Responsabilidad

3518 Words
Capítulo 4 Responsabilidad. — Alicia— Lo veo sonreír y no puedo evitar míralo, su hermosa sonrisa y esos ojos verdes azulados me hipnotizan a tal punto que no logré notar que el camarero trajo la comida. — Espero les guste el servicio, es tal cual a usted le gusta señorita. — Gracias Lester. — De nada, para mí es un gusto poder servirle. — Me mira y sonríe abiertamente mientras sale del lugar. —Vaya, ¿o le dejas muy buena propina? ¡O podría decir que está loco por ti! —Lo miro alzar una ceja con arrogancia e intriga, esperando mi respuesta a lo que fue más un reclamo que una pregunta. —¿Qué dices? —digo algo distraída. —Que está muy rico, gracias por sugerírmelo. —De nada, es uno de mis platós favoritos. —Digo mientras lo veo comer. Al comer nos mantenemos en silencio; una mirada tras otra me hace sentir incómoda. Me levanto al terminar para ir al baño. —Espérame, iré al baño. —Bien, yo iré pagando la cuenta —dice sacando su cartera, de donde busca una de sus 8 tarjetas que puedo notar por la ranura y la cual saca. —O no, Harry, eso no, yo pago la cuenta. —Le digo renuente en que él pague. —No podría dejarte hacerlo, no acostumbro a que ninguna mujer me pague la cuenta. —Bien, pues yo no soy cualquier mujer y ya te dije que yo invito esta vez. —Bien, creo que no podré hacerte cambiar de opinión, así que haremos algo. —¿Qué piensas? —digo algo nerviosa al verlo acercarse a mí. —Dejaré que pagues la cuenta solo con la condición de que dejaras que te invite a cenar. —¿Por qué querías hacer eso? —Lo miro intrigada por sus acciones. —Digamos que es necesario para mí —dice caminando en mi dirección, luciendo tan guapo y elegante. —Bien, si insistes, está bien —le digo, algo hipnotizada por su cercanía. —No, Alis, quiero que me lo prometas. —Dice tan cerca que podría jurar que sentí caer. —Te lo prometo, Harry. —Las palabras salieron de mi boca en un susurro que me dejó desconcertada por la sensación que me causa su mirada. —Señorita, esta es su cuenta —dice Lester, quien, al notar la acción, evita mi mirada; entonces entendí que Harry lo hizo para alejarlo de mí, como si marcara su territorio. —Sí, toma. —Le entrego mi tarjeta, que él de inmediato toma, alejándose. —Mientras, me quedo mirando su rostro, enojada. —¿Qué pasa? —dice relajado y muy sereno. —Sé lo que hiciste —le digo un poco enojada. —¿De qué hablas? Pensé que irías al baño. —Dice mirándome con maldad. —Bien, que no se repita —le digo tomando mi bolso y me adentro al baño, donde me lavo las manos y cepillo mis dientes. Al salir, puedo verlo esperando por mí; me acerco a Lester, quien me entrega la tarjeta y me ayuda con mi chaqueta. —Feliz día, muchas gracias por el servicio. —Le entrego la propina y él mira a Harry algo incómodo. —¿Vamos? —dice tomando mis caderas, donde la sensación más intensa recorre mi piel. Al salir, se aleja abriendo la puerta para subir al coche, donde él sube detrás de mí, dando órdenes al chófer que nos lleva a la empresa de la familia. Al llegar, él abre; él me ayuda a bajar. Adentrándonos al lugar, miro al ascensor y él puede notarlo. Al abrirse, él toma mi mano, ayudándome a entrar en él. No puedo dejar de mirarlo. La puerta del ascensor se cierra y yo me alejo, tratando de mantener distancia con él. Al llegar a mi piso, salgo y él lo hace, llamando la atención de mi asistente y varias empleadas del lugar. —Buenas tardes, señorita Alicia, su padre la espera junto al joven; los documentos que me pidió ya están en su oficina. —Gracias, Ana, ¿ya almorzaste? —No, señorita, estaba esperando a que llegara. —Bien, ya llegué, puedes ir a comer, te veré más tarde. —Sí, si me necesita, no dude en