La presencia

1372 Words

Después de caminar unos minutos por el sendero cubierto de hojas secas, Mabel rompió el silencio. —No comprendo qué intentas decir, porque tu mirada me dice que tienes algo que decir —dijo con el ceño levemente fruncido. Elijan no respondió enseguida. Su cercanía lo descolocaba; sus pensamientos se enredaban en los latidos apresurados de su corazón. Pero había una pregunta que lo quemaba por dentro, un veneno que brotó sin aviso. —¿Quién es Derek? —preguntó, clavando su mirada en ella con una intensidad que dolía. El rostro de Mabel se llenó de confusión. —Derek es mi mascota… ¿por qué? —inquirió, desconcertada. Elijan soltó una risa seca, una carcajada nacida de la tensión que lo había devorado todo el día. El veneno se diluyó, pero dejó su huella. —Discúlpame —dijo al fin, recuper

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