Despertarse en la soledad, es diferente.
Estaba tan acostumbrada a despertarme y al girarme encontrar a Cristina que hacerlo para estar sola, era raro. No negaba que agradecía tener un colchón enorme y las sabanas de terciopelo, pero echaba de menos poder despertarme y tener compañía, tener alguien con quien hablar, no es que dormir sola fuera algo horrible, me gustaba la soledad y tranquilidad de estar sola pero no era algo que quisiera siempre.
Estar en Monte Alto era algo que me gustaba y me daba miedo en partes iguales.
Tocaron mi puerta haciendo que me sentaran en la cama.
—Pase—dije mientras me pasaba los dedos por mi pelo, mire a la puerta para ver a mi abuela entrar con una mujer de la edad de mi madre, me quede sorprendida porque no conocía a esa mujer, tenía el cabello castaño, unos ojos castaños muy bonitos, era demasiado adorable, iba vestida con el traje que mi abuela daba a todas las personas que trabajaban ahí, era sencillamente una camisa blanca y unos pantalones negros con unos zapatos comodos para andar.
—Te presento a Nicol, ella será la persona que te acompañe todo el tiempo y te de lo que necesites en todo momento, te peinara y te ayudara a llevar la mejor ropa para cada ocasión— comento y mire a mi abuela demasiado sorprendida.
—¿Qué? —le pregunte sorprendida y sin entender porque quería que una mujer que no conocía de nada fuera mi sombra.
—Te vas a Dinamarca, eres la novia del heredero de una de las coronas más importantes del mundo—dejo claro mi abuela y la mire—Debes representar nuestra casa, nuestra familia y nuestro país de la mejor forma posible, Nicol es una mujer con mucha experiencia, a trabajado en muchas casas reales, habla varios idiomas y no voy a discutir contigo sobre esto—me dejo claro y la mire.
—Abuela—me queje y me miro.
—No, Isabella, si hay alguien en esta familia que puede mantener bien y en un estado adecuado el nombre de esta damilia, eres tú—dejo claro y la mire—Y no estoy ofendiendo a tus primos, pero nadie de ellos mantiene el apellido familiar, y tú si—dejo claro y la mire sin entender sus nervios—Y ahora que las familias diplomáticas de Monte Alto serán vistas por tu relación con el príncipe, debes ser la futura reina perfecta—dejo claro y la mire.
—Abuela, aun somos muy jóvenes, no se si nos vamos a casar—me queje, solo teníamos diecisiete años, por mucho que amara a Matt y que no viera mi vida sin él, eramos aun demasiado jóvenes para decidir esas cosas, podría pasar que nos pelearamos o que su familia buscara un mejor matrimonio, o que incluso jamás nos casaramos y vivamos juntos pero separados toda la vida, nadie sabe que nos depara el futuro.
—Nadie en su sano juicio, siendo un príncipe presenta a una persona sino pretende casarse con ella—dejo claro.
No pude evitar palidecer por ese comentario, esperaba con todas mis fuerzas que Matt no me pidiera amtrimonio, no porque fuera a decir que no, a ver no se que diría, decir que si haría que nuestras vidas se ataran con demasiado fuerza, y si en algún momento, nos peleábamos, no sería fácil romper ese compromiso, eramos demasiado jóvenes, la gente nos miraría como unos locos en busca de sexo o de cosas raras, no sería sano para ninguno de los dos.
—Tengo que llamar a mis voluntariados para retrasar estos—dije levantándome de la cama, Nicol se acerco a mi para darme mi bata y la mire.
—Una semana, prueba una semana con la compañía de Nicol, si esta no te gusta, se irá a otra casa—dejo claro mi abuela y la mire.
—Y tú buscaras a otra persona—murmurre, mi abuela se acerco a mi para sentarme en el tocador y hacer que me mirara al espejo.
—Desde que se creo nuestro país, nunca, jamás hemos estado en el ojo publico de ningún país, nadie nos ha tenido en cuenta para nada, para ser parte de las guerras o diplomacia, no somos parte de la unión europea, no somos parte de nada—dejo claro y la mire—Somos los primos olvidados de Italia, solo interesamos cuando un político loco o una persona con dinero se quiere esconder, con tu relación con Matt podrías ayudar a dos paises—me dijo cepillando mi pelo con cuidado—Monte Alto podría ser visto, y Dinamarca podía beneficiarse de nuestra riqueza—comento y la mire—Además, que no me fio de esos europeos pijos, quiero tenerte cuidada—dejo claro y la mire.
