue… Fue un error del administrador financiero, así que lo he despedido. —Ok, es lo justo, pero, ¿cómo me beneficia eso a mí? —Sobre ti he decidido otra cosa, pero lo hablaremos esta noche. —dicho eso, Patrick salió de la oficina de Lily y suspiró. No fue fácil para él controlar lo que sentía estando sola allí con ella. Patrick entró en su oficina y se encerró allí. No podía permitirse perder el control de esa manera mientras todos estaban en aquella oficina. Lo mejor era esperar hasta la noche, que solo estuvieran ellos dos. Por eso, para Patrick el resto del día fue torturador. Patrick sentía que las horas pasaban lento. Miró el reloj en repetidas oportunidades cuando apenas eran las tres de la tarde. Caleb, que venía de cubrir una rueda de prensa, pasó a la oficina de Patrick, lo notó desconcentrado y le preguntó si se encontraba bien. Patrick, que miraba la computadora, apartó la mirada para ver a su amigo y responderle lo que Caleb ya sabía. —No, nada está bien, Caleb, nada. —respondió un Patrick enfadado. Caleb se acercó y se sentó en la silla frente a Patrick. Sabía que su amigo Patrick necesitaba liberar lo que sentía en ese momento y Caleb estaba dispuesto a escucharlo—. ¡Es ella! —exclamó Patrick cansado—. Estoy cerca de Lily y siento un deseo enorme de quitarle la ropa, besarla, hacerla mía… ¡Eso no es normal, Caleb! No está bien. —Entiendo tu frustración pero debes entender que no todo siempre debe ser perfecto o correcto, Patrick. —Patrick lo miró confundido—. Sabes de qué te hablo. Desde que Lily llegó tú te transformaste, empezaste a actuar de manera muy extraña, fue difícil comprenderte. Pero luego entendí que ella te gusta y mucho, no lo puedes negar aunque desees. —Caleb… —Es la verdad, Patrick, soy tu amigo y muy probablemente no te diré siempre lo que deseas escuchar, te lo he dicho cientos de veces. —¿Entonces qué? ¿Dices que me deje llevar por lo que siento hacia ella? ¡Me atrae demasiado! —Exactamente eso te digo. Y créeme que si no lo supiera no estaría aquí diciéndotelo. —Caleb, una pregunta más. —Sí, dime. —¿Crees que yo le gusto a Lily? —preguntó Patrick. Caleb lo miró con una sonrisa de complicidad—. Es en serio, animal, quiero saber si Lily siente algo por mí. ¿Tú crees que le atraigo? —Patrick, media empresa ya los ha escuchado discutir y hasta podría decir que los shipean como pareja, tienen una química inigualable. No sé decirte si Lily sienta algo por ti, pero puedo averiguarlo. Patrick sonrió, Caleb salvaría su vida si descubría que Lily sentía algo hacia Patrick. Fue así como Caleb empezó la investigación. Esa tarde, al salir de la oficina de Patrick, se dirigió a la de Lily y tocó la puerta antes de entrar. Cuando Lily dio permiso de pasar, Caleb abrió la puerta y Lily se sorprendió. —¿Esperabas que fuera otra persona? —Honestamente, pensé que era tu mejor amigo quien tocaba la puerta, no ha dejado de fastidiar en todo el día. —contestó Lily con una mirada cansada. —¿Estás molesta con él? —Lily negó y siguió mirando el computador—. ¿Y entonces? —¿En qué te puedo ayudar, Caleb? —Preguntó Lily, omitiendo el fastidioso cuestionario de su compañero de trabajo. Caleb la miró con una sonrisa. —Por ahora, en nada. Pero si quiero saber si has escuchado los rumores que hay en la oficina con respecto a ti y a Patrick. —Lily lo miró curiosa, aquello llamó su atención y no tardó en apartar la vista del monitor para mirar a Caleb. —¿Rumores? ¿Qué clase de rumores? —Bueno… Ellos piensan que ustedes son pareja, Lily y la verdad, entre los dos podrían encender una planta nuclear. —Lily soltó una risa irónica—. ¿Por qué te ríes? Es la verdad. —Sé que eres muy serio y no inventarías ese tipo de comentarios, Caleb, solo me pareció chistoso el comentario de la planta nuclear. —El muchacho mantenía la sonrisa mientras miraba y escuchaba a Lily. —¿Es que no te has dado cuenta de la química que