Capítulo 29. El nombre del enemigo descubierto.
La noche caía sobre la ciudad como un vidrio oscuro que lo distorsionaba todo.
Francisco Montes no había dormido nada. Tenía los ojos abiertos desde hacía horas, clavados en el techo de su habitación, sintiendo el leve temblor de su mandíbula cada vez que la imagen de Camille ingresando del brazo de ese hombre aparecía en su mente.
No podía apartarla. Ni siquiera quería hacerlo.
Su asistente le había entregado un informe esa misma tarde sobre ese tipo que pensó sería un desconocido, pero gran sorpresa la que se llevó... en el sobre habían algunas fotografías de Mark al lado de muchas mujeres, y un resumen detallado de sus últimos movimientos, algunos nombres sin importancia y lugares que no venían al caso, pues en ninguno aparecía con Cam