llamarme. —Tranquila, me haré cargo. Ana, espera, te presento a Harry; él y solo él tiene acceso a mi oficina si yo no estoy. Ya sabes que debo compartirla con él; si él necesita alguna cosa, por favor, ayúdalo. —Sí, sí, sí, claro, señorita, es un gusto conocerlo, Harry. —El gusto es mío —dice tomando su mano, haciendo que Ana se ruborice. —Bien, ¿vamos? —le digo tomando mi carpeta. —Sí, vamos. —Me sigue hasta la oficina de mi padre, quien al vernos sonríe abiertamente. —Bienvenidos, chicos, ¿Harry, me imagino que ya Alis te mostró el lugar? ¿Ya se pusieron al día con el proyecto? —Sí, no se preocupe, tío, todo va bien, e incluso hice ya varias llamadas a inmobiliarias y tenemos un hermoso lugar para nuestro hotel en el centro, con una hermosa vista; además, en la planta baja hay un enorme espacio para un gran restaurante. He conocido hoy uno gracias a Alis y me ha gustado su ambiente, además de su comida, dándome una grandiosa idea; solo nos falta un buen diseñador de interiores. Ya fijé una cita con la inmobiliaria; si Alis acepta, podremos empezar con este proyecto cuanto antes. — Bien, puedo ver que se van desenvolviendo en el negocio, así como lo hacía tu padre Harry sé que este proyecto les abrirá las puertas, no puedes negar que tu padre te entreno muy bien, por eso los he llamado, tengo a un buen amigo mío en el norte él maneja una empresa textil muy reconocida y le he comentado de este proyecto de abrir un hotel 5 estrellas y está muy contento de poder ser parte de él su hija sabe mucho de la industria gastronómica y los podría ayudar en la parte del restaurante, me ha pedido reunirse conmigo para hablar bien sobre el proyecto, le he dicho que los enviaría a ustedes, les daría la oportunidad de explicarle en persona los planes del proyecto, me ha pedido hacer la inauguración de su nueva línea de ropa y quiere que el hotel sea el lugar del evento, esto sería un gran éxito y sé que ustedes lo podrán lograr. —Entiendo, padre, ¿cuándo debemos estar allá? —le digo un poco reacia; este tipo de encuentro no me gusta. —La semana próxima, él los recibirá en su mansión; ustedes deben aceptar que su hija dirija el restaurante. Después del evento habrá una gran cena de celebración y sé que esto atraerá clientes al hotel. —Bien, tío, cuente con nosotros, haremos todo lo posible para que salga bien. —Padre, no puedo ir, ¿por cuánto tiempo será eso? —digo incómoda por la situación. —Solo son dos días, Alis, cariño, sé que no te gusta compartir con otras personas, pero en pocos meses estarás sentada en una junta directiva; no puedes huir para siempre de las personas. —No huyó, simplemente no me gusta molestar, no me siento bien con personas que no conozco. —Por eso, enviaré a Harry contigo; él será tu compañía. Alis, te están dando una gran oportunidad, no dudes en aprovecharla. —Está bien, padre, lo haré —le digo al ver que no tengo más opciones. —Sabía que podía contar contigo, sé que todo saldrá bien; ahora vayan, hagan sus llamadas y vean el lugar, tenemos que trabajar duro si queremos lograrlo. Me levanto y Harry abre la puerta para mí. Al entrar en nuestra oficina, él de inmediato se instala al celular, llamando a varios contactos de su padre, quienes no dudan en ayudarnos. Yo me siento en mi escritorio, organizando todos los documentos y trámites para los permisos; con la cita pautada para mañana, tendríamos todo listo para la compra. Me levanto y tomo mi abrigo al ver la hora en mi laptop, llamando su atención. —¿Te vas? —dice mirándome con intriga. —Sí. —Le digo sin más. —Apenas son las 5 pm, necesito que me muestres los documentos para los permisos. —Harry, debo irme, llegaré tarde a la universidad; te veré