Luego de ese grito todos corrimos a máxima velocidad. No dejaba de pensar “tenemos que ayudarla” “tenemos que llegar a tiempo”. Por un momento todo se quedó en silencio y nos detuvimos. Nos miramos unos a otros al mismo tiempo, buscábamos si había alguien más.
- ¡SUELTALA! ¡JULIE! ¡CORRE! ¡CORREEEEE!
- ¡NO!
Esa era la voz del esposo de Julie. Corrimos despavoridos, siguiendo el lugar de donde provenían los gritos. ¡Maldición, maldición! Todo se ponía cada vez más oscuro y la neblina se comenzaba a poner un poco mas densa que antes, eso me preocupaba.
- ¡ENTREN! – esa voz es del papá de Julie. Le estaba gritando que “entren” pero ¿en dónde? Me detuve de golpe para localizar mejor el lugar de proveniencia de la voz.
- ¿Qué demonios, porque te detuviste? – me reclamo Kenai.
- ¡Shh Kenai! Estamos corriendo pero no llegamos a ningún lado. Presta atención de los sonidos para saber en dónde ellos están.
- ¡JULIE! – grito su esposo.
- Hacía la izquierda corran. – les indique a los chicos.
Mientras corría saque el cuchillo para prepararme a un enfrenamiento. El bosque ahora estaba completamente oscuro como si fueran las doce de la noche, esto no era bueno. Visualicé unas luces bien tenues y corrí en dirección a ellas. Salimos de los árboles y quedamos en lo que parecía un claro. Ajuste mi vista y pude ver algo que parecía una casa pero al mismo tiempo una pirámide, ni siquiera sé cómo describirlo.
Estaba oscuro, habían unas antorchas encendidas, ellas eran las que estaban proporcionando un poco de luz. El pasto estaba al ras. Habían unas escaleras estilo pirámide, subiendo las mismas había una estructura que parecía una casa. En las escaleras visualicé a Julie medio sentada, al parecer estaba llorando.
Les señale las escaleras a los chicos, también vieron a Julie, dimos un asentamiento de cabeza, e hicimos una formación, Karen y Ariz adelante, Kenai y yo volteados mirando el camino de donde habíamos aparecido. Caminamos con cautela hasta llegar a las escaleras las cuales Ariz y Karen subieron hasta llegar a Julie. Kenai se quedó a mitad de las mismas mientras yo me quede abajo.
- Julie mírame, ¿Qué sucedió? Escuchamos sus gritos y vinimos corriendo. – escuche como Ariz le preguntaba suavemente.
Voltee la cabeza solo un segundo para ver la reacción de Julie, tenía su cabeza entre las rodillas y sollozaba, cuando Ariz le hablo y le toco suavemente la espalda ella alzo la vista. Tenía los ojos hinchados por tanto llorar, tenía una cortadura en su mejilla derecha la cual estaba sangrando muy poco. Nos observó de apoco a todos y momentáneamente abrió sus ojos a un punto desorbitante.
- ¿Son reales? – pregunto de manera dudosa.
- Sí, somos reales Julie. – le contesto Ariz con voz suave.
- Tenemos que irnos, tenemos que salir de aquí antes de que nos encuentren a todos. – estaba desesperada.
- Oye, mírame, respira profundamente y explícanos que sucedió. – le dijo Ariz mientras sostenía el rostro de Julie entre sus manos y la miraba directo a los ojos.
- Nos atacaron, no sé cuántos son, pero llevamos toda la noche huyendo de ellos, terminamos perdidos en el bosque por su culpa. En algún punto de la madrugada chocamos contra tres chicos, pero al parecer los capturaron. – decía todo entre sollozos.
- ¿Quiénes Julie? ¿Quiénes los perseguían? ¿Y los chicos? – pregunte desesperada desde mi posición.
En ese momento no importo su respuesta, antes de que siquiera pudiera contestar sentí una presencia. Note los ojos de Julie como se abrían, voltee mi cabeza y había algo o alguien parado del área de donde habíamos aparecido nosotros. Dio unos pasos hasta quedar un poco a la luz de las antorchas, era un hombre. No había nada extraño con él, estaba vistiendo unos mahónes, una camiseta gris oscura y nos tenis negros, no era muy alto, tenía su cabello casi al ras y era trigueño. Me quede quieta, aguantado el cuchillo en mi mano derecha, pegado a mi muslo para que no pudiera notarlo. Los chicos se habían quedado todos en sus lugares, estaban alerta al igual que yo, no me hacía falta voltearme para saberlo. Podía escuchar la respiración acelerada de Julie, cada vez se aceleraba más, hasta el punto en el cual se volvió audible para todos los presentes.
- ¿Julie? – dije en voz un tanto alta para que ella me escuchara. Quería una respuesta, necesitaba que me afirmara si el hombre parado a unos metros de mi tenía algo que ver con lo que había sucedido.
- Es uno de ellos, los demás deben estar por llegar, debemos irnos. – dijo en un grito desesperado.
El hombre dio un paso y yo doble rodillas, preparándome para una confrontación. No había podido apreciar su rostro por el lugar donde estaba parado, ahora la luz de las antorchas lo iluminaba por completo. Todo era normal menos sus ojos, arrugue la frente en signo de duda, nunca antes había visto unos ojos así. Eran de color café oscuro, pero alrededor de ellos había un circulo naranja que brillaba con mucha intensidad.
Me quede parada mirándolo fijamente, nadie se movió por unos segundos los cuales para mi parecieron minutos. Él comenzó a moverse lentamente hacia mi dirección. Yo apreté el cuchillo en mi mano, estaba nerviosa porque no sabía en qué podía terminar todo esto.
- Detente. – le dije una vez con voz amenazante, él se detuvo por un momento y ladeo la cabeza en señal de no comprender lo que le estaba diciendo.
- No te va a escuchar. – dijo con un chillido Julie desde la parte de arriba de las escaleras.
El hombre nos observó de uno en uno comenzando desde la parte de arriba de las escaleras hasta llegar a mí. Al llegar a mí me observo con mucha cautela. Desde las punta de los pies hasta la punta del cabello. No sé que era lo que estaba tramando pero tenía que estar preparada para cualquier cosa. Comenzó a caminar en mi dirección lentamente, con mucho cuidado. Sentía a Kenai moverse escalones abajo, levante la mano haciéndole una señal para que se quedara dónde estaba. Volví a gritarle al hombre que se detuviera pero esta vez no me hizo caso. En lo único que pude pensar fue: “Esto se va a poner interesante”.