TONTERÍAS

647 Words
—¿Eres papá? —escuchó Valerio del otro lado del teléfono y sonrió al escuchar otras dos vocecillas de fondo, pues las reconocía todas, y las amaba todas también. —¡Hola, princesa! —saludó el joven sin poder evitar la efusividad—, ¿cómo están? Están tus hermanos contigo, ¿cierto? —Claro —dijo la chiquilla en un tono molesto—, este par no dejan de fastidiar nunca, necesitan una novia. —¡No necesitamos una novia, nosotros tenemos a mamá! —dijeron a unísono los pequeños rubios, haciendo bufar a la chiquilla rubia y reír al hombre al teléfono. —Cierto —dijo la ojiverde recordando la razón de su llamada—, mamá cumplirá años pronto, y el abuelo Yamil nos llevará a comprarle un obsequio, ¿quieres venir con nosotros? —No sé si sea buena idea —argumentó Valerio, que en un inicio pensó en ofrecerse solo a acompañarlos, pero saber que su padre estaría ahí le provocaba algo de malestar. —¿Odias al abuelo? —preguntó la pequeña rubia y Valerio guardó silencio. No estaba seguro de que lo que sentía por él fuera odio, pero era algo bastante parecido—. El abuelo es el mejor del mundo —explicó la rubia, de la nada—, y si tú lo odias yo no te quiero más… —Igual nosotros —dijeron los del fondo, incomodando al hombre que los escuchaba. —¿Qué están haciendo? —escuchó Valerio la voz de una mujer rubia bien conocida por él—, ¿qué están haciendo con el teléfono? —Oh, oh, es mamá —dijo Erena y luego colgó, lo que hizo descartar al ojiazul que ese fuera un plan de la chica para acercarlo al japonés. Al parecer, ella y sus hijos solo tenían un objetivo conjunto que trabajaban cada uno por su lado. * —¿Crees que hubiera sido mejor que yo no naciera?, ¿de verdad? —cuestionó Valerio a su madre, una que recién le había reclamado que entrara en su despacho sin cita previa—. Erina ama como nada a nuestros hijos, y son producto de una violación, ¿por qué tú no puedes amar al hijo del hombre que amas? —Es complicado, Valerio, no lo entenderías —aseguró Valentina, que lo que menos quería era darle explicaciones a ese joven sobre sus sentimientos. —No soy idiota, madre —aseguró el joven—… lo entenderé si lo explicas. Valentina respiró profundo, su punto era difícil de comprender por qué, para empezar, ella era bastante egoísta, y actuaba con base en lo que era mejor para ella, y esa era una personalidad que casi nadie entendía, por eso era solo criticada siempre; pero, si él insistía tanto, tal vez debería decírselo. —Si esos chicos te amaran, sin tener la oportunidad de amar a su madre, ¿los amarías igual? —preguntó Valentina y Valerio no supo qué responder porque, para empezar, esa pregunta no tenía ni pies ni cabeza—... Si por tu culpa ellos no tuvieran la oportunidad de estar con la persona que más les ama en la vida, ¿estarías bien con su amor? —¿Estás diciendo que no puedes amarme porque, por tu culpa, él, la persona que me ama más que a nada en el mundo, no puede tenerme y no puede recibir mi amor? —cuestionó el joven rubio y Valentina suspiró. —No es que no te ame —admitió Valentina—, es solo que en mi cabeza creo que, darte todo el amor que siento por ti, es una traición a Yamil. —Eso es una idiotez —declaró Valerio, comprobando el punto que más defendía Valentina: nadie la entendía. —Tal vez lo es —declaró la mayor—… y lo lamento.
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