Capítulo 4

1438 Words
Yannin, lamentó no poder salir con Alexander, realmente lo extrañaba y deseaba verlo, pero no podía perder la oportunidad de asistir a esa conferencia, presentó su último examen a las tres de la tarde, apenas tenía tiempo de ir a su casa a ducharse y cambiarse de ropa, quería ir lo más presentable posible, Jeremy, se ofreció a llevarla para que le diera tiempo, ya que había quedado de verse con Jacob Williams en la entrada del ayuntamiento, treinta minutos antes de que iniciara la conferencia. Cuando llegaron a Riverside, Lucía, ya tenía lista la ropa que Yannin se pondría, para agilizar el tiempo, su madrina, era de lo más consentidora, realmente la trataba. Como si fuera una hija. Optó por vestido blanco, liso de cuello alter, en contraste con un blazer n***o, precioso que era de Shayla, pero ellas acostumbraban prestarse la ropa, y unos zapatos de tacón de aguja. Se veía como toda una ejecutiva, no quería desentonar con el tipo de mujeres, que seguramente asistirían al evento. Jeremy, era su incondicional, y eso hacía que Lucía lo estimara mucho, sabía que mientras él estuviera cerca de Yannin, ella no corría ningún peligro. Cuando salió de la habitación, Jeremy, se quedó con la boca abierta, se veía hermosa, como si fuera a ser ella, la ponente de la conferencia. Eran exactamente las seis treinta, cuando la dejó en la entrada del ayuntamiento, Jacob Williams, ya se encontraba allí; Jeremy, se apresuró a bajar del auto para abrirle la puerta, en realidad nunca lo hacía, la confianza entre ellos era tal, que no eran necesarias esas formalidades, pero el plan, era que Jacob, pensara que entre ellos había una relación, para evitar que pensara que entre él y Yannin, podía pasar algo más. Yannin, no podía negar que Jacob, era capaz de sacar un suspiro en cualquier mujer, enfundado en un traje gris, hecho a la medida, con sus zapatos impecablemente brillantes y había optado por usar un gazné por dentro del cuello de la camisa, en lugar de corbata, lo cual, lo hacía verse, absolutamente sexy. —     Hola Jacob, espero no haberte hecho esperar mucho, — dijo ella —     No, para nada, estamos perfectamente en tiempo, — dijo él sin apartar su mirada de la imagen, perfecta que tenía enfrente. —     Te vez preciosa, — dijo acercándose a ella para saludarla con un beso en la mejilla. —     ¡Gracias! — exclamó ella sin poder evitar ruborizarse. —     Espero que venir aquí conmigo esta noche, no genere problemas con tu novio. —     ¡Oh, no! — dijo ella — él no se enojaría conmigo por esto, sabe que es una oportunidad de aprendizaje para mí, pero, sobre todo, sabe que lo amo. —     Es un hombre afortunado. —     Gracias, — dijo ella, sintiéndose incómoda, pero alagada de que un hombre como él, la mirara de esa forma. —     ¿Vamos? — dijo él ofreciéndole su brazo caballerosamente. —      ¡Vamos! — dijo ella, aceptando el ofrecimiento por cortesía. Subieron las emblemáticas escaleras, y Yannin estaba de lo más emocionada, nunca había entrado en el City Hall, así que sus ojos se abrieron tan grandes, cuando ingresaron y pudo admirar los pisos de mármol y la cúpula en el interior del edificio recorrieron los pasillos y la escalinata y Jacob le explicaba a Yannin cada uno de los elementos de la decoración y los detalles en los murales de las paredes y los altos techos, ella lo escuchaba atentamente, porque realmente estaba muy emocionada, de poder estar allí y no reparó, en que en ningún momento soltó su brazo. Cuando llegaron a la cámara donde sería la conferencia, había una edecán en la entrada, recibiendo las invitaciones, Jacob, sacó dos pequeñas tarjetas de la bolsa de su saco y se las entregó a la mujer, que le coqueteó descaradamente, aun cuando él llevaba a Yannin del brazo; dentro del recinto, ya había varias personas esperando, tomaron sus lugares en la segunda fila, eran lugares privilegiados, ya que Jacob, era el director de la facultad de ciencias políticas de la universidad, y a pesar de ser todavía muy joven, su trayectoria como catedrático, era muy reconocida. Yannin estaba que temblaba de la emoción, cuando el expresidente Obama, salió al escenario y tomó su lugar en el recinto, ella no podía creer que estuviera allí, se dispuso a escucharlo con atención, y sacó de su bolso, una pequeña libreta y una pluma, para tomar nota de todos los de talles importantes.  