Capítulo XVI

1072 Words
Baje corriendo a la sala principal, sabiendo que mi madre ya está allí, sentía su furia desde lejos. Tragué una vez saliva lentamente al verla de espalda, tenía un lindo vestido blanco manga larga y su cabello rubio suelto, era evidente que todo terminará mal pero al menos lo intente. —Mami...—susurré, mirándola con un poco de temor, más cuando se dio la vuelta y tenía ese semblante serio que se transformó en preocupación. —Luznell—murmuro, acercándose al principio me jaló la oreja haciéndome quejarme de dolor para después abrazarme fuertemente. —Mami, lamento mucho, meterme siempre en problema pero soy un imán de atraerlos—comenté, dándole un beso en la mejilla. Sentí como todos entraban a la sala, mi madre de inmediato clavo su mirada sobre el hombre rubio, sabía que había una disputa interna entre ellos pero no podía entrometerme porque la barrera protectora no me dejaba, al parecer no se llevaban del bien o a lo mejor se debe al choque de energías. —Mariana... —habló Gabriel, haciendo una pequeña sonrisa en sus labios. Mi madre sólo ladeó la cabeza con la misma expresión, al parecer ya se había enterado de lo que estaba pasando y lo que pasará. Sin embargo, ella se dedico a examinar a los demás integrantes que había entrado para quedarse fija en Caín, comprendía porque lo hacía por su inmenso parecido a Poseidón. —Mmm... Hola ... Me llamó Caín, ella es Charlotte mi novia y el chico de allá—señalo a una esquina de la habitación—Es Dante... —Un gusto conocerlos y saber quiénes son los amigos de mi hija, soy Mariana—se presento mi madre, alejándose de mi. —Mami, Caín es mi medio hermano—comenté bajito, observando como mi madre abría levemente los ojos para después sonreír. —Lo sé, ésos ojos son idénticos a los de tú padre y esa esencia que lo rodea—agregó mi madre para encogerse de hombros, tratando de no darle mucha importancia. —Mariana, yo sé que tus poderes te los bloquearon—hablo Gabriel, captando la atención de todos nosotros. Mi madre se tensó apretando lentamente los puños, de inmediato la tomé del brazo para tratar de calmarla, ella optó por bajar la cabeza, aún era bastante duro el hecho de que fue exiliada en la tierra por haber quebrantado una regla tan importante para los mundos celestiales pero no la culpo puesto que a final de cuenta solo se enamoro perdidamente de alguien que es prohibido para ella. —Es momento de irnos, ya están reunidos—agregó el rubio, que volteó a mirar a su esposa, esta asintió lentamente. Por mi parte giré para conectar mi mirada con la del hijo de Hades, este tenía una expresión sería, yo solo le sonreí obteniendo que me devolviera la sonrisa. La escena de despedida por parte de Gabriel y su hija fue lo más hermosa que había visto, la pequeña le dio un beso en la mejilla. Ya teníamos los bolso sobre nuestros hombros, tenía ya la mente lista para lo que se aproximaba, subimos al auto, ahora estábamos más acosados en cuanto al espacio. Todo el camino fue sumamente en un silencio sepulcral, sólo Gabriel era el que provocaba ruido y eso porque andaba conduciendo, mordí mi labio inferior nerviosa, sentí la mano de Dante tocar la mía. (...) La fachada del lugar era como una biblioteca, algo alejado del centro de la ciudad, en una calle muy solitaria a decir verdad. Al estacionar el vehículo, los primeros en bajar fueron mi madre y Gabriel, seguidos por los demás, dejando solo al hijo del Hades junto a mi dentro del auto. Yo no me sentía segura de ir al interior del lugar. —Se que tienes muchas dudas en este momento, pero recuerda que no estás sola, nos tienes a nosotros—susurró el pelinegro, colocando su mano sobre mi hombro. —Lo sé y lo agradezco mucho—coloque mi mano sobre la de él para dedicarle una gran sonrisa, sintiéndome mejor. —¡Oigan, tortolitos!—exclamó Caín, para darle unos pequeños golpes al vidrio de la ventanilla del auto. Rodee los ojos, soltando una pequeña risa para ahora sí bajar, me percaté que mi madre y mi "tío" ya habían ingresado al interior ahora sólo falta vamos nosotros tres, porque hasta Charlotte. Caminé lentamente junto al hijo de Hades, tomé su mano para sentirme más segura, se podía escuchar ruidos adentros como de peleas y choques de ...¿Espadas? ... Algo muy extraño. El primero en pasar de nosotros fue Caín que sólo le escuché un "Woow" de sus labios. Confundida por esto me apure para poder observar todo. El lugar no era nada comparado con la estructura que tenía, era sumamente enorme, habían repisas llenas de libros, en el centro se encontraba como un lugar para entrenar, al lado derecho una enorme mesa redonda, mis ojos se abrieron de par en par al observar a los chicos arrodillados frente a Gabriel, pues lo respectaban y como no hacerlo si él era un arcángel enviado a la tierra. Mi madre sólo sonreía como agradecimiento por la bienvenida, lo que si no contaba es que a ella también le habían hecho una reverencia. —Señora, nosotros escuchamos su historia y la admiramos, dejó todo por amor, hasta el puesto de ser una arcángel....—Habló, un chico de cabello ...¿Azul?... Piel blanca y unos preciosos ojos grises tenía una armadura plateada como la que le vi a mi abuelo puesta en el "sueño" pero esta tenía  un logo de una espada con otra cosa. Pase la mirada para observar a los demás, una chica un poco grande, tenía el cabello n***o, de ojos verde junto a una armadura verde con una pluma como emblema al lado derecho del pecho, otras dos chicas idénticas eran gemelas, tenían el caballo castaño, piel blanco y ojos marrones, pero me en cambio ellas tenían ropa normal. Junto a Gabriel habían otros dos niños uno más alto que él otro, de cabello castaño, piel morena y ojos color miel. Me mantenía callada escuchando todo desde atrás junto con Dante, porque a Caín se fue con Charlotte que parecía admirar el estante con libros. —Somos trece como los trece arcángeles pero uno los traicionó .... ¿Acaso alguien nos traicionara?.... Continuará...
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