-. ¿Qué es lo que pasa Diana? -. Pregunto mi amiga cuando ya iba de salida del hospital
-. Nada, solo me caí. -. Respondí a Anais.
-. No te hagas la loca, sabes a lo que me refiero ¿Por qué no me has llamado o escrito al menos? Desde que llegaste de tu luna de miel no había sabido nada de ti, si no voy a tu casa te olvidas de que tienes una amiga. -. Me reclamo con justa razón, pero como le digo todo lo que está pasando, me daba vergüenza.
-. No pasa nada -. Fue mi respuesta.
-. Me aguante todo este tiempo porque estás recién casada y supuse que están de luna de miel eterna, pero llegar hoy y verte así, ojerosa y más delgada no es lo que esperaba, te imaginaba radiante, con una sonrisa de oreja a oreja, así que no me digas que no pasa nada -. Cuestiono
-. No pasa nada Ana, es solo que estoy haciendo dieta para mantenerme linda para Jacob y lo de las ojeras ya te lo explique, es por qué no dormí bien. Te aseguro que no pasa nada, estoy feliz -. Le asegure y trate de sonreír para hacer más creíble mi mentira.
-. No necesitas dietas, eres hermosa así como estas, y si él no sabe ver eso no te merece. -. Me dice.
-. Él no me pide que adelgace, soy yo la que lo hace por qué quiero. -. Murmuró justificándome.
-. Prométeme Diana que si necesitas ayuda no dudaras en pedirla, yo estaré siempre para ti.
-. Lo prometo.
-. Amiga por favor no te alejes, contesta mis mensajes o escribe tú de vez en cuando. -.
-. Lo haré, tranquila. -. Digo sin saber cómo hare, Jacob tiene mi teléfono quien sabe en donde, pero eso ella no debe saberlo así que solo sonrió nuevamente y le doy un abrazo que necesitaba con urgencia.
Llegue del hospital, y me dirigí a la cocina, miraba todo con una intriga en mi mente ¿Cómo haré para cocinar? Abrí la nevera y saque lo que necesitaba para la cena de mi esposo, aún faltaba mucho tiempo para que el llegara pero con mi discapacidad necesitaría de todas esas horas extras para hacer de comer. Comencé a preparar la cena, con la mano con yeso sostenía las hortalizas con los dedos que estaban libres y con la derecha procedía a cortar, luego a limpiar y ordenar poco a poco, pues el yeso me imposibilitaba hacer las cosas como siempre, ya tenía todo listo, subí a la habitación y me empecé a quitar la ropa mientras me miraba en el espejo, estaba más delgada, de eso no había duda, Anais tenía razón yo no necesitaba adelgazar pero como no comía por qué me dolía más el cuerpo que el hambre que pudiera tener, no comía casi nada, seguí mirándome y tenía moretones por mis costillas y piernas, no quise seguir observando lo deprimente que soy y entre a bañarme.
Salí del baño y aplique el ungüento que compre en la farmacia, agradeciendo que sea la mano izquierda la fracturada y no la derecha por qué allí si sería una completa inútil, me vestí, con un pantalón y una camisa manga larga que me quedaba ancha y a la vez tapaba un poco mi mano, trataría de ocultar todo lo que pueda el yeso de mi muñeca, aparte de que no quería nada que pareciera sexy para él.
Baje a la cocina y empecé a servir la cena, estaba terminando de colocar los platos en la mesa, cuando llegó él, directo a comer, le serví el jugo y se lo lleve a donde estaba, cuando me acerco para dejarlo a un lado siento una cachetada en mi trasero lo que ocasionó que pegara un brinco por el susto, el no retiro la mano, la dejo en mi trasero y lo masajeo a su antojo.
-Así me gusta que seas atenta con tu hombre-. Decía mientras seguía apretando mi trasero. Yo solo rogaba por que hoy me dejara tranquila, y daba gracias a dios por que aún no se daba cuenta de mi yeso.
No dije nada, solo me hice a un lado y me senté a comer también, hubo un momento de descuido y la maga de mi camisa se rodó, mostrando así mi mano lesionada, mis pupilas se dilataron, empecé a sudar frío, ya que él tenía la vista fija en mí.
-. ¿Qué es eso? Pregunto señalando mi mano.
-. Hmm, bueno verás... este… me dolía mucho la mano y tuve que ir al médico, me dijeron que era una fractura, así que me colocaron esto.-dije mostrando mi mano y dibujando una sonrisa en mis labios como si no fuese nada importante.
-.Y por qué no me avisaste, yo hubiese ido contigo.- dijo en tono preocupado, no me podía creer lo que estaba oyendo, él no se había molestado, estaba tranquilo y me sonreía.
-.Diana, sé que me he comportado mal contigo- empezó a decir yo aún no decía nada, estaba en shock él se iba a disculpar.-. Sé que no he sido un buen esposo durante este tiempo, pero todo eso va a cambiar, estoy arrepentido, yo te amo y no quiero perderte, tú eres solo mía, perdóname. -. Pidió, y yo solo podía verlo, se cumplirá lo que quiero, él va a cambiar va a seguir siendo mi Jacob.
Y por supuesto, claro que lo iba a perdonar, está arrepentido lo veía en sus ojos, me ama, aparte que sería yo sin él, nadie más quería a alguien tan insignificante como yo, que soy bruta, torpe, descuidada y no hago nada bien, tengo que estar agradecida porque alguien como Jacob se fijó en mí.
-. Claro que te perdono, sé que no era tu intención hacerme daño. -. Le dije extendiendo mi mano buena hacia él, para tomar la suya entre la mía.
-No sabes la alegría que me das, te amo y te prometo no volver a enloquecer. Pero tú también tienes que prometerme que siempre estarás aquí para mí, y cumplirás con tus deberes y que no me vas a desobedecer, harás lo que yo te diga. ¿Entiendes?
-. Claro siempre estaré para ti y te haré caso amor- respondí, él se acercó y me dio un brazo, yo me tense por el acto, y esperaba que él no se diera cuenta de mi reflejo.
La cena término con tranquilidad, el subió a darse un baño, y yo empecé a sentirme un poco mal, creo que la comida me estaba haciendo daño, porque tenía náuseas, sentía que iba a devolver lo poco que había comido, me levante de golpe y me dirigí al baño que se encontraba abajo corrí lo más rápido que pude y caí de rodillas sobre el inodoro, expulsando todo lo que contenía mi estómago.
Después de un rato me levante y lave mi boca y mi rostro, me observe en el espejo, y estaba demacrada y pálida, lo que hacía que mis ojeras se notarán más, tenía que cuidarme mejor y ya que había solucionado las cosas con Jacob todo iba a ser diferente, tal vez podría volver a la universidad, aunque mejor no apresurar, un paso a la vez.
Fui a la cocina y tome un vaso con agua, estaba un poco débil, me sentía un poco mareada, quería dormir, así que camine lentamente hasta llegar a la habitación, ya Jacob estaba dormido, así que no se dio cuenta de mi malestar, camine los pocos pasos que me faltaban y me acosté, cerré los ojos y todo me daba aún vuelta, pero el cansancio y sueño me venció, ya mañana será otro día y espero que sienta mejor.