Capitulo 4

1226 Words
Levante mi mano y comencé a acariciar el rostro de Emily, su piel bajo mi mano se sentía suave y cálida, pasé saliva sin dejar de acariciar su rostro, necesitaba que me perdonara, no me sentía cómodo con esta situación. —Lo siento Emily; después de pensarlo tengo que admitir que lo que hice no estuvo del todo bien... si tengo que ser sincero fue horrible. Yo... no sé qué paso, simplemente no quería que salieras con ese chico, me sentía enfermo de solo suponerlo, suponer que otro chico te apartaría de mi lado, no es el mejor escenario para mí. —Vi como los ojos de Emily adquirían un hermoso resplandor. —Yo... te disculpo. — dijo después de unos segundos, sonreí. Después de esto comenzamos a alistarnos para ir al instituto, al llegar a este, me separe de Emily, la vería más tarde, por ahora tenía que disculparme con Ría, puede que hubiera sido un poco grosero el día anterior. Al encontrarla fui directo a ella, este me miro de arriba abajo, esperando a que me disculpara, la tome de la cintura y la bese, después de unos segundos nos separamos con la respiración agitada. —Lo siento. — dije tomándola de la cintura. —Odio que siempre estés tan al pendiente de Emily, soy tu novia, no ella. — hablo dándome una mirada de fastidio. —Sabes que es mi mejor amiga, Ría, jamás dejara de estar al pendiente de ella. —Vi como su rostro se colocaba rojo, rogué internamente porque esta no comenzara con una escena ahora. —¡Eres un idiota! — grito, rodé los ojos, la tomé de los hombros, no estaba de humor para pelear, aunque me había reconciliado con Em, no podía dejar de pensar en que aún no me había librado del aquel idiota que pretendía a Em. -Ría, cuando te calmes y dejes que hacer un show porque protejo a mi mejor amiga, me hablas ¿Entendido? No estoy de humor para escucharte por horas sobre porque debo de dejar de hablar con Emily. — Me di la vuelta y comencé a caminar hacia el salón de clases, dejándola con la palabra en la boca. Al entrar vi a Em en una esquina del salón, se veía un poco desanimada, seguramente ella tampoco deseaba tener esta aburrida clase; aparte la mirada de Emily y me senté en el medio, nunca me había justado sentarme atrás, pero definitivamente tampoco en los asientos de adelante… La clase pasó lentamente, como de costumbre Emily, al almuerzo, no se apareció en el comedor, aún no entendía por qué seguía repitiendo el mismo patrón de cuando éramos niños, ya habíamos crecido. Si tenía que ser sincero, me molestaba que Em siguiera alejándose de las personas, entendía que los traumas de cuando éramos pequeños eran difíciles de olvidar, pero debía de olvidar eso, tenía que salir adelante, hacer amigos, divertirse, dejarse de encerrar en su mundo, había intentado miles de veces integrarla a mi grupo, al final había fracasado y me había rendido, ahora simplemente le daba su espacio… Al final del día, fui nuevamente a casa de Emily, la invitaría a ir por unas hamburguesas como disculpa por mi comportamiento anterior. Al llegar a casa de esta, pude escuchar a fuera de la casa su música a todo volumen, sonreí, no podía evitar imaginármela moviendo las caderas mientras saltaba por todo el lugar (era encantador ver a Em de esta manera, siempre que estábamos solos podía ver esa fase de ella, donde no parecía tenerle miedo al mundo, donde parecía ser feliz) Sabía que si tocaba no me iba a escuchar, así que la llame, contesto rápidamente. —¿Puedes bajar? Estoy afuera. — Rápidamente, colgó, unos minutos después salió, al verla supe que había llorado, espere a estar adentro y la abrace. —¿Estás bien? —¡Claro que sí! —dijo y se separó un poco de mí. —¿Por qué no lo estaría? —acaricie su cabeza. —Tus ojos están muy hinchados y además siempre que lloras tus ojos adquieren un brillo particular. — La vi suspirar. —¿Puedes hacer de la vista gorda nada más por esta vez? —pregunto y asentí, dejaría que pasaran unos días y le preguntaría. —¿Quieres ir por unas Hamburguesas? — Emily asintió. —Iré a alistarme. —No tardes, veré televisión mientras. —dije, Emily subió rápidamente, me senté en el sillón y comencé a ver lo primero que llamo mi atención… Después de 10 minutos Emily bajo, mordí mi labio, de repente me sentía algo enojado, al verla no pude evitar comparar como se veía el día de ayer ¿Por qué para salir ese idiota se había arreglado tanto y ahora conmigo únicamente se colocaba una sudadera y se recogía el cabello? Sacudí mi cabeza, tenía que calmarme, no tenía por qué estar cuestionándome todo esto. —¿Nos vamos? — Estire mi mano para tomar la suya, sentía un nudo en mi garganta, pero lo ignore. —Vamos. — Emily, tomo mi mano. Al salir nos subimos al autobús como siempre hablamos durante todo el camino, era rara la vez en que Emily y yo nos quedábamos sin tema de conversación. Al llegar al restaurante, nos sentamos, ordenamos y una vez llego nuestro pedido comenzamos a comer. —Extrañaba salir contigo Em. —Yo igual, especialmente a tus pésimas bromas. — solté una risa. —Sabes que mis bromas son geniales. —¡Claro! Son excelentes. — dijo soltando una risita, con sarcasmo, bien tenía que admitir, puede que mis bromas no eran las mejores… pero lo que cuenta es la intención, ¿cierto? Nos miramos fijamente, mordí mi labio, segundos después estallamos a carcajadas. —¿Por qué nos estamos riendo? — dijo Em entre risas, la miré sin parar de reír y me encogí de hombros. —No lo sé. —Continuamos riéndonos un buen rato hasta que por fin paramos de reír, limpie una lágrima que había salido de la comisura de mis ojos, respire hondo, vale puede que a veces fuéramos un poco inmaduros y tontos... Pero ¿Qué más se podía esperar de dos adolescentes? Al parar de reinos, el silencio reino, Em comenzó a comer su Hamburguesa, la miré fijamente, Em siempre se veía bonita… sin embargo, cuando se relajaba y divertida lo hacía aún más, mordí mi labio, nuevamente pensamientos inútiles se colaban en mi cabeza ¿Por qué no podía de dejar de pensar en aquel idiota? —Em… ¿Alguna vez has sentido envida de alguna chica? — hablé y Emily me miro unos segundos fijamente. Le sonreí esperando su respuesta, aunque Emily no tenía nada que envidiarle a nadie, era linda, inteligente, amble y un sinfín más de cualidades positivas… pero nadie estaba exento de sentir envidia, después de un minuto por fin contesto. —Sí. — dijo desviando la mirada. —¿Por qué? — pregunté la vi sonreír forzosamente. —Cosas sin sentido. — dijo secamente, supe que era momento de dejar de preguntar sobre esto. Mordí mi labio, me daba curiosidad porque Emily no quería decirme el porqué, por lo general Em no