Durante una pausa en la larga y densa reunión entre generales y coroneles del Clan, Bastian sintió la necesidad de alejarse. Mientras algunos compañeros aprovechaban para saciar su hambre o estirar las piernas dentro del castillo, él, en cambio, decidió escapar por un instante de todo. El aire estaba impregnado de una energía tensa, cargada de secretos y antiguas disputas. Su alma pedía un respiro. Sin pensarlo demasiado, salió del castillo y caminó en dirección a las montañas. A medida que se adentraba en la naturaleza, el aire puro y fresco llenaba sus pulmones, calmando su urgencia de huir del mundo. Frente a él, se alzaba una montaña imponente, casi como si lo estuviera esperando. No lo pensó dos veces: echó a correr cuesta arriba, impulsado por una mezcla de ansiedad y necesidad de s

