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Sophie se estaba vistiendo con un vestido color beige de tirantes y ajustado hasta el busto, suelto hasta un poco más arriba de las rodillas en forma de A, tenia también un cinturón de pedrería justo en la unión de la falda y su busto. El cabello en una media cola alta y rizado en sus puntas, maquillada de manera más natural gracias a su pedido.
Cuando estuvo lista recibió un mensaje de Aleríco avisando que iría hasta allá a buscarla, se presentó ante sus padres en la sala luciendo elegante pero sutil. Deslumbraba de cierta forma, su padre aún la miraba con desaprobación, no entendía de dónde había sacado el dinero de repente, el anillo y un novio.
— Empresas de citas y matrimonios — recordó leer en el periódico.
Se molestaría muchísimo si su hija pertenecía a esa empresa tan desagradable, no esperaba que su hija se rebajará al nivel de una prostituta, su esposa y él le habían dado cuánto podían, incluso le dieron más después de que su hermano Edgar se fuera de casa cuando ella tenía solo 10 años.
La Madre de Sophie la miraba con los ojos aguados, a diferencia de su esposo, no desconfiaba de Sophie en lo absoluto, agradecía que a su hija le hubiera llegado el amor, y podría verla casarse. Edgar y Sophie eran muy unidos, hasta que su hermano escapó de casa a los 15 años luego de una discusión con su padre de un dinero que apareció de la nada.
Ni siquiera Sophie supo el paradero de su hermano, solo una demanda que hizo a sus padres para emanciparse, después de sus padres aceptarla por decisión de su papá, no supo más nada de él, ni siquiera lo volvió a ver desde que se fue de casa, solo sus padres meses después en la corte y de ahí más nunca.
— Sophie, cariño acércate — indico su madre en la silla de ruedas extendiendo su mano.
Sophie tomó la mano de su mamá y la acaricio, ella miraba a su hija con mucho amor.
— Estoy feliz de que el amor llegará a tu vida — las palabras fueron suficientes para dar en el corazón de Sophie.
— Si, amor — pensó — Si supiera que es contrato solamente — bajo la mirada y luego sonrió.
— Estaré bien mamá — beso la mejilla de su mamá.
— Aún no conocemos al dichoso pro...
Fue interrumpido el padre de Sophie por un sonido en la puerta, después de escuchar a una enfermera abrir ella se dió la vuelta esperando a que la persona pasara por la puerta. Cuando él cruzo ambos se quedaron sin aliento.
— Ella es hermosa — pensó él.
— Es apuesto, aunque jamás se fijaría en alguien como yo — sonrió con tristeza.
— Cariño, te vez grandiosa — se acercó con cuidado y beso su frente una vez que estuvo cerca — Ten, traje estás flores para ti — le entrego el ramo de 5 rosas y un girasol.
— Oh, gracias — le sonrió, no se había percatado de las flores.
— ¿Estás lista? — pregunto observándola, ella afirmó con la cabeza y luego lo miro a los ojos. — ¿Ellos son tus padres? — le susurro al oído.
Sophia recordó a sus padres y luego giro con rapidez, mirando a su madre quien parecía encantada, y a su padre quien parecía que se le subía la tensión por lo rojo que estaba.
— Mamá, papá — se acercó Sophie tomando la mano de Alerico. — Él es mi prometido, el joven Sr. Patterson —
— Soy Alerico un gusto — estrecho la mano del padre y beso la de la madre. — Me disculpo por aparecer apenas hasta ahora — Tomo a Sophie de la cintura dejándola desconcertada.
Si bien es cierto ya sabía de este tipo de afectos en su trabajo y había aprendido durante los primeros seis meses a no incomodarse ante el tacto de los clientes ya fueran en su cintura, en el abdomen y alguno que otro beso.
Pero él la había besado con tanto cariño en la frente, y la tomaba de un lado de la cintura con protección, estaba nerviosa y no sabía la razón de estarlo, según ella, no había motivos para tal cosa.
— ¿Cuánto tiempo llevan juntos? — pregunto el padre, mirando aún con desaprobación al muchacho.
— Evans — Regaño la madre — déjalos en paz, van a salir, después podemos invitarlos a comer — vio a su hija nerviosa y decidió que era mejor no arruinar como se veía su hija por una entrevista a su prometido de parte de su marido.
— Mujer, Pero él apenas aparece — protesto.
— Papá...