mañana temprano y los revisaremos. —Te acompañaré —dice con determinación, recogiendo las cosas y guardando todo. —No, no es necesario, iré sola. —Tomó mi chaqueta y él se atraviesa tomando mi brazo. —Espera, te llevaré. —Abre la puerta y nos vamos subiendo al ascensor. Al llegar a planta baja, subimos al coche donde Taylor conduce a la universidad. De camino, puedo ver a varios chicos jugar en la calle. Taylor intenta estacionar cuando, de la nada, dos chicos se atraviesan frente al coche, haciendo que sin querer tome con mi mano el muslo de su pierna derecha, apretándolo mientras cierro los ojos del susto. Siento como poco a poco él toma de mi mano, entrelazando nuestros dedos; me hace mirarlo mientras nuestra respiración se acelera. —Lo siento, señorita, ya llegamos; esos chicos no saben el peligro de jugar en la carretera. —La voz de Taylor se escucha en mi mente a lo lejos como si estuviéramos tan lejos y a la vez tan cerca, donde solo el silencio y una intensa mirada descontrolan mis sentimientos. —Lo siento —le digo tratando de alejarme, un poco nerviosa por lo que acaba de pasar. —Tranquila —dice mientras acaricia la palma de mi mano donde aún nuestros dedos están entrelazados. —Debo irme. —Me suelto de su agarre y él se acerca tanto a mí que mi corazón quería salir de mi pecho; él pone su mano en la manilla de la puerta mientras escucho a Taylor discutir con los chicos que casi atropella. —¿A qué hora sales? —Pregunta interrogante. —A las 8 —digo hipnotizada mirándolo. —Bien, vendré por ti a esa hora —dice muy firme. —No es necesario, yo puedo irme sola —le digo tratando de alejarme. —Espérame; si no estoy al salir de clases, espérame, yo vendré por ti. —No —digo firme a sus insistencias. —¿Quieres entrar a clases, no? Sé que eres del tipo que odia llegar tarde, así que si quieres entrar ahí, debes prometerme que me esperas. —¿Por qué? —Alis, promételo. —Si lo prometo, ¿me dejarás salir? —Sí. —Bien, te prometo que te esperaré, pero debes saber que odio esperar. —Me queda claro. —Bien, ahora déjame ir. Lo veo alejarse abriendo la puerta para mí; yo salgo y de inmediato Taylor sube al coche. Saliendo del lugar, se va dejándome una fuerte sensación en mi pecho. Me adentro a clases donde no puedo concentrarme; su sonrisa no sale de mi mente. Lleva solamente un día en la ciudad y ya ha vuelto mi mundo de cabeza. Con él comparto una conexión como ninguna otra; él tiene el poder de alterar mis emociones, a tal punto de ponerme nerviosa. Al terminar la clase, salgo de la universidad. Hace mucho frío. Me acomodo esperando por varios minutos, donde mi paciencia empieza a perder el control. Impaciente, veo la hora en mi reloj una y otra vez, tratando de hacerlo aparecer con el pensamiento. Reviso mi celular por nuevos mensajes y no logro ver ninguno. Tomando un taxi que me lleva a casa, puedo ver todo tranquilo, en silencio. Me adentro al lugar y lo veo sentado junto a mi padre, quien platica con él mientras revisan unos documentos. —Hola, cariño, al fin llegaste; ya estaba por llamarte. —Lo siento, se me pasó la hora en matemáticas. —Tranquila, cariño, vamos, te daré de comer; te estábamos esperando para cenar juntos. —Puedo ver que intenta mirarme y yo lo ignoro por completo. Nos adentramos al comedor y Abril se sienta junto a él en la mesa. Puedo notar su cambio de ropa mientras come platicando con Abril; al mirarme, me concentro en la comida, donde por primera vez no tengo ganas de comer, así que como un poco y me levanto de la mesa. —Disculpen —digo tomando mi plato para llevarlo a la cocina. —Hija, pero si no has comido casi nada. —No tengo mucha hambre, mamá, comí algo en la cafetería antes de venir, estoy