Capitulo 4

1799 Words
La limosina se retira en unos segundos y espero el bus que me lleva a mi horrible lugar; muchos me silban por lo pegado de mi vestido pero no miro a ninguno.  Llego al horrible lugar y quito mis tacones en la entrada, nadie se percata de mi llegada y ahora si puedo correr hacia las escaleras. En un segundo mis pies resbalan pero me agarro fuerte de la baranda y sin pensarlo entro a la casa de Sofia y Taylor; ambas tomando chocolate caliente mientras ríen, al verme empiezan a reír mas y las señalo con el dedo acusatoriamente. Ambas empiezan a preguntar y hacerse una película de ambos y me desesperan. —Me odia y ni siquiera se porque; el llamara, soy su mejor opción — Digo con seguridad, la niña pregunta como estoy tan segura y en ese momento llaman al celular de Taylor y sonrió de medio lado. Ella se emociona y me hace señas de que lo logre y solo cruzo mis piernas pero luego su mirada se coloca preocupada y solo se despide. — Entraste, pero estas de prueba por tres meses — Dice y la miro sin entender del porque la preocupación. — Si estas de prueba, no te pagan... — Al decir eso mi rostro cambia y trato de buscar opciones al igual que Taylor. —Puedes trabajar de noche, como mi mami y se pueden turnar — Dice y ambas nos miramos pensando en la posibilidad, y si; es lo único que queda.  Me acuesto al instante luego de que Taylor me diera otro de sus vestidos y me duermo pensando en el señor Anderson, si suena ridículo. —Te odia, primero con un chico que posiblemente te odie mas que el; vas bien, te enamoras de los que no te quieren — Maldigo internamente y llega la mañana. Hago lo mismo que otros días, agarro el autobús ahora mas temprano y me consigo a los mismos chicos. —Eres astuta, nos gustas; salgamos a tomar algo — Me dicen de espalda para luego voltearme y mirarlos de arriba a abajo para voltear mis ojos. —No salgo con perdedores — Digo lastimando su pequeño ego, llega el autobús pero dos personas entran primero y ellos esperan el siguiente, los veo por la ventanilla y hago lo mismo y ahora sus miradas se transforman en odio y sonrió con suficiencia. Llegar a la empresa, con miradas y comentarios de "seguro, ya se están acostando" me hace que hierva mi sangre, al salir del ascensor  el señor Anderson habla con la misma chica y al verme ni siquiera me mira y me manda a su oficina, me voy sonando mis tacones y el cierra la puerta detrás de mi; su cuerpo pasa muy cerca de mi y me causa impacto y me aparto instantáneamente. —Un mínimo error y estarás fuera — Dice señalándome entregándome mi tarjeta de acceso. —No habrá y lo sabes —Digo y el niega su cabeza. —Iremos a una reunión, pídele los papeles solo por esta vez a Sasha — Dice el nombre y arrugo mi cara en respuesta por no saber quien se trata. El la llama y entra la chica que me dirigió hasta acá. —Estoy muy feliz que quedaras, seremos grandes amigas; aquí están los papeles y cualquier cosa que necesites estoy en frente de ti — Dice con entusiasmo entregándome los papeles, y solo la miro de arriba a abajo soltando una pequeña sonrisa.  El señor Anderson sale y salgo detrás de el, no me gusta la idea así que me coloco aun lado de el; todos nos miran con asombro y conectamos miradas, odio es lo único que puedo descifrar pero todos lo hacen, uno mas no hace la diferencia. —Mentirosa — Ruedo los ojos y entramos en su lujosa limosina, solo se centra en contestar las llamadas y solo respiro mientras cierro los ojos tratado de encontrar un segundo de descanso. —Puedes pararlo, en este momento; estamos en tu casa, bájate y termina este intento de ser independiente — Dice y mis ojos se abren exageradamente, el mira extrañado y puedo ver como los guardias se acercan como de costumbre para saber quien se trata. Me escondo en el piso de la limosina y me mira desde arriba, con superioridad. — O me dices la verdad o te dejo aquí, veo que es tu debilidad; hablaste de poder, ¿es este? — Pregunta sarcástico y mi corazón late frenéticamente. —Lo necesito, de verdad lo necesito; si quieres que te pida de esta forma humillándome, prefiero entregarme a mi muerte — Digo y en ese momento se abre la ventana; el guardia esta apunto de verme y el señor Anderson coloca todo su cuerpo para taparme, bajo mi mirada y puedo escuchar que ha sido un simple error y sin evitarlo las lagrimas poco a poco salen por mis mejillas. Empieza a andar el auto y el señor Anderson se coloca donde estaba; no alzo mi mirada hasta que limpio las lagrimas y lo miro con el mismo odio que el me transmite. —Te tendré respecto porque eres mi jefe, solo por eso; por ser humano no, hablas de corazón puro y me acabas de humillar sin importar nada. ¿Es por ser tu secretaria?, ¿Qué pensara la prensa? — Escupo las palabras sin importar nada, se sorprende por un momento por mis ojos humedecidos y aclara su voz para mirar hacia el frente. Llegamos y todo transcurre normal, como si no acabara de pasar nada; anoto todo lo importante y puedo verle como me mira analizando cada cosa que hago, al salir el se tarda un momento y uno de los socios se acerca; su cuerpo robusto y su sonrisa, esa sonrisa que la conozco bien. Que tiene todo lo que desea, lo miro de arriba a abajo pero es algo que he visto tantas veces, el chico malo; básico.  —No sabia que las secretarias eran ángeles  — Dice con voz seductora. —No sabia que los socios eran idiotas — Respondo y el ríe sonoramente, en ese momento sale el señor Anderson y aprieta de su brazo al fuckboy y ambos se miran amenazadoramente, al fijarse en mi; me mira negando su cabeza. Al entrar a la limosina, esta de peor humor que cuando entramos, hace sonar sus dedos pero solo me dedico a acomodar los papeles haciendo que se enoje mas. —No te contrate para estar coqueteando con mi hermano — Dice y no entiendo hasta que capto. — ¿El fuckboy de cuarta es tu hermano? — Pregunto y veo como aguanta no reír por mi apodo. —Solo haz tu trabajo, dame las anotaciones — Dice y se las entrego; llegamos hacia la empresa y se retira a quien sabe donde, pero necesito no depender de nadie. Le pido a la rubia todos los papeles y son como miles, así que se hace rápidamente la hora del almuerzo y todos entusiasta por ver al señor Anderson. — ¿Vendrás con nosotras? — Pregunta la misma rubia y miro a las demás chicas, envidia por mi posición de estar siempre con el señor adorado Anderson. — No — Respondo secamente y solo me centro en los papeles. Mi estomago suena pero estoy quedando sin dinero, apenas puedo aceptar la cena a Taylor así que solo saco un envase de yogurt para que piensen que comí, y agarro mi cabeza por el dolor que siento.  De repente siento una mirada intensa, desde el otro lado el señor Anderson me mira sin entender y aparto la mirada, en eso llega nuevamente el fuckboy de cuarta. — Vamos a comer — Dice extendiendo su mano, la miro con una mueca y miro como su mirada de puro triunfo. —¿Es una invitación? — Digo mordiendo mis labios el sonríe de lado. — Lo que desees — Dice acariciando mi mano que descansa en el mouse del computador. — Si es una invitación... No — Digo y bufa sin creerlo. Justo esta por hablar y el señor Anderson se interpone, puedo ver como todos sus músculos están tensos y lo empuja amenazadoramente pero yo sigo en mi misma posición. — Te dije que no te acercaras a ella, ¿Quieres que llame a seguridad? — Dice con voz ruda que me hace pensar en su profundidad. — Siempre tan protector, su primer... — Esta por terminar pero le propina un golpe que hace que me levante y agarre su brazo para evitar una pelea.  El toque es electrizante haciendo que nos teletransportemos a un salón que estamos solo los dos, pero volvemos la realidad cuando el fuckboy intenta acercarse y me coloco en medio. Su rostro cerca del mío.  — Y parece que el tuyo también, nos veremos; recuerda princesita, siempre obtengo lo que quiero y tu estas en la cima — Finaliza entrando al ascensor y bufo incrédula, al voltear estamos totalmente cerca y nuestras respiraciones se agitan; esos ojos, recuerdos que me hacen retroceder sin entender lo que esta ocurriendo. — Si quieres revolcarte como una zorra, que sea afuera de mi empresa — Dice enojado y sonrió levemente, me acerco a el y el retrocede; sostengo su corbata y hago que nuestros rostros estén sumamente cerca, sus labios entre abiertos; su aliento, sus ojos profundos deseando mas, su mano queriendo tocar mis caderas hacen que esto sea digno de recordar. — Si estas celoso, solo debes controlarte; no soy de nadie y menos de ti; eres un tanto aburrido — Digo para provocarlo y sale de mi agarre y empiezo a reír con inocencia pero entonces su mirada se dirige hacia atrás de mi. Al voltear, una pequeña chica con atuendo horrible me hace saber que es la misma cuando me salvo de los matones de Michael; sus ojos cristalino, la miro intensamente y sonrió de lado; el la agarra de la cintura y la lleva a la oficina, la chica me mira justo entrando y le lanzo un beso al aire. En eso llegan las chismosas que miran buscando una persona. —¿Haz visto a la prometida del señor Anderson? — Dice una chica pelirroja y la miro sin entender y me asombro. — Acaba de entrar... ¿Es la de cabello oscuro y atuendo horrible? — Pregunto y todas sonríen por mi chiste, y se acercan; así como el instituto, buscan a su líder. — Nadie sabe como están juntos, se conocieron en el instituto; mira como era el jefe, seguramente se hizo cirugía plástica — Dice y todo se detiene a mi alrededor. Mi Alexander, con esa incompetente. El señor Anderson es mi primer amor. —El único, si me dejas opinar —
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