EL HOMBRE MISTERIOSO

1306 Words
CAPITULO 4 EL HOMBRE MISTERIOSO ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ Aquel hombre de unos cuarenta años con cabellos cenizos, enormes y profundos ojos verdes incorporo mi cuerpo sosteniendo con fuerza mis hombros mientras me miraba temblar en sus brazos. parecía no sentir curiosidad de saber porque corría por los pasillos huyendo con las manos ensangrentadas, lo que realmente lo perturbo fue la palabra "abuso" —¿Qué sucedió? —pregunto serio, con voz ronca. —Ese hombre intentó abusar de mí y lo herí con unas tijeras. El camino por el pasillo donde se podían escuchar los gritos de aquel depravado, gritando eufórico que me atraparan, uno de los guardaespaldas que acompañaban al hombre misterioso me llevaba tomada del brazo tras su jefe, quien se detuvo para que yo pasara primero en compañía del musculoso ruso que apretaba mi brazo. —Mátala —grito —y lánzala ya sabes dónde. Ordeno quejándose. —¿Sabes cuánto me cuesta traer a esta hermosas mujeres? —dijo el hombre entrando a la oficina. La cara del pervertido cambio, incluso parecía haber desaparecido su dolor, gagueaba mientras intentaba articular frases lógicas. —Señor ¿Qué hace aquí? —pregunto con voz temblorosa. —¿No puedo visitar mi negocio? —Si claro, pero no me aviso que vendría. —No tengo porque avisar que vendré a mi negocio —hablando con voz calmada, mirándome nuevamente —. Encontré a esta joven corriendo por los pasillos asegurando que intentabas abusar de ella ¿es eso cierto? —Miente jefe, quería robar dinero para escapar con uno de los guardaespaldas. El volteo a mirarme, esperando que dijera algo más en mi defensa, recordé que en todo momento la luz roja de la cámara estaba encendida. —Revise las grabaciones de las cámaras, no tengo porque mentir, acabo de llegar a este lugar, no conozco a nadie. El serenamente le hizo seña a uno de sus hombres quien camino hasta la computadora reproduciendo el video donde mostraba que yo decía la verdad. —Tráelo a la azotea Hottie —ordeno a uno de sus hombres, mientras direccionaba mi cuerpo hacia la salida de la oficina para acompañarlos. Flavio Rizzo rogaba por su vida en italiano, uno de los cuatro idiomas que manejo a la perfección. —Per favore, signore, risparmiami la vita (por favor, señor, perdone mi vida) El hombre impenetrable no respondió hasta que estábamos en la azotea donde me sorprendió ver solo una piscina. —¿Sabes lo que le sucede a los hombres que rompen el código de mi negocio?, Shuu. No hables porque me causa asco escuchar tus excusas de porque te follabas a las mujeres, un socio paga millones de euros en Sub-cero por una noche con mis chicas y tú te las follabas gratis. Lánzalo. Me pareció absurdo que su castigo fuera un chapuzón en la piscina mientras había ultrajado la integridad de muchas mujeres, entendí a su caída que aquella linda alberca no era de agua común, el hombre entre gritos se desintegraba en ácido puro, abrace mi cuerpo con ambas manos intentando apaciguar el frió que golpeaba mi humanidad, sentí un abrigo en mis hombros de aquel enigmático hombre a quien le llamaban jefe, el que suponía era dueño de toda esta red de mujeres secuestradas y explotadas sexualment¨¨e, el culpable de haber crecido sin Sofía, el único responsable de la separación de mis padres e infelicidad de mi familia. —Gracias —respondí. —Regresa a tu habitación a descansar mañana debes trabajar. —Si señor con permiso. Echando un vistazo a lo poco que quedaba del hombre en la alberca, baje rápidamente con mi mente trabajando con rapidez, las chicas esperaban a un lado de las escaleras ansiosas por conocer que había sucedido. —Está muerto —dije entre susurros. Ellas corrieron abrazarme como si estuviéramos celebrando