muy cansada, un profesor me dejó esperando en el frío y pasé mucho tiempo parada. —Digo en tono de enojo. —Está bien, cariño, ve y descansa. Buenas noches. —Buenas noches. —Me levanto y llevo el plato a la cocina. Subiendo a mi habitación, al intentar entrar, siento su agarre en mi mano. —Alis, espera, por favor. —Harry, estoy muy cansada; hablamos mañana. —Alis, perdóname, tu padre me pidió ayuda con unos documentos y no pude negarme, tienes que perdonarme. —Está bien, Harry, no pasa nada, pero al menos hubieras enviado un mensaje, no dejarme esperando a pesar de que te dije que no me gusta esperar. —¿Alis? —Lo siento, Harry, estoy muy cansada. —Me suelto de su agarre; entrando en mi habitación, cierro la puerta. Dejo mi bolso en la entrada, me siento en la cama por unos minutos y salgo al tejado a regar las flores, tomando una orquídea en mi mano mientras observo el cielo, donde me quedo por varios minutos. Al entrar a la habitación, me quito la ropa adentrándome a la ducha; después de bañarme, me cambio, subiéndome a la cama, donde noto mi celular sonar con nuevos mensajes. —Texto— —Lamento ser el profesor que te dejó esperando, ¿me perdonas? —Harry. —En realidad no tenía tu número, lo siento mucho. *Harry —No será tan fácil, sabes que odio esperar, ¿hacía mucho frío, sabes? El objetivo de las promesas es que tú también las cumplas; lo siento, pero no me escribas más. * Alicia. —Alis, te prometo que no volverá a pasar. Silencio… —Fin de texto— Me quedo dormida. —Harry. Qué difícil es esta mujer, ninguna otra me ha tratado de tal manera, ni tú has caído en sus hechizos. ¿Qué te pasa, Harry? —Tengo una batalla conmigo mismo en mi mente cuando la veo entrar a mi habitación. —Hola, guapo, pensé que no dejarían el trabajo nunca. Abril se sube sobre mí, me besa y yo la tomo mientras me quita el pantalón jugando conmigo. —¿Qué te pasa? Estás un poco distraído hoy, ¿acaso trabajar con mi hermana es tan agotador? —Sigue en lo tuyo sin hacer tantas preguntas. La pasamos muy bien por un buen rato hasta que sale de la habitación, me voy a la ducha y salgo por un vaso de agua a la cocina, donde, sin suponerlo, tropiezo con Alis, quien me mira fijamente sin camisa. —Lo siento —dice tratando de alejarse mientras evita mi mirada. La tomó de las mejillas, acariciando a ella, quien me mira con esos hermosos ojos verdes. Su mirada causa en mí una fuerte sensación como ninguna otra. Sin poder evitarlo, acaricié con mi pulgar sus labios; no podía dejar de acariciarla, quería besar sus hermosos labios rojos, pero de la nada ella toma mi mano, intentando alejarse. —No pasa nada. —La suelto y ella toma su vaso de agua, saliendo del lugar donde siento la sensación más extraña que haya sentido; por primera vez sentí mi corazón latir. Su exquisito perfume permanece en el lugar. Me acerco a la nevera por un vaso de agua, subo a la habitación donde me acuesto en la cama recordando el momento intenso que acabo de vivir; no puedo creer que no la haya besado. Doy vueltas en mi mente hasta quedarme dormido. —Día siguiente— —Harry. Despierto siendo las 6 AM, siento que me quedé dormido y me levanto apresurado a ducharme; al terminar de arreglarme, bajo al comedor, donde mi tía, al verme, sonríe. —Harry, cariño, buenos días, puedo ver que te quedaste dormido. Ya Alis se fue, pero tienes suerte, Maikol sigue en la biblioteca. —¿Alis se fue? —Sí, dijo que tenía una entrevista con la inmobiliaria y que debía darse prisa. —Entiendo, bien, nos vemos más tarde, tía. —No, no, no, jovencito, siéntese; en la mesa de mi casa no sale nadie sin comer. —Es igual a mi madre y, como la conozco, sé que no me dejará salir a menos que desayune. —Está