—Eso hubiera quedado mejor al principio de esta conversación y no el tema politico—me queje y la mire.
—Sigo siendo la duquesa en funciones, y te quiero recordar que cuando la familia real se vaya a la mierda, que lo hará, seremos los reyes de este país, por lo que ten claro que la política será tu vida—me dejo claro.
Una antigua norma de Monte Alto, dejaba claro el orden de las familias que reinarían en caso de que la familia real no fuera apta. Una ley que tenía tanta antigüedad como el país, según ese escrito, si el consejo de condes, duques y vizcondes decidían que la familia real era negligente, que sus normas y funciones no estaban a favor de la ciudadanía y solo la perjudicaban, podían quitarles el titulo de familia real y echarlos del país, dado que se cree que una familia real sin titulo puede ser un problema posible, se quita toda la descendencia y se le da el titulo a la familia de titulo más alto que lleve más tiempo con ello, es decir, mi familia en este caso.
Mi familia fue una de las que ayudo en la rebelión de las cuatro, hace casi cuatrocientos años, unas pocas familias que no se identifican ni como italianos ni como otras nacionalidades, se empezaron a juntar para buscar cosas en común, ideas, cosas que los unián y cuando las leyes italianas empezaron a meter a las personas en problemas, hambrunas y guerras en las que mujeres perdían hijos, maridos y hermanos, esas familias se levantaron, no eran personas con dinero, eran personas normales que estabana cansadas de no poder hablar, y se levantaron, hicieron una guerra silenciosa, una guerra sin usar armas, usar la inteligencia, y poco a poco declararon normas y teritorrios, con el apoyo de países mas grandes que seguramente quería molestar a Italia o quedarse con ese país cuando se vieran pobres, pues ayudaron, pero nada de eso paso, sin dinero, sin armas, se formo un país que ahora se sostiene sin ayudas y solo, como un fantasma que no opina en el mundo y nadie tiene en cuenta, pero nadie molesta.
Al ser una familia fundadora, estábamos en lo más alto de la dinastía del país, así que si la familia real era derocada, sería una futura reina.
—Vale abuela—le dije, sin estar muy convencida de que tener a una mujer siguiéndome por todas partes pudiera ayudar en algo, no solo poeque seguíamos en plena investigación de todos los misterios del mundo sino que era demasiado complicado poder ser una adolescente libre si una mujer me seguía para ver que pudiera necesitar, cuando creo que solo necesitaba estar sola y ser una adolescente normal.
—Ya he llamado yo a tus voluntariados, este año te los puedes saltar—me dijo mi abuela y beso mi cabeza.
—Abuela—me queje y la mire.
—Tu centrate en que ese chico te adore y que todo el mundo te ame—me dijo y la mire molesta, puede que a mi abuela le diera igual muchas cosas pero estaba claro pero lo que los demás pensaran, le molestaba demasiado, era su punto débil, era esa cosa que no podía controlar, le gustaba que todos la amaran, pero no por amor sino por tener favores y respeto, quizás eso era el mayor poder que cualquier persona podría tener.
—Vale—dije sabiendo que no servia de nada discutir, era como hablar con una pared, nadie iba a entender que los voluntariados no eran por tener una buena imagen sino porque amaba ayudar a esos animales y personas, era reconfontarte comenzar un mes con una cara triste, rota pero con el tiempo terminar con sonrisas y mejoras en esas personas, era reconfortante.
Mientras que Nicol me ayudaba a vestirme, mi abuela salio de la habitación y con el silencio me dejaba claro que todos estaban dormidos aún o que era la ultima en despertar.
Una vez estuve lista con la típica ropa comoda para viajar pero no lo suficientemente como parecer que estaba desaliniada, era lo suficientemente comodo y relajado para dejar claro que no era algo preparado pero era lo suficientemente decente como para que si sacaban fotos, no saliera mal.
Baje para encontrarme con mi primo en el comedor desayunando.
—¿A que hora sale el vuelo? —le pregunte y bese su mejilla para sentarme a su lado a desayunar.
—Cuando queramos—respondió y le mire sorprendida—¿No has hablado con Matt? —me pregunto y le mire.