— Sr. Evans — interrumpió a Sophie — Puedo invitarlos el día de mañana a comer, ¿Les parece? — sonrió.
— Claro que n...
— Por supuesto — interrumpió la madre feliz. — Nos prepararemos para cenar, digamos que le gusta y con gusto le cocinaremos — dijo con ilusión.
— Vaya, no va a ser...
Está vez fue Sophie quien interrumpió, tomando su mano junto a su cintura y apretandola llamando su atención. Aleríco bajo su mirada para encontrarse con esos hermosos ojos esmeralda. Ella hizo pequeños movimientos con su cabeza indicándole que no se negara.
— Está muy bien, solo si me permiten encargarme de postre — sonrió.
— Oh Claro hijo, siempre y cuando no tenga nueces — Sonrió La señora Evans — No somos alérgicos gracias a Dios, pero a mí esposo casi no le gustan —
— Está perfecto, no traeré nada con nueces — recibió un mensaje — Debemos irnos cariño, pero pasta con salsa blanca me gusta — sonrió hacia los padres.
— Así será entonces — sonrió — vayan, antes de que lleguen más tarde —
Se despidieron de los padres y salieron de la casa como si fueran una pareja feliz, el ayudo a que entrara en el auto, sintiendo las miradas del padre a través de la ventana.
Una vez el auto en movimiento, decidieron tomar el viaje en silencio, Aleríco revisaba algunos documentos del trabajo, y Sophia miraba por la ventana, no deseaba molestarlo, era la primera vez que lo veía con documentos cuando la montaba en su auto, él revisaba el contrato con mínimo detalle, no quería que ella se sintiera acorralada, y que no lo aceptará si tomaba la decisión de enamorarla.
Tomando en cuenta a dónde estaba apunto de llegar, dejo el documento de lado en un portafolio, y la miro, no llevaba ningún abrigo, solo su vestido, sonrió, gracias a Dios la persona que él había mandado a vestir, siguió sus indicaciones, y lo ayudó, le ofreció un vestido de tirantes de manera que él pudiera regalarle algo para utilizar junto al vestido, pensó en abrigos suéteres pero la estilista le recomendó mejor un chat algo sencillo pero elegante.
Tomo la caja que tenía a un lado y se la entrego. Sophie miraba con asombro la caja. Mientras la abría el hablaba.
— Pensé que podrías tener algo de frío durante la cena, por eso te prepare esto Espero te guste — Le sonrió.
— Es hermoso — Dijo viendo el chal blanco con bordados amarillos en forma de flores.
Era de un terciopelo elegante, sutil, nunca hubiera pensado que está tela haría un chal tan hermoso, de echo cuando pensaba en chal, en lo menos que pensaba era en terciopelo, Pero este era muy lindo.
Llegaron a una casa en la zona más cara de la ciudad, miro con asombro la casa, se repetía mentalmente que todo estaría bien y que debía respirar. Ver la casa solo la hizo pensar en que quizás conocerla a su familia. ¿Por qué no se lo advirtió?.
Él le ofreció su mano para que ella bajara, no se había percatado del momento en el que él bajo y abrió su puerta. Tomo la mano con un poco de miedo y él le sonrió.
— No estés nerviosa, solo conocerás a mi padre y hermanas —
— Claro — le sonrió con más nervios.
— Sophie, solo debes recordar como nos conocimos — beso su frente.
Afirmó con su cabeza, recordó haber leído la historia que le mandó el asistente de Aleríco. Se conocieron en una discoteca e intercambiaron números, hicieron una amistad y luego se convirtió en algo más con pequeñas citas escondidas pues ella trabajaba y él también. Él le propuso matrimonio hace unos meses Pero ella se negó pues sus padres estaban en una condición mala de salud, por eso estuvieron separados hasta hace poco, cuando él la consiguió en un parque junto a su perro Ares, después pasó a su oficina buscando un préstamo sin saber que era la empresa en la que trabajaba la familia de Aleríco.
Ella le contó que su familia estuvo muy mala de salud y tuvo que empeñar algunas cosas, él se molestó con ella porque no había hablado a totalidad con la verdad cuando se separaron, ambos se percataron de que se habían equivocado de manera mutua sin haber comunicado al otro, por eso cuando él se lo propuso de nuevo ella aceptó.
— Ojalá lo recordarás de verdad Sophie — pensó Aleríco. — Me encantaría recordarás como nos conocimos, no tendría que hacer todo este show para tenerte conmigo —