—Puedes usar esto a tu favor, yo testificare y tenemos al señor Anderson — Digo y ella niega la cabeza.
—Solo nos ayudo porque esta interesado en ti, apenas vio que no estabas y antes de entrar se escucho un disparo, podía mover fácilmente un camión — Dice y arrugo las cejas sin entender.
—¿por que lo buscaste? — Pregunto.
— El venia hacia ti cuando saliste corriendo, me exigió saber que ocurría y me ayudo a buscar a Sofia; luego le dijeron que los hombres de Michael estaban en la salida con una mujer bellísima y una niña pelirroja, fue fácil de descifrar — Responde mirando a la niña dormir haciendo que haga lo mismo, sabe exactamente lo que ocurre desde la habitación puedo escuchar los llantos por las pesadillas.
— Cuando me entere que tenia otra familia, enloquecí. Sofia tenia dos años y huimos... No soporto que lo dejara, me busco en cualquier lugar que iba. Pensé que tenia oportunidad de tener la tutela y empezaron las amenazas y aquí estamos — Cuenta mientras pasa un mechón detrás de su oreja.
—¿Cómo llegaste aquí? — Pregunta haciendo que recuerde, me levanto y niego la cabeza mientras salgo y me adentro a la habitación.
Taylor me dio uno de los pocos vestidos que se pudo traer, lo miro pensando que debo obtener ese puesto; pero también pienso en el señor Anderson. Su mirada, esa necesidad de estar junto a el haciendo que sea mas fuerte que mi ambición.
Tengo que ser la mejor, ya soy la mejor. Me duermo con ese pensamiento.
La alarma a las cinco de la mañana me hace saber que es hora, como usualmente me arreglaba gracias a las cosas de Taylor; no puedo verme en el espejo y con la llave que me dio la abro y busco un espejo.
Mi largo cabello n***o, mis ojos azules expectantes a detectar el mínimo error. Mis piernas largas y tonificadas por horas y horas haciendo ejercicio, mi rostro; totalmente firme y mi mirada de siempre querer mas, insaciable.
—Te ves hermosa — Taylor aparece con una pijama de ositos y alzo mi cara y trueno mi cuello.
—Lo se, y será el principio de mi nueva vida — Digo decidida y ella sonríe; solo le doy un sorbo al café y salgo, algunos al verme me miran con sorpresa mientras sonrió de lado y camino lentamente para que todos vean esta obra de arte.
La parada del bus esta totalmente llena y pienso en una solución; dos hombres que son los siguientes en pasar me miran boquiabiertos y sonrió cálidamente. Enrollo mi cabello y ellos se acercan para hablarme.
—¿Qué hace una mujer tan hermosa en este lugar tan horrible? — Preguntas y ambos se miran como si hubieran ganado.
—Mi novio me termino, y me dejo en este lugar — Digo mirando triste a ambos - Y ahora llegare tarde a mi trabajo- agrego haciendo que una lagrima caiga de mi y ambos me miran buscando una solución.
—Te cedemos nuestro lugar — Dicen y sonrió aun mas; en eso llega el autobús y le hago una seña de despedida y me subo con exclamaciones de quejas, y veo al ventanal los hombres mirando sin creerlo mientras les lanzo un beso al aire y vuelve esa mirada, de que conseguiré lo que desee.
Llegamos, las calles que tanto conozco y ese lugar que siempre estaba vacío ahora se ha convertido en un gran edificio lleno de ventanales; y las letras "empresas Anderson's " tuve que bajar algunas calles y caminar con tacones no es fácil, pero llegue, mujeres hermosas y hombres que todo el dinero que tienen seria la solución de mis problemas.
Me paro en medio, algunos pasan y voltean al verme; volteo mi cara y alzo mi mirada y puedo ver una terraza y un hombre mirándome fijamente y esta es la decisión y momento de mi futuro.
Apenas entro puedo ver gente con atuendos desgastados y otros sumamente vestidos. Hago resonar mis tacones y todos voltean a mi dirección, sonrió de lado y me paro en medio.
—Debes hacer la fila, todos tenemos horas aquí — Dice un hombre con aliento horrible y hago una mueca y miro a todos de arriba a abajo y alzo mis cejas haciendo una mueca de desagrado.
—No necesito hacer fila, no soy como ustedes con sus títulos trucados; mírenme, ese puesto será mío — Digo riéndome en sus caras, algunos se retiran y otros miran sin creerlo. En eso sale una chica con vestido corto y el mismo porte que yo al verme suspira de alivio y me hace una seña que soy la siguiente, algunos se quejan y les hago un beso al aire mientras resueno aun mas fuerte mis tacones y sonrió con superior dejando atrás a los perdedores.
Llegamos a una oficina y me dice que entre, pienso que estará el señor Anderson pero en su lugar esta un anciano mirando mis piernas y escote sin ningún pudor, tan sencillo.
—Señorita Wilson, déjeme decirle que estoy impresionado con sus títulos — Dice y aplaude y estrecha mi mano con otras intensiones, yo solo sonrió coqueta y me siento de una forma que se me vea aun mas mis curvas.
