Primer día en la oficina

3506 Words
Capítulo 3. Primer día en la oficina. POV Harry. Estamos cenando cuando mi tía llama mi atención. —Bueno, ya, contigo aquí, Harry, podré viajar a California unos días, después del cumpleaños de mi Alicia, así me iré tranquila, ya que tú podrás cuidar de ella en la oficina cuando mi esposo salga de viaje. Todo esto me hace acordarme de cuando eran pequeños y Harry cuidaba de Alicia. —Vamos, madre, no es momento de hablar de eso; además, sabes que sé cuidarme sola. —Dice tratado de evitar mi mirada. —Así es, madre, deja el pasado atrás. —Dice Abril, algo incómoda, acariciando mi muslo debajo de la mesa. —¿De verdad? ¿Podría contarme un poco de eso? —Debe ser bueno recordarlo. —La observó analizando sus movimientos y pudo ver que la situación le incomoda. —Lo siento, Harry, a Alicia no le gusta hablar de su vida. Eran muy pequeños; al nacer Alicia, te gustaba dormir en su habitación, decías que cuidarías de ella y de esta manera lo hiciste. Me acuerdo que una vez, Alicia se cayó jugando en el jardín y se raspó la rodilla; estaba muy pequeña. Me acuerdo que corriste a la habitación buscando gasa y alcohol y curaste su pierna, la abrazaste hasta que se quedó dormida en tus brazos; eran tan pequeños como dos hermanos que se cuidaban el uno al otro. —Vaya, es increíble poder saber cosas como esta. No se preocupe, tía, puede irse tranquila; yo cuidaré de Alicia, la ayudaré en lo que necesite. —La miro y ella evade mi mirada. —Bueno, no hablemos más del pasado; ahora lo que importa es el presente, Harry, me da un gusto poder tenerte de vuelta. Como dije antes, haremos que tu estadía aquí sea gratificante. —Siento su mano en mi m*****o apretar de mí por debajo de la mesa; esta chica sí que no pierde tiempo. Al terminar de comer, Abril saca su mano de mi pantalón, metiendo dos dedos en su boca; me mira pícara. Noto a Alis levantarse de la mesa y yo aprovecho que todos se levantan para acomodar mi pantalón mientras observo la mirada de maldad en los ojos de Abril. —¿Vienes? —dice Abril extendiendo su mano para que yo la tome. Me acerco a ella aprovechando que estamos solos; la sujeto de las caderas. —No juegues con fuego que te puedes quemar. —¿Qué pasa si quiero quemarme? —Me besa y no pierdo tiempo en tomar su trasero. Subimos las escaleras y puedo ver que Alis sube; Abril la rebasa, dejándome apreciar las hermosas piernas de Alis que me descontrolan. Al llegar al pasillo de las habitaciones, siento la necesidad de buscar una excusa para llamar su atención. —Alis. —Se gira fijando una mirada en mí—. ¿Te espero temprano para ir a la oficina? —Sí, mi padre irá con nosotros; si no estoy lista, puedes ir con él. —Dice mientras mira a Abril, que se queda observando el momento. —Bien, gracias, buenas noches. —Le expreso una sonrisa. —Buenas noches, Harry. —Esos hermosos ojos verdes llaman mi atención por completo. La veo entrar a su habitación mientras camino a la mía. —Pobre primo, tendrás que soportar a la aburrida de mi hermana. —Buenas noches, Abril —le digo abriendo la puerta de mi habitación, ignorando por completo sus malos comentarios. —Hasta más tarde, Harry. Al entrar cierro la puerta abriendo la ventana de mi habitación, me quito la ropa adentrándome a la ducha donde dejo que el agua caliente me cubra cuando siento que me recorren acariciando mi cuerpo, al girarme puedo ver a Abril quién no pierde tiempo en a arrodillarse ante mí metiendo mi m*****o en su boca, la sujetó del cabello mientras meda placer hasta que me hace venir, la tomó del cuello pegándola contra la pared introduciéndome en ella es más que evidente que no es señorita, la cojo tan duro como me gusta, mientras sus gemidos son el único sonido del lugar, ella se aleja tratando de