Me encerré en mi habitación, me encontraba furiosa, ¿Pero qué mierda había pasado allí abajo? Jale mi cabello, Agg, en serio que le pasaba a ese idiota, ¿Por qué estaba enamorada de ese tonto? No lo entendía, ¿Por qué hacía esto? ¿Qué más le daba a él con quien salía? Se supone que los amigos siempre estaban felices cuando sus amigos conocían a otras personas... a menos que, no, eso no podía ser ¿O sí? Mordí mis uñas, como cada vez que hacía cuando estaba nerviosa, comencé a caminar en círculos, ¿Y si lo que sospechaba era verdad? ¿Y si le gustaba a Eros?
Me deje caer en la cama mirando al techo, suspire, no debía de dejar de hacerme ilusiones que solo me hacían daño, durante todo este tiempo lo había hecho miles de veces, debía de dejar de ilusionarme siempre que Eros me daba un indicio de que le gustaba.
Prendí mi portátil y comencé a escribir mientras escuchaba música, escribir me relajaba, siempre que lo hacía me distraía.
Después de una hora estaba más calmada, sin embargo, aún quería bajar y partirle la cara a Eros.
Mordí mi labio, en el piso de abajo escuchaba a Eros intentar cocinar, estaba segura de que mañana dejaría un desastre, pero no iría a ayudarlo, decidí colocarme mis audífonos, otra vez mi mente divago.
¿Por qué me había enamorado de Eros? Aún no lo entendía, Eros era definitivamente una Red Flag andante, era arrogante, engreído, mujeriego, posesivo... y entonces ¿Por qué? Tal vez era porque a pesar de ser un engreído era bastante agradable, y aunque algunas veces era difícil hablar con él, la mayoría de veces era bastante paciente conmigo; escuchando siempre sin juzgarme, tal vez me gustaba su confianza, me gustaba su sentido del humor, era bastante honesto, lo cual definitivamente era un plus, siempre me sorprendía, me gustaba como me miraba como me hablaba, él me hacía sentir en confianza. Odiaba que me gustara, pero a la misma vez me gustaba sentir esto por él, rodé mis ojos ni yo misma me entendía a veces.
Bueno, creo que otra razón por la cual me gustaba Eros, era porque no era ciega, él era guapo, extremadamente guapo; su piel pálida, su cabello n***o hacían una armonía agradable a la vista, sus facciones masculinas me atraían, su 1.80 de altura me encantaba; siempre me habían gustado los hombres altos y esta vez no era la excepción; tenía una sonrisa encantadora, de esas que te hacen acceder a todo, su cuerpo no era ni muy musculoso, pero tampoco era muy delgado, en conclusión, su aspecto le hacía honor a su nombre, era perfecto como un dios.
—Emily. —Escuche el grito a través de la puerta, lo ignore, no iba a hablar con él.
Le subí el volumen a la música y cerré mis ojos, esto siempre me había ayudado a relajarme...
Me desperté asustada al sentir como alguien me movía de un lado a otro, rápidamente me aleje de Eros, no sabía en qué momento me había quedado dormida; mire a mí al rededor, ya era de día, sin voltear a mirar a Eros, salí de la cama y comencé a caminar, prepararía el desayuno, Eros me seguía mientras intentaba hacer que le dijera algo, al llegar a la cocina vi como esta estaba totalmente desordenada, conté hasta 10 internamente.
Me voltee dispuesta a gritarle a todo pulmón a Eros; sin embargo, esto no se pudo, puesto que me choque contra su pecho, me congele, podía escuchar su corazón, latir rápidamente, reacciones como estas hacían volar mi imaginación, me separe rápidamente.
—Yo... lo siento. —dije y me volteé, primero debía organizar la cocina, Eros me miraba desde la mesa del comedor.
—¿Seguirás ignorándome toda la vida? —No respondí— ¿Es en serio? ¿Todo este drama por un chico? —Rodé mis ojos, me pregunté cómo reaccionaría si algún día lo encerraba en su casa y no dejara salir... estaba 90% segura de que se enojaría.
El tiempo pasó hasta que termine de arreglar la cocina, en toda esta media hora Eros siguió intentado que hablara, comencé a hacer el desayuno rápidamente, después de 15 min ya tena hecho todo, le deje su desayuno en frete de la mesa y comencé a comer en silencio; mientras lo hacíamos el ambiente era pesado y al parecer Eros había dejado de insistir, simplemente me miraba con ojos de cordero.
Al terminar mi desayuno me levante dispuesta a lavar los platos, pero Eros jalo mi mano, deteniéndome, me hizo mirarlo, intente cerrar los ojos, no quería verlo directamente a estos, sus ojos negros eran intimidantes.
—Si no me miras, cortaré el cable del internet. — Lo miré, estaba segura de que cumpliría su promesa.
Una vez que lo mire levanto su mano derecha y comenzó a acariciar mi rostro, me sentí desfallecer, podía sentir como mi corazón latía desesperadamente, mientras mis piernas flaqueaban.
—Lo siento Emily. —susurro, mordí mi labio, evitando que mi respiración se volviera errática. —Después de pensarlo tengo que admitir que lo que hice no estuvo del todo bien... si tengo que ser sincero fue horrible. —Asentí de acuerdo. —Yo... no sé qué paso, simplemente no quería que salieras con ese chico, me sentía enfermo de solo suponerlo, suponer que otro chico te apartaría de mi lado, no es el mejor escenario para mí. —Mi corazón dio un brinco al escucharlo... ¿Y si de verdad estaba celoso? Tal vez yo le gustaba... solamente que no lo quería admitir.
Sentí mis mejillas calientes al darme cuenta de lo que estaba suponiendo.
—Yo... te disculpo. — dije, no podía estar enojada con él, no cuando me miraba así, no cuando se disculpaba tan tiernamente, no cuando lo tenía tan cerca... estar a contados centímetros de su rostro, no me dejaba reflexionar correctamente.
Después de esto comenzamos a alistarnos para ir al instituto, había días en los que no deseaba ir jamás, como el día de hoy; estaba segura de que el día de hoy me molestaría, por alguna razón, los estúpidos siempre se burlaban de mí los lunes, como si fue su rutina de inicio de semana.
Eros tenía varía ropa guardada en mi armario, algunas veces venía y se quedaba días, así que había decidido darle un cajón para él solo.
Cuando estuvimos listos emprendimos camino hacia el insti, donde al llegar Eros se olvidó de mi presencia... no podía decir que no me dolía, pero ya estaba acostumbrada, al final mientras iba por el pasillo con dirección a mi clase, lo vi besarse con Ría.
Las ilusiones que llevaba cosechando toda la noche y la mañana se habían desvanecido... ¿Dolía? Si y mucho, por esto estaba mejor alejada de Eros, si él no estaba cerca no me hacía ilusiones, y si sé que dije que estaba acostumbrada a esto, pero eso no quitaba que me doliera.
Algunas veces cuando lo veía besándose con una chica o su nueva novia no podía evitar pensar en lo lindo que sería ser ella, a veces únicamente quería ser ellas y dejar de ser yo... algunas veces odiaba ser yo.
Al final, después de mirarlos por unos segundos, grabándome la escena en la cabeza para que no se me olvidara y dejara de hacerme ilusiones, me fui a mi salón, donde al entrar Bill me hizo zancadilla, definitivamente este día no había iniciado con el pie correcto.