Jason
No puede ser. Todo lo que había estado reprimiendo en estos años salió a borbotones como una arteria cercenada, quería llorar, gritar, reir, salir corriendo y meterme entre sus piernas. Todo junto. Maldita sea, es ella. Nunca imaginé que volvería a verla. Vino a tirar todo lo que había logrado construir sobre los escombros que dejó su huida de mi vida. ¿Por qué mierda aparecía ahora cuando intentaba rehacer mi vida? Lágrimas calientes bañan mi rostro, el espejo del baño en el que me he encerrado del lujoso hotel en el que hice mi fiesta de compromiso es el blanco de mis puños ahora. No me importa el dolor, ni la sangre que sale de mis nudillos. Quiero matar a alguien, quiero tirar todo a la mierda e irme lejos, quiero follarla hasta hartarme. Es increíble que aun con los años no se me pasaran las malditas ganas de cogerla.
Verla ahí parada, con sus labios rosas, sus largas pestañas y sus ojos miel hizo que mi pene brincara de emoción. Mi prometida, a la que tenía tomada de la cintura y pegada a mis caderas sintió el movimiento pero no podía decirle la verdad, contarle que allí mismo estaba respirando el mismo aire que yo la mujer que no me dejó dormir durante meses, por la que quería arrancarme la piel para que dejara de extrañar la suya, quise golpearme la cabeza hasta perder la memoria y olvidar que un día la tuve.
—Disculpa, amor. Iré un momento a charlar con unos socios. No tardo —le mentí a la espectacular mujer que tenia al lado, el tipo de mujer con la que solía estar antes de ella...y después de ella.
Ella, tan "comprensiva" siempre delante de otros, me devolvió una sonrisa y un beso en los labios pero los míos solo recordaban otros besos, unos que juré que jamás volverían. Me moví entre la gente buscándola donde la vi parada. Por un momento pensé que era una visión pero soy un hombre realista y éstas no existen.
—¡Jason! ¿Cómo has estado? Hacía tiempo que no te veía —me saluda cordialmente uno de los socios de mi empresa. Si, como acabo de decir: MI empresa, la cual levanté con aquellos fondos que mi padre había logrado reunir con las primeras inversiones con la parte de las acciones que me tocaban y con las que heredé al momento de su muerte.
Es una larga historia que surge gracias al dolor, el que me acompañó durante todo este tiempo pero fue el impulsor de esto, fue lo que me permitió seguir a pesar de que mi corazón estaba muerto. "Y lo sigue estando, no revivirá jamás", venían a menudo estos pensamientos a mí.
—¡Nick! ¿Cómo has estado? ¿Todo bien? Disculpa, llevo prisa. Si quieres conversamos en otro momento —trato de esbozar una sonrisa, en este mundo no puedo andar con mi cara de piedra como lo hacía cuando era policía. Aquí una sonrisa puede cerrar un negocio, tuve que aprenderlo dando garrotazos de ciegos.
—No hay problema. Ey, felicidades por tu compromiso. Cualquier hombre sería feliz de tener a esa mujer a su lado. Te envidio —le hice una señal de que estaba de acuerdo aunque por dentro solo pensaba en aquella menuda mujer que se llevó mi corazón y no me lo devolvió. Voy a encontrarla para reclamárselo. Es una ladrona y no se lo permitiré. Entro en la bulliciosa cocina pues se me hizo que tenía puesto el mismo uniforme que están usando todos aquí.
—Señor Connor, ¿necesita algo? Por favor, sólo pídalo y se lo llevamos. No hace falta que venga hasta aquí —me expresa preocupado el jefe de cocina. Debe parecerles extraño que una persona como yo se digne a ir a ese lugar, quizás creyó que iba a reclamar algo del servicio.
—No se preocupe. Solo estoy buscando a alguien...—trato de sonar simpático mientras sigo recorriendo con la mirada. Soy más alto que todos aquí así que me es fácil otear. Una sombra cruza rápidamente hacia la puerta trasera y hacia allí me dirijo a pasos rápidos intentando no correr.
Llego a la puerta, la abro de un solo tirón y me doy con la nada absoluta. No hay nadie allí, solo bártulos, cajas y bolsas plásticas. Decido regresar. Ya me encargaré de este asunto con más calma. Debo dejar que mi corazón, que parece haberse activado nuevamente, vuelva a su tic toc normal y poder poner mi máscara de hombre comprometido enamorado. Lara no merece esto, ninguna mujer merece que ame a una mujer mientras se compromete con otra. Doy vuelta y regreso al salón.