Capítulo cuarenta y uno Me separó sin más de las personas que tengo pegadas como lapas a mi cuerpo y pongo un ligero espacio ante ellas mientras que junto mis cejas confundido. —Eh, puedo preguntar, ¿Por qué están aquí? ¿Qué rayos hacen en la empresa cuando ustedes no tienen ni idea de cómo manejar esto? —¿Maikel, acaso no te alegras de vernos? —pregunta mi madre indignada —tienes a Arelis en frente y también me tienes a mí que soy tu madre. —Claro que estoy contento de verte otra vez, madre, pero lo que no entiendo es que hace ella aquí —señaló a Arelis —con Sofía después de todo lo que causó en su vida. —No seas tan duro, Maik. Solo traje a Arelis a disculparse con ella para que las cosas entre ustedes fueran mejor, pero dada tu reacción veo que no te ha gustado ni un poco. —¡Claro