—Diferencia horaria, y ha tenido muchas reuniones, algún mensaje compartido pero nada más—deje claro.
Amaba hablar con Matt, era divertido hacerlo pero desde que cada quien se fue a casa, nada es sencillo, me he dedicado ha organizar mis cosas y hacer maletas, apuntar las cosas para el próximo curso y cerciorarme que nada pueda salir mal y que cada cosa este donde debe estar en su momento, y no he tenido tiempo para descansar, y bueno Matt es un principeahora mismo esta con demasiadas reuniones y clases para prepararse para cada acto publico que vamos a tener, bueno al menos que él deberá ir, y nosotros deberemos ver como se luce como la nueva cara de su familia.
Me ha enviado cada día mensajes, de buenos días y buenas noches, me ha preguntado como estaba y deseaba que tuviera un gran día, hablábamos aunque no fuera al mismo tiempo, nos íbamos mandando mensajes, pero en ningún momento era al mismo tiempo cuando estábamos en ello, creo que el horario de cada uno, era demasiado diferente.
—Nos manda un avión privado, así que podemos estar tranquilos con los horarios—me dijo y la mire sorprendida—No te sorprendas, si hubieras querido, ese chico nos manda un señor que nos lleve a hombros todo el caminoy sin descansar—me dejo claro y le mire.
—Tampoco seas dramatico—me queje sentándome en la mesa para comenzar a servirme el desayuno.
—Me cae bien, no te lo niego—comento Aiden y le mire—Me quita demasiada presión al no tener que cuidarte, se encarga él de todo—.
—No necesito que me cuiden—interrumpí y me miro.
Se que hubi un tiempo en el pasado en el que estaba en un abujero, en un pozo n***o, estaba demasiado triste, que mi hermano se fuera de casa, que estuviera meses sin hablarme, que no pudiera verle, hablar con él, con la única persona que siempre estuvo en mi vida, era demasiado complicado. Me he mudado demasiado, Aiden no siempre estuvo en mi vida, no siempre fue parte de esta aunque cuando estaba en ella me dejaba ser niña, pero mi hermano, siempre estuvo ahí, en las noches de tromenta, cuando tenía pesadillas, siempre tuve a mi hermano porque jamás pude confiar o contar con mis padres.
Estaba tan triste, que no tenía fuerzas de ser yo, pero desde el cambio de habitación estaba mucho mejor, era feliz de vez en cuanto y sentía que tenía un lugar seguro donde esconderme en las tormentas.
—Si lo es, eres en ocasiones demasiado buena, demasiado inocente hy no te das cuenta de las cosas—dijo y le mire—No ves que hay personas malas que te utilizan, no ves la maldad en nadie, por eso has perdonado a John o no te alejas del todo de Laura, simplemente la ignoras, no haces nada por estar más tranquila, simplemente aceptas todo, necesitas a alguien que diga que no por ti y que quemara el mundo entero por ti—dejo claro.
—¿Y te has cansado de ser esa persona? —le pregunte mientras me metía una pieza de fruta en la boca.
—No—dejo claro y le mire mientras me metía más fruta en la boca, no podía negar que la ansiedad se apoderaba de mi, un nudo en la garganta se hacía presente, provocando que mi mente me dejara claro que debía comer demasiado rápido, tener la boca llena para evitar decir tonterías, me daba miedo de que las personas se cansaran de mi, por mis miedos o por mis defectos. Aiden agarro mis manos y le mire—Eres mi mejor amiga, no eres solo mi prima, eres lo mejor que me ha podido pasar, tenerte conmigo es una gran felicidad, cada día, en cada momento, me das mucha felicidad, tenlo siempre claro—me dijo y le mire—Pero yo no soy la persona a la que le puedes contar todo, como a Matt tampoco le contaras todo, y a Cristina le contaras cosas que a nosotros no pero no le contaras todo. No se tiene la misma relación con un familiar, con un novio o con una amiga, y es así, Matt te da cosas que yo no te puedo dar, Cristina tiene un apoyo que nosotros no entendemos como chicos y bueno, yo te doy cosas que ellos no te van a dar, sin hablar de que a mi si me vas a tener que soportar toda la vida—dejo claro y lo abrace sin dudarlo.
—Te quiero—le deje claro haciendo que mi primo me abrazara demasiado fuerte, quitando y liberando demasiada ansiedad de mi cuerpo.