—Soy el señor Marco de Humanidades, debe haber un error porque sales que estabas de camarera anoche en el magnifique restaurant — Menciona y miro un momento hacia el sueño.
—Todos tenemos un mal momento, pero ya ha finalizado; porque me necesitan, una nueva sede y que el señor Anderson tenga una persona incompetente será muy malo y entre los dos lo sabemos — Digo finalizando acariciando su mano que esta extendida en el mostrador.
— Te llevare a las entrevistas con el señor Anderson, déjeme llamarle — Dice y agarra su celular, veo como se aleja y sonrió sabiendo que estoy haciendo mi destino por mi misma. Y no se preocupen mi familia o alguien cercano no tiene negociones con Anderson, son mundos diferentes y eso es lo mejor sin tener que volver al pasado.
—En algún momento tendrás que volver a verlos y sabes que harán; como a Taylor y Sofia —
Ignoro esas palabras cuando el anciano corta la llamada y me mira sonriente.
—El señor Anderson te quiere entrevistar en este momento, sigue con esa seguridad y seguiremos viéndonos — Dice y yo me levanto y solo le dedico una media sonrisa, me espera la misma chica felicitándome y solo le sonrió de medio lado.
Al abrir las puertas del ascensor, todos los presentes me miran de arriba a abajo y hago lo mismo que siempre hago, rostros feos y rostros hermosos apartan su mirada por la intensidad de la mía. Y puedo ver la oficina mas grande con el balcón, la chica entra y avisa mi llegada.
Entro y lo veo de espaldas, su mirada hacia el horizonte y hago sonar mis tacones y el se voltea con mirada ruda.
—Vaya, sabia que tenias agallas pero esto es otro nivel, hasta para ti — Dice y lo miro sin entender haciendo un mohín en mis labios, el bufa pero yo me adelanto a hablar.
—Me necesitas, hacer ese truco de aceptar cualquier titulo no valorado solo tendrás aquí personas perdedores; hay dos tipos de personas, los que consiguen lo que quieren a cualquier costo y los perdedores que se dejan llevar por su corazón. ¿Cuál quieres ser?, adelante mete a alguien con el corazón mas puro pero cuando te des vuelta te robara dinero o venderá información, porque eso hacen; actos de desesperación, en los peores de los casos dejaras de ganar algunos millones pero tu poder disminuirá y en este negocio solo importa eso — Hablo con fuerza y me mira sin ninguna expresión.
—¿Sabes quien soy yo? — Pregunta y hago una mueca como si estuviera loco.
—El señor Anderson, el hombre mas rico de estados unidos y... Mi jefe — Digo y el bufa sin creerlo.
—No necesitas este trabajo, te sobra el dinero; ¿Por que lo haces?, tratar de seducirme eso no funcionara — Dice y mi temperamento se hace presente.
—No sabes lo que necesito, si estoy aquí es por una cosa. ¿No crees?; y si quisiera seducirte ya estuvieras de rodillas ante mi — Digo lo ultimo haciendo una media sonrisa y mirando sus labios y luego sus ojos que me miran con furia.
—Sabes que soy lo que buscas, no te caigo bien; esta bien, a muchas personas me odian puedo vivir con eso; sabes mi numero de teléfono — Digo levantándome y mirándome sin creerlo, lo usual. - El corazón te lleva a tierra, el poder hacia la cima - agrego saliendo de allí, todos apenas pueden mirarme y camino sintiendo todo el poder encima de mi; puedo escuchar las puertas de la oficina del señor Anderson abriéndose y camino mas lento para que disfrute la vista.
Entro al ascensor y al voltearme tiene un puño cerrado mirándome sin perder un detalle, hago una sonrisa inocente y me despido agitando mi mano. Y antes que cierre el ascensor quito mi sonrisa por esa mirada que nadie puede pisotearme y que yo tengo el poder, la decisión.
Recuerdo el sonido de su voz, sus músculos tensos mientras hablaba con fuerza; la forma en que me miraba, como si me tratara del diablo es algo drástico pero hay peores miradas.
Trato de salir del edificio pero esta lloviendo, bufo incrédula y suelto un suspiro y solo camino lentamente hacia la parada del bus, siento miradas hasta que un auto se coloca aun lado de mi.
El señor Anderson en la ventanilla de atrás con su ceño fruncido diciéndome que entre, no lo dudo y entro; el se echa un lado un poco tarde y nuestras manos se rozan y ciento cosquillas en esa parte.
Trato arreglarme pero mi cabello esta empapado, al voltear me mira y sus ojos tan conocidos me hacen perderme de mi realidad.
Pero, no puedo permitir que sepan donde vivo; toso fingidamente y hago que me deja en la salida de este magnifico lugar, me volteo hacia el señor Anderson.
—Un gusto coincidir — Digo sincera y el lanza una risa sarcástica.
—¿No me dirás las gracias? — pregunta y ahora soy yo quien lanza la risa sarcástica en el momento que para la limosina.
—No pedí tu ayuda, así que no; no diré gracias porque no lo necesito — Digo y tanto como el chofer y el me miran con la boca abierta.
Salgo como siempre, poder; aun mojándome puedo verme de la mejor forma.
El olor del señor Anderson aun lo recuerdo perfectamente.