El expresidente, pasó una hora hablando sobre diferentes temas, economía, comercio exterior, relaciones exteriores, pero hubo un párrafo, que impactó a Yannin, porque era exactamente lo que definía su propio sentir:  [Nuestros desafíos podrían ser nuevos. Las herramientas con que les hacemos frente podrían ser nuevas. Pero esos valores sobre los que depende nuestro éxito - el trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo - esas cosas son viejas. Esas cosas son verdaderas. Han sido la fuerza silenciosa detrás de nuestro progreso durante toda nuestra historia. Lo que se exige, por tanto, es el regreso a esas verdades. Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad - un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos deberes para con nosotros, nuestra nación, y el mundo, deberes que no admitimos a regañadientes, sino que acogemos con alegría, firmes en el conocimiento de que no hay nada tan gratificante para el espíritu, tan representativo de nuestro carácter que entregarlo todo en una tarea difícil. (párrafo tomado del discurso de toma de posesión del expresidente Barack Obama] Era exactamente, lo que Yannin quería, tener la gratificación personal de haber lo grado salir adelante por sus propios medios, si ya había tenido el infortunio de haber sido utilizada usando su cuerpo para obtener dinero, quería que esa experiencia, fuera precisamente su impulso para alcanzar el éxito con base en su esfuerzo y su trabajo. Eran apenas ocho treinta cuando salieron de la conferencia, no era muy tarde, así que pensó que debía llamar a Alexander, para verse, podían pasar la noche juntos, ya que por la mañana saldría de viaje con Shayla y con Lucía. Llamó al móvil a Alex, pero no tuvo respuesta, al parecer lo tenía apagado, se quedó pensando un momento, quizás podría buscarlo en la oficina, hasta que la voz de Jacob la sacó de sus pensamientos. —     ¿Y bien? ¿Qué te ha parecido la conferencia? ¿Ha sido lo que esperabas? —     En realidad, me ha encantado, ha sido mucho más de lo que esperaba, definitivamente el expresidente, tiene el poder de transmitir, no solo todo ese conocimiento que tiene sobre todo lo relacionado con el país, sino que su liderazgo nato, hace que, al escucharlo, uno mismo sienta el deseo de hacer las cosas como él las plantea. —     Es exactamente ese poder, el que lo llevó a ser, el líder del país más poderoso del mundo. —     En verdad Jacob, muchas gracias por invitarme, me llevo un gran aprendizaje de esta conferencia. —     No me lo agradezcas, sé que no hubiera podido invitar a nadie, que lo disfrutara y lo aprovechara más, es tarde, y tengo hambre, ¿Te parece si cenamos algo y después te llevo a casa? Yannin se quedó pensando un momento, ella también tenía hambre, y no estaba segura de encontrar a Alex en su oficina, ya que casi eran las nueve de la noche, así que decidió aceptar, además quería seguir comentando con Jacob, los detalles de la conferencia. —     ¡Sí por favor! Yo también me muero de hambre, prácticamente no he comido nada en todo el día. —     Vamos entonces, te voy a llevar a mi restaurante favorito, no tenemos reservación, pero el dueño es mi amigo y no tendremos problema en que nos otorguen una mesa. Subieron al auto, se dirigieron hacia el restaurante, no estaba muy lejos del Ayuntamiento, apenas veinte minutos en auto, en cuanto llegaron, Jacob caballerosamente, le abrió la puerta del auto y le dio la mano para para ayudarle a bajar. El restaurante, era muy elegante, agradeció haberse ido a cambiar de ropa, ya que se hubiera sentido incómoda con su outfit de estudiante, en la entrada, un hostess, los recibió. —     ¡Buenas noches Señor Williams! ¿Su mesa de siempre? —     Sí por favor — dijo él, guiñándole el ojo en complicidad por no tener reservación, se notaba que efectivamente, era cliente frecuente. —     Adelante señorita, — dijo el hostess dirigiéndose a Yannin — Bienvenida, a Open Sesame…
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