bien, tía. —Resignado, me siento a comer lo más rápido que puedo. —Hey, hey, despacito, igual ya Alis tiene mucho que se fue; ni queriendo podrás alcanzarla. Al terminar de comer, me subo al coche donde Lester me lleva al edificio de la inmobiliaria; al bajar, puedo ver a una joven que parece ser la secretaria. —Buenos días, joven, ¿busca a alguien? —dice la chica mirándome con intensidad. —Sí, a una morena de ojos verdes, bajita. —Le explicó para que pueda entenderme. —¿Usted habla de la señorita Alicia? —dice mirándome sorprendida. —Así es, ¿me podría informar si ya está en el edificio? —Sí, joven, su esposa se acaba de ir después de la reunión con la señora Amparo, que, por cierto, ahí viene. Señora Amparo, él es el esposo de la señorita Alicia y ha venido a verla. —Yo no soy su esposo, soy su primo; quedé con usted ayer en venir a ver el edificio junto a Alicia. —Así es, ya todo está listo; ella ha firmado los documentos de la venta, solo falta usted. Si lo desea, puede venir a mi oficina y terminaremos con esto de una vez. —Sí, claro —digo, siguiéndola por un pasillo hasta el elevador donde subimos; caminamos hasta una puerta que me deja claro que es su oficina. —Me alegra que hayas corregido lo que mi secretaria dijo; ella es un poco impertinente. Pasa, toma asiento —dice cerrando la puerta tras mi entrada. —Muchas gracias. Lamentó no haber venido antes; es que se me hizo tarde. —No te preocupes, para ti tengo todo el tiempo del mundo. Me sorprendió verte, ya que tengo una foto tuya por aquí guardada, en la gala en California junto a tu padre; déjame decirte que eres un hombre muy guapo —dice, tomando mi corbata; se sube sobre mi regazo, besando mi cuello. —Señorita, me temo que usted, malentendiendo la situación, únicamente he venido a firmar los documentos; debo irme. —Sí, lo harás, toma firma. —Me da un bolígrafo para que lo haga y así lo hago. —Quisiera verlos mañana para los últimos detalles, espero que no llegue tarde —dice besando mis labios donde no puedo resistir y la tomo contra el escritorio. Una fogosa mujer, sin ninguna duda; al salir del edificio, me voy directamente a la oficina donde, al llegar, Ana trae para mí una taza de café. —Buenos días, joven Harry, la señorita Alicia no está en su oficina, pero dejó todo en orden para que pueda trabajar tranquilo —dice mirándome seductora. —Yo podría ayudarlo si necesita algo. —¿Alicia dónde está? —Notando que no logro coincidir con ella. —Hoy salió a jugar bolos con un socio de la empresa, no volverá en todo el día, ya que de esos lugares sale muy tarde y se irá a la universidad después. —Bien, gracias, Ana. —Tomó el café adentrándome a la oficina donde siento que juego al gato y al ratón con ella o me está evitando. Tomó mi celular marcando a su número, el cual no responde, así que decidí enviarle un mensaje. — Mensaje de texto — —Tengo el presentimiento de que estás evitándome. * Harry —¿Qué te hace pensar eso? —Alicia. —¿Dónde estás? —Harry. —¿Desde cuándo debo darte explicaciones de lo que hago? —Alicia. —¿Entonces sí estás evitándome? —Harry. Silencio… —Iré por ti. * Harry. —No es necesario que me vuelvas a dejar esperando, me sé el camino a casa, gracias. *Alicia. —Entonces es eso, aún no me perdonas por dejarte esperando. ¿Qué debo hacer para que me perdones? —Harry. —Desaparecer, ¿tal vez? Si me prometes que te alejarás de mí, te perdono, Alicia. —¿Eso te haría feliz? —Harry. —Eres una persona que no cumple sus promesas, no tengo ganas de seguir con esto. —Alicia. —Tienes razón, no soy hombre de cumplir mis promesas. —Harry. —¿Qué quieres decir? Alicia. Silencio… — Fin de texto —
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