besarme mientras la penetró, la hago venir y ella tiembla, se sostiene mientras sigo hasta venirme alejándome de ella acabo a fuera, puedo ver que me acaricia tomando mi cuello para besarme ella es hermosa sin ninguna duda la someto llevándola a mi cama donde la vuelvo a tomar sin pensarlo, se queda en mi habitación sin querer irse haciéndome sentir incómodo. —Vaya, eres increíble, como ningún otro; déjame decirte, primo, que no me arrepiento de nada, valió cada segundo. —Besa mi pecho mientras la observo. Se sube sobre mí. —Lo mejor es que te vayas, no quiero que mi tía te vea salir de mi habitación. —Sabes que ellos están al otro lado; además, aún es temprano, quiero jugar un rato más. —Si estás pensando en quedarte a dormir, estás equivocada; ahora sal, necesito ducharme, no he dormido y me pongo de mal humor si no descanso. —Harry, ¿me estás corriendo de tu habitación? —Sí, vete, ya te di lo que querías, ahora sal. —Bien, pero prométeme que lo haremos cada vez que nos plazca. —Necesitas saber que conmigo no obtendrás más que solo sexo, no esperes más que eso porque no puedo darte amor ni nada de eso. —Entiendo, me conformo con que lo hagamos sin compromiso, no te preocupes. —Bien, ya que tienes claro eso, vete. —Bien, hasta mañana, primito. —Besa mis labios saliendo de la habitación. Me levanto, entro a la ducha, voto el preservativo después de asegurarme de que no está roto, me ducho y me cambio, acomodándome sobre la cama hasta quedarme dormido. * —Alicia— Me levanto siendo tan solo las 6 AM, el frío de la mañana me envía a la ducha donde el agua tibia relaja mi cuerpo tembloroso, después de varios minutos en la ducha salgo cepillando mis dientes junto crema hidratante en mi cuerpo que hace que mi piel brille además de mantener un fresco olor a perfume todo el día, salgo colocando mi ropa interior, me acomodo buscando en mi armario mis botas largas que me llegan a la rodilla seguida de mi falda corta color n***o y mi camisa mangas largas roja junto a mi chaqueta que me queda a juego con el atuendo, luciendo muy guapa cepillo mi cabello sosteniéndolo en una gran cola alta dejando mi cabello en ondas caer por mi espalda, me maquillo lo más suave que puedo y me coloco mi reloj seguido del brazalete que me regaló Eliot en mi cumpleaños el año pasado el cual prometí siempre usar, después de rosear con perfume mi piel tomó mi cartera saliendo de la habitación, al bajar las escaleras me adentro al comedor donde puedo ver la mirada de mi padre y la de Harry al entrar. —Buenos días, mi hermosa bebé, eres el brillo que alumbra este comedor —dice mi padre levantándose para abrazarme y besarme. —Buenos días, papá. —Lo abrazo y puedo notar la mirada de Harry en mí. —Siéntate, cariño, tu madre tenía un poco de migraña y tu hermana ya sabes que jamás se levanta temprano. Marta nos preparó el desayuno; desayunen ya, yo lo hice. Harry, te dejo a cargo de Alis; debo ir a una reunión muy importante, nos vemos en la oficina. —Papá, pero… —No me deja hablar; me besa en la mejilla saliendo del lugar. Giro mi mirada hacia Harry, quien manipula su celular. —Buenos días, Harry —le digo acercándome a la mesa. —Buenos días, Alicia. —Me mira y por un segundo su mirada fija en mí causó un fuerte escalofrío en mi cuerpo. Desayunamos mientras que el silencio ambientaba el lugar; al terminar, puedo verlo levantarse de la mesa en una acalorada llamada mientras la vena de su frente es evidencia de que pasa algo. Al terminar, él se acerca y yo me levanto tomando mi maletín. —¿Pasa algo? —le digo observando su mirada enojada. —Alicia, ¿te importaría acompañarme a la empresa de mi padre antes de ir a la tuya? —¿Es muy importante? —Sí —dice serio. —Bien, no pasa nada, ¿vamos? —Bien, gracias. Al salir, subimos