Capítulo especial | Lily y Patrick

958 Words
Llevaba al menos dos semanas trabajando con intensidad. Trataba de evitarlo en la medida de lo posible, ya había tenido varios roces con él y no quería verlo ni de sombra. Aunque eso era, realmente, mera apariencia. Los dos se deseaban, se desvestían con las miradas y eso ya suponía un descontrol. Recordar esos apasionados encuentros le hacían temblar, le estremecían por completo. Él era su vicio, su perdición. El recuerdo del primer beso la desenfocó por completo. Ella se encontraba en su oficina, con una de las empleadas, revisando las pautas del día para el periódico y unos eventos importantes a lo que su jefe debía asistir. Patrick hizo acto de presencia de pronto, sin avisar ni pedir permiso antes de entrar. La joven que acompañaba a Lily, la miró. Lily alzó la mirada y se levantó para caminar a donde él estaba. —¿Qué haces, Patrick? No puedes entrar así como así —Le reclamó Lily en un susurro—. ¿Qué es lo que quieres? —Necesito que hablemos. —No puedo, estoy ocupada, ¿no lo ves? —No me interesa. Es importante. —Mi trabajo es importante, Patrick. —Soy tu jefe, Lily. —Pero no estamos hablando de trabajo, ¿o sí? —Patrick se mordió el labio—. Eso pensé. Lily se dio vuelta pero él la detuvo por el brazo, sus rostros quedaron a milímetros. Una proximidad bastante peligrosa, no era momento para esos encuentros apasionados ni para besos como la noche anterior. Ese primer beso para ella fue explosivo en todos los sentidos. Desató una furia de pasiones y sensaciones que jamás experimentó. —Clarisse —pronunció Patrick y la joven le miró—. Ve a hacer tu trabajo, Lily está muy ocupada. La rubia se levantó y susurró un "Sí, señor" antes de retirarse. Clarisse cerró la puerta y Patrick sonrió—. Estamos solos, al fin, Lily Andrews. —Es mejor que te vayas —No hasta que hablemos. Lily volteó los ojos, no quería hablar con él. —Maldición, Patrick, ¿de qué quieres hablar? —De lo que pasó ayer. «El beso...» —Pues tendrá qué ser después, porque ahí fuera hay mucho trabajo, Patrick. —Él la miró sorprendido por la forma en que se dirigía a él. No obstante, la tomó por la cintura, la recostó a la puerta del despacho y la besó, sin mediar palabra. Sus cálidas manos viajaron por la tibia espalda de Lily, luego bajaron por sus piernas, y se detuvieron en el trasero, para apretarla hacia él. Pudo sentir, por primera vez, la firmeza de su entrepierna en su zona—. Patrick, por favor, no cometa una locura. —Locura sería que no pasara, que nos quedemos con las ganas, Lily. —susurró. Su frente rozaba la mía. Aseguró la puerta, de modo que ninguno pudiera salir de allí—. Lily, solo pídemelo y yo te haré mía. —No sé qué tanto esperas para hacerlo. —repuso Lily sobre sus labios. Él sonrió, desprendió el saco y lo lanzó quien sabe dónde; yo hice lo mismo con el suyo. Pocos segundos después, solo estábamos en ropa íntima. Perdí el pudor y desprendí lo que quedaba encima de mí, él me miraba sediento, hambriento—. Hazlo, yo sé que lo deseas tanto como yo. —Dime lo que sientes… Dime lo que sientes cuando estás en mis brazos… Dime lo que sientes cuando hacemos el amor… Cuando te beso… —susurraba Patrick a medida que daba pequeños besos a su rostro—. Dímelo, Lily —insistió Patrick, besando su cuello, ella cerró los ojos nuevamente, disfrutando de cada beso. Su corazón latía a mil por hora. La sangre le hervía y su alma se estremecía. La noche anterior había probado sus labios y le parecieron exquisitos, ahora había experimentado su habilidad para dar placer a una mujer. Patrick era experto en ello, no podía negarlo. El dueño de aquel cabello enrollado y cobrizo, la miraba en silencio, mientras sus manos le acariciaban la cintura. Estaban en el depósito de la oficina, un depósito que solo ellos dos sabían que existía. Allí se escondieron para la peligrosa aventura que se suscitó entre los dos. Patrick seguía dentro de ella, había acabado en su zona. Sin preservativo ni nada que se le pareciera a un método anticonceptivo. La miró con ganas de más, pero Lily ya estaba lo bastante agotada como para una segunda vuelta. Patrick esbozó una sonrisa, salió de ella y se levantó. Una aventura es más divertida si huele a peligro, dijo Romeo en una canción. Lily se apropió de esa frase a tal grado de repetirla durante los siguientes encuentros con Patrick. Porque sí. Después de esa aventura, los dos iniciaron una especie de romance clandestino, eran amantes y, aunque lo negaran, los sentimientos comenzaban a aflorar entre los dos. —¡Lily! Gritó Caleb desde afuera haciendo que ambos se sobresaltaran. Los dos se levantaron y entre ellos, se ayudaron a vestirse. Antes de salir, Patrick depositó un suave beso sobre los labios de Lily. Un beso que ella correspondió, atrayéndola hacia su cuerpo. —¡Lily! ¿Estás ahí? —¡Sí, ya voy! —Descuida, ¿has visto a Patrick? No está en su oficina y necesito hablar con él urgente —Los dos se miraron aguantando la risa. —No, no lo he visto, debe estar en la imprenta o reunido con Daphne, no sé —habló Lily, lo suficientemente alto como para que Caleb le escuchara. —Bueno, gracias —susurró Caleb quien tenía la duda de que Patrick estuviese con Daphne justo ahora, puesto que él acababa de salir de allí. -----♥♥-----
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