Después de pensarlo mucho, de dar vueltas en la cama y de colocar el despertador que en la mañana odió, pudo dormirse, y pareció que tan solo sus ojos se habían cerrado un instante cuando escuchó el llanto de un bebé a lo lejos, lo que ignoró por un momento antes de que su cerebro reaccionara, murmurando para sí mismo el nombre de Sean y sus ojos se abrieron como si se hubiera dado cuenta de lo que sucedía, y le bastó con ver las mantas blancas para que se colocara de pie de un salto y siguiera hacia la luz que se alcanzaba a filtrar por la puerta un poco abierta.
La distribución de la casa había cambiado otra vez a la que conocía y eso casi le hizo soltar un suspiro, viendo la luz de la sala encendida en la planta inferior, de donde provenía el llanto de un niño que poco a poco iba calmá