al coche que es conducido por su guardaespaldas. Nuevamente el silencio abunda en el lugar; él concentrado en sus cosas y yo en mi laptop, organizando todo para enseñarle con más facilidad el proyecto, que es lo único que tenemos en común. Puedo notar que el coche se estaciona y él baja abriendo la puerta para mí, donde extiende su mano para que yo la tome. Al hacerlo, siento nuevamente una corriente recorrer desde la palma de mi mano hasta mi pecho al roce de mi piel con su piel; sin esperarlo, él me sujeta de las caderas, acercándome a él mientras nos miramos. —¿Lista? —Sin poder responder, asiento alejándome de él; toma mi maletín, siguiendo sus pasos. Camino junto a él y puedo ver a varios empleados nerviosos al verlo. Él saluda cordial entrando en el ascensor mientras lo sigo; al hacerlo, la puerta se cierra y él marca su piso. El ascensor se detiene en el segundo nivel, donde suben varias personas; él se acerca a mí mientras se mantiene ocupado en su celular. Después de dos pisos, el personal se baja y la puerta se cierra, dejándonos nuevamente solos en el lugar. De la nada, el ascensor se detiene y las luces se apagan; mi corazón se quiere salir de mi pecho. Sin darme cuenta, sostengo su mano, apretándolo con fuerza, cuando siento que me sujeta con su otra mano, quitando mi mano que lo sostiene. —¿Harry? —digo temblorosa mientras lo busco. —Calma, esto a veces pasa, quizás en unos segundos se estabiliza todo. —Lo busco hasta que lo siento tan cerca que mi corazón late a mil por segundo debido a su perfume, que me invade, me penetra hasta los pulmones; su cercanía, su tanto, todo acelera mi pulso. De la nada, el ascensor desciende un poco, haciéndome abrazarme a él con fuerza. Me aferro a su cuerpo tratando de sentirme segura mientras el olor de su perfume invade mis fosas nasales. Siento la sangre acumularse en mis mejillas mientras que él me abraza; puedo sentir su corazón latir al igual que el mío, sin control. Mi respiración agitada por un segundo siente calma al sentir sus manos acariciar mi espalda. —Tranquila, estoy contigo. —Dice tomando mi mejilla entre sus manos y por un momento pensé que me besaría; algo muy dentro de mí quería que lo hiciera. Siento su respiración tan cerca de mis labios que cierro los ojos cuando siento el ascensor abriendo. Abro los ojos y puedo mirarlo mientras él me mira, paso mi mano por su pecho y puedo sentir cómo mi cuerpo reacciona a su tacto. Su corazón latiendo al mismo ritmo que el mío me causa una fuerte sensación. Desvío mi mirada de la suya, alejándome de él, quien se aleja acomodando su chaqueta. Me abre paso para que salga y él sale tras de mí; al hacerlo, los empleados lo abordan mientras él se mantiene distante, sin dejar de mirarme. —Myriam. —Dice y puedo ver a una hermosa joven acercarse a él. —¿Sí, señor? —dice una rubia de ojos verdes, alta de 1.80cm, con una falda corta, camisa ajustada y muchas carpetas en las manos, mirándolo con fijación. —Lleva, por favor, a Alicia a mi oficina. —La chica me mira y logra entender que es de mí de quien habla, ya que su mirada me recorre de abajo arriba, fijando la mirada de Harry en ella, y extiende su mano para guiarme a lo que debe ser la oficina. —Por aquí, señorita —dice la chica mostrándome el camino. Me lleva por el pasillo a la oficina en el fondo, un gran lugar, diría, haciéndome pensar en la pequeña oficina que mi padre organizó para él. Me adentro al lugar, sentándome frente a su escritorio, donde espero por varios minutos hasta que lo veo llegar. —Lo siento, lo que pasa es que este piso no es utilizado desde que mis padres se fueron; por tal razón se mantuvo todo cerrado hasta mi regreso. Como puedes ver, todo es un caos y nada está en orden. —No te preocupes, no pasa nada —le digo revisando los planos del proyecto que deseo mostrarle. —Lamento lo del ascensor; si te hubiera pasado algo, yo… —Interrumpo; no deseo recordar ese momento, quizás porque en el fondo sé lo que me hizo sentir al estar solos en ese lugar y de solo pensarlo mi corazón se acelera. —No le sumes importancia, ¿empezamos? —digo acomodando los documentos en la mesa. Él me observa mientras le explico todos los planes del proyecto. Estamos analizando todo y puedo ver que sus sugerencias son importantes para el proyecto, a tal punto que acomoda varios planos. Pasamos parte de la mañana y la tarde reorganizando todo nuevamente de forma que nos gustara a ambos. En ocasiones, él tenía que salir del lugar y yo me quedaba organizando sus ideas en la laptop. Siempre trato de evitar que su mirada se junte con la mía; me hace sentir un poco incómoda. A pesar de que somos primos, la conexión que siento con Harry jamás la había sentido nunca; ninguna mirada ha llegado a intimidarme a tal punto que controla mis pensamientos. —¿Quiere comer? —dice adentrándose a la oficina donde me sorprende y dejo caer los documentos que sostenía en mis manos. Me giro para recogerlos y puedo ver que él se agacha tratando de hacer lo mismo. —Déjame y te ayudo. —Se agacha recogiendo los documentos del suelo, cuando detiene su mirada en mis piernas, donde me mantengo cruzada de piernas, dejando un poco mis muslos libres ante sus ojos. Su mirada recorre mis muslos hasta la abertura del botón de mi camisa; puedo ver que se detiene en mis labios, hasta mis ojos, entregándome los documentos. El momento es intenso. Se levanta, aún con su mirada puesta en mí, camina tomando su chaqueta y sus pertenencias, se acomoda mientras espera por mí, donde estoy ordenando todo en mi portafolios. —¿Podemos tomar las escaleras? —le digo levantándome para salir junto a él. —Si eso quieres, eso haremos. —Abre la puerta para mí y salimos de la oficina bajando las escaleras del séptimo piso hasta la planta donde, al llegar frente al coche, abre la puerta para mí, ayudándome a subir al coche donde, al entrar y acomodarme, escucho mi celular sonar con una llamada de Eliot, que no tardó en responder. —Eliot, ¿cómo estás? —Hola, hermosa, vine por ti a la oficina para ir a comer, pero me dijeron que no has venido hoy, y pensé, ¿es de mi Alis de quien hablas? Mi Alis nunca falta a la empresa. —Bueno, pues tienes razón, estoy con mi primo Harry, de quien te hablé, organizando todo lo del proyecto, pero si deseas, podemos vernos para cenar. —Miro a Harry de reojo y puedo verlo enfocado en su celular. —Vaya, cariño, deseaba verte, ya que saldré de viaje por unos días y quería despedirme de ti. —Lo siento mucho, Eliot, me hubiera gustado poder despedirte, pero sabes que no me gusta romper mis compromisos; te veré al volver y saldremos a nuestro restaurante favorito. —Bien, sé que no podré hacerte cambiar de opinión. Cuídate, hermosa, nos veremos al volver. —Cuídate, Eliot, feliz viaje. Cuelgo la llamada y puedo notar que él suelta su celular para fijar una mirada en mí con determinación. —¿Tu novio? —Si tienes planes, podemos dejarlo para después —dice acomodando las mangas de su camisa. —No pasa nada, ¿A dónde vamos? Ya debo volver a la empresa. —Le digo confirmado mis citas de hoy y organizando todo con Ana por medio del correo. —No lo sé, esperaba que tú me llevaras a un buen lugar, ya que no conozco mucho la ciudad. —Bien. —Le doy indicaciones al chófer que me lleva a mi restaurante favorito donde hago la reservación por teléfono; al llegar, Harry abre la puerta para mí y el joven de la entrada recibe mi chaqueta como siempre lo hace. —Buenas tardes, señorita Alicia, su mesa está lista. —Muchas gracias —le digo adentrándome al lugar. —Puedo