la muerte de un hombre que había tenido un final horrible, pero no era un buen ser humano, supongo que no merecía menos en la vida, esa felicidad que despertaba su muerte en estas mujeres era producto de sus constantes abusos hacia ellas, suficiente tenían con ser secuestradas y apartadas de sus vidas como para agregarles un acosador, abusador y mal hombre. Podía leer en las miradas de estas mujeres que estaban resignadas a la vida de mierda que llevaban en aquel lugar encerradas lejos de toda la realidad, se aferraban a lo poco que se les permitía y solo deseaban tener una vida en paz entre ellas ¿Qué sucedía después con las que ya no eran tan jóvenes? ¿Dónde estaba mi hermana?, eran algunas de las preguntas que surgían. Me di un baño de agua tibia mientras intentaba procesar todo lo sucedido. Estuve a punto de dañar todo lo que he trabajado durante años y ahora que estaba tan cerca de encontrar la verdad por un estúpido impulso casi daño mi propia investigación, golpee ligeramente mi frente con la palma de mi mano porque estas situaciones no podían repetirse, estaba completamente consiente de todos los escenarios que se presentarían en esta travesía y me prepare psicológicamente para afrontarlos. —¿Dónde estás hermana?, te prometo encontrarte y llevarte de regreso a casa. Mis pensamientos en voz altas fueron interrumpidos por 125 la brasilera. —Wao, eres el ídolo de todas las chicas, ese hombre no merecía menos. —Yo no lo mate, fue ese hombre raro que llego justo en el momento indicado. De lo contrario sería yo quien se hubiera desintegrado en esa piscina. —Ese hombre es el dueño. Se llama Massimo Santoro y es uno de los mafiosos más ricos y poderosos de Italia. Casi nunca viene, pero justo aparece cuando apareces tú para salvar tu vida. —Massimo Santoro es el responsable de que todas las mujeres que estamos en fuego y sub-cero estemos lejos de nuestra familia él mato nuestras vidas. —Sí, es el dueño de nuestras vidas. —¿Qué pasa con las mujeres que dejan de ser jóvenes? —No lo sé, se las llevan y nunca más volvemos a saber de ellas. Estuve a punto de romperme frente a ella, mi hermana hace un par de años dejo de ser veinteañera ¿entonces donde estaba ahora? —¿Estas bien? —Si, solo imagino donde terminan esas mujeres. —250, la mejor manera de conservar nuestras vidas es no haciendo preguntas pareciendo un fantasma que solo se sube a ese tubo para hacer su trabajo el cual es preservar nuestra alma dentro de estos cuerpos. Hoy tuviste mucha suerte, pero no siempre Dios está de nuestro lado. —No te preocupes, te prometo que estaremos mucho más tiempo juntas —apretando su mano. Debia pensar en un plan para obtener información de la computadora que está en la oficina de Flavio sin ser captada por esas cámaras, quizás allí se guarde información importante sobre las mujeres que están y han estado en este maldito lugar, quizás consiga alguna pista de que hacen con las mujeres que ya no lucen jóvenes ni guapas. Tenía que encontrar la manera de escalar posición en este sitio porque era obvio que siendo una simple bailarina no podría obtener más que gritos morbosos de hombres calientes. La rubia entro sin tocar mirando a 125, quien se puso de pie y regreso al trabajo corriendo. —Tu princesita ponte algo decente el señor Massimo quiere verte —gritando a la rusa que maquillaba en camerino que trajera algo presentable para mí. ¿Por qué quería verme aquel hombre? Acaso sospechaba algo de mí, por mi particular forma serena de afrontar estas situaciones estresantes y tristes para cualquier mujer. Quizás piense que soy una policía encubierta y quiera lanzarme en aquella piscina repleta de ácido para acabar con sus sospechas.
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