—Y yo también te quiero bella—me dijo y respire hondo, porque ese apodo era demasiado importante para mi, era de la forma en la que me llamaba mi abuelo, en la que mi hermano me llamaba en las épocas de tormenta, era como un apodo que me llevaba a un lugar seguro, a un lugar que me daba demasiada paz.
—Vale—deje claro, y me separe de mi primo y me seque las lagrimas que afloraban con salir de mi, no me daba vergüenza llorar pero llorar ahora no era un gran momento, teníamos demasiadas cosas que hacer, demasiados frentes abiertos y no me podñía permitir pararme por llorar.
Aiden beso mi mejilla, y seguimos desayunando en silencio.
Escuche un ruido, y me acerque a la ventana y me quede sorprendida, porque un maldito avión acababa de aterizar en nuestro jardín, por suerte no había aterrizado encima de las flores de mi abuela sino que lo hizo sobre la piscina que aun estaba cerrada.
—No me lo puedo creer—dije y mire a mi primo.
—Quiero que alguien me diga, porque un santo avión acaba de aterrizar en mi jardin—nos ordeno mi abuela mientras entraba demasiado furiosa, no se notaba su furiosidad en la voz o en su cara, tenía la cara de inexpresión de siempre, pero se notaba demasiado por como movia su baston.
Hace unos años, mi abuela tuvo un ictus, una vena de su cabeza dejo de regar sangre, ya no daba sangre a parte de las neuronas que regulaban el movimiento de sus musculos inferiores, se le paralizo toda la parte derecha del cuerpo y las dos piernas, pero con una gran rehabilitación y una operación donde debieron hacer más grandes sus venas cerebrales, recupero el movimiento casi completo, quitando por la cojera de su pierna derecha.
Razón por la que ya no salía de casa.
Por mucho que mi abuela fuera demasiado fuerte, era una persona que si quisiera podría hacer que los hombres más poderosos se hicieran pis encima, pero su aparienciera era lo más importante para ella, por lo que si alguien la veía así en un lugar que no pudiera controlar se iba a morir. Antes no dejaba a nadie venir a casa, ahora ya controlaba lo que pasaba en casa y podía recibir viistas.
—No has hablado con tu novio ¿verdad? —me susurro mi primo en la oreja y le mire sorprendida, era verdad que hablábamos un rato casi todos los días, comentábamos que tal el día, siempre tenía mensajes de buenos días y buenas noches, siempre se preocupaba como estaba, pero no hablábamos de como iba a ser el tiempo juntos.
Estaba demasiado ocupado como él decía preparando como fuera mi estancia en Dinamarca, no estaba muy segura de sus planes pero creo que debería tener demasiado preocupada porque sabía que nada sería buena idea. Y bueno, yo estaba perdida en cancelar todos mis planes normales de verano, es decir, todos mis voluntariados que siempre hacía, desde que tenía uso de razón me pasaba todos los veranos ayudando en comedores sociales, en refugios de animales, en hospitales de infantiles donde solía leer un libro o otros lugares, pero retrase muchos y otros los tuve que cancelar, porque irme a limpiar playas en agosto colapsaba con otros planes y era incompatible, me sentía mal por ello, me gustaba ayudar pero mi hermano me dijo muchas veces que necesita disfrutar, necesitaba vivir la vida como cualquier otra adolescente, por lo que podía con sentirme mal, un pequeño rato.
—No—le susurre y mi primo se giro para mirar a mi abuela y creo que explicarnos a las dos al mismo tiempo que estaba pasando.
—El príncipe Matt nos ha enviado un avión para que podamos viajar más tarnquilos—explico mi primo y le mire.
—Es una locura, demasiado dinero para una tonterái, no sois tan importantes para que os acosen por la calle—se quejo mi abuela y nos miro.
—Bueno, a Isabella ya le han seguido gente por lo que, lo mejor es hacer lo que dice el príncipe quiere—comento mi primo haciendo que le mirara.
Mi abuela me miro sin decir nada, analizo mi cuerpo, mi foram de colocarme ante la situación, solo me miro, analizando las cosas y luego dio un golpe al suelo para darse la vuelta.
—Haré que suban vuestras maletas al avión, os quiero fuera en cinco minutos—comento mi abuela mientras se iba del comedor.