ver que es un lugar al que frecuentas mucho; debe ser bueno si lo eliges tú. —Dice Harry abriendo la silla para mí. —Puede decirse que es uno de los pocos lugares que me gusta frecuentar. —Entiendo, entonces dejaré que me sorprendas ordenando para mí. —Bien, eso puedo hacerlo —le digo expresando una pequeña sonrisa. —Vaya, es la primera vez que te veo sonreír desde que llegué y me atrevo a decir que es muy hermosa; esos pequeños hoyuelos que se crean en tus mejillas son fascinantes. —Eres muy observador. —Le digo sin poder dejar de mirarlo, mientras la sangre se acumula en mis mejillas. —Digamos que me gusta conocer bien a las personas; es inevitable no analizar cada acción que haces. —Si quieres saber algo, solo pregúntame, Harry. —La tensión en nuestras miradas se puede sentir en el ambiente. —Alis, de ti descubriré por mi cuenta cada cosa que te complementa. —¿Qué quieres decir? —Me siento incómoda con su mirada a tal punto que miro a otro lado. El camarero se acerca trayendo para nosotros una botella de vino, mientras la pregunta queda en el aire. Sin respuesta alguna a mi pregunta, me dispongo a ordenar un poco nerviosa, al elegir para él mi plato favorito, pasta a la boloñesa y ensalada César. El camarero sale en busca de mi orden y puedo ver que él me observa; siempre lo hace, como si tratara de analizar cada movimiento que doy, cada acto que hago. —¿Entonces en unas semanas cumples años? ¿Qué te gustaría hacer? —Sus preguntas son firmes mientras se sirve y me sirve un poco de vino. —Harry, realmente… —La voz de Eliot interrumpe el momento. —Vaya, cariño, qué suerte tengo al verte antes de irme. —Se acerca besando mi mejilla y puedo ver lo incómodo que Harry se siente al ver a Eliot acercarse. —Hola, pensé que ya estarías de viaje. —Le sigo un poco incómoda. —No, cariño, vine a comer con unos amigos de la empresa que quería presentarte; al entrar vi a nuestra mesa y al verte me sorprendió mucho. —Entiendo. —Digo mirándolo. —Lo siento, Eliot, te presento a Harry, mi primo. —Observó la mirada de Eliot al mirar a Harry, quien lo mira serio, haciéndolo sentir incómodo. —Un gusto, amigo, Alis me platicó de tu llegada, bienvenido. —Dice tomando su mano. —Vaya, no podría decir lo mismo de ti, un gusto, Eliot —dice Harry un poco arrogante y cortante, siendo directo. —Sí, es comprensible, todo en la vida de Alis es un misterio; si no la conociera, hasta yo fuera un anonimato. Trato de esconderme de su familia, pero es inevitable, nuestra conexión es evidente, nos conocemos desde hace mucho. —Entiendo —dice mirándome fijamente. —Sí, Alis, cariño, trataré de llegar antes de tu cumpleaños, tengo muchos planes, traeré para ti otro brazalete igual que este; mi padre me envió a una junta de negocios; si logro esto, podré ganarme su confianza y me dejará liderar las empresas del extranjero. —Eliot —dice una chica llamando su atención. —O vaya, cariño, sé que estás ocupada, ¿te cuidas, vale? Te llamaré al llegar. —Sí, no te preocupes, ve con tus amigos, sabes que sé cuidarme sola. —Lo sé, cuídate. —No te preocupes que yo cuidaré de Alis, ve tranquilo. —Dice Harry, algo molesto. —Gracias, viejo, nos vemos en unas semanas, cariño, cuídate. —Se aleja y Harry mira el brazalete en mi mano mientras veo a Eliot acercarse a sus amigos, quienes no dejan de mirarme, seguramente porque Eliot habla de mí. —Es hermoso, puedo notar que lo traes seguido. —Lo miro; por su mirada en mi muñeca, sé de qué habla. —Sí, le prometí llevarlo siempre y siempre cumplo mis promesas. —Le digo firme para que entienda que así soy. —Tiene suerte de tenerte. —Se acomoda en el espaldar de la silla, mirándome mientras toma su trago, saboreando de él. —Creo que sí.
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