tienen? —Lily lo miró confundida—. Media oficina lo ha visto, Lily. Discuten como si fueran una pareja, hasta tienen un ship de ustedes dos. —¿De verdad? —preguntó Lily. Caleb le aseguró que era evidente que ambos se gustaban—. ¡Vaya! No le he prestado atención a los comentarios. —Lily, respóndeme una pregunta por favor —habló Caleb con una expresión más seria, Lily lo miró con curiosidad—. Patrick es mi mejor amigo, desde hace veinte años y nunca lo vi así, realmente me preocupa que él… Bueno, que esté ilusionado y tú… —Lily lo miró atenta y él de pronto soltó la cereza del pastel—. La pregunta es, ¿te gusta Patrick? —Que directo, Morgan, me sorprendes —susurró Lily con una sonrisa. —Hago mi mejor esfuerzo. —respondió Caleb, Lily sonrió—. Ya dime, ¿te gusta Patrick? Lily se quedó en silencio, fingiendo que pensaba en la respuesta. Era más que obvio que Lily se sentía atraída por Patrick, que cuando Lily veía a Patrick deseaba besarlo con pasión, que se imaginaba todo con él, que todo a su alrededor dejaba de existir cuando lo miraba a los ojos. Ya Lily no podía negarlo más y menos si en la oficina ya hablaban del tema. Era imposible ocultarlo más tiempo. Caleb miró con atención a Lily y observó la sonrisa que se formó en los labios de ella. Supo entonces la respuesta. Sin embargo, pocos minutos después, Lily le respondió lo que él ya sabía. —Sí, Caleb. —Lily suspiró—. Me gusta Patrick. Caleb esbozó una sonrisa cuando escuchó a Lily confirmar que quería a Patrick. Caleb era fan número uno de aquella pareja que próximamente se formaría. Caleb le dio las gracias a Lily por atenderlo y salió de la oficina de la chica. Lily, mientras tanto, se quedó pensando en si había hecho bien en decirle a Caleb lo que ella sentía por Patrick. Aquel viernes, cuando ya se hizo de noche, todos los periodistas y reporteros se dirigieron a sus casas. Excepto Lily que ya se había comprometido con Patrick en quedarse hasta tarde. Lily amaba su trabajo, sin embargo, estaba cansada de quemarse las pestañas y que Patrick no le diera el más mínimo valor. Solo le respondía que ese era su trabajo y debía hacerlo siempre con excelencia. Mientras Lily escribía la nota de prensa que Patrick le pidió, él se encontraba en su oficina preparándose para la velada de esa noche. Cuando Patrick terminó, salió y caminó hacia la oficina de Lily. Abrió la puerta con cuidado de que Lily no lo viera y se recostó en el marco de la puerta a observarla. Lily sintió la presencia de Patrick y miró hacia adelante. Lily sonrió y Patrick se acercó a su escritorio. Lily sabía que estaban solos y que todo era posible en ese momento. Patrick se sentó frente a Lily mientras ella trabajaba. Lily fingió sentirse incómoda pero Patrick sabía que no era así. Patrick comenzó a preguntarle a Lily sobre su vida para conocerla más y cuando le preguntó sobre su último noviazgo, ella lo miró con desagrado. Patrick entendió que no era su tema favorito para conversar y cambió la pregunta. —¿Qué buscas en un hombre? —Lily dejó de escribir y lo miró con una sonrisa. —Me gustan los hombres que no preguntan lo que no les importa. —contestó Lily sin dejar de sonreír. Patrick rió con fuerza—. ¿Y a ti que te gusta de una mujer? —Que sea directa, que no esconda lo que siente y lo exprese con libertad. Dicho eso, Patrick se levantó y caminó hasta Lily. Se apoyó en el escritorio y se acercó al rostro de Lily. Mirándola a los ojos, la besó y ella le respondió con miedo. Minutos después, Lily se levantó de la silla sin apartarse de Patrick. Lily se sentía prisionera de Patrick y Patrick de Lily en su totalidad. Patrick se apartó con cuidado y caminó hacia la puerta para colocar el seguro. No permitiría que nadie los interrumpiera esa noche. Sin duda alguna, Lily nunca imaginó que aquel hombre se convertiría en su jefe. Y en su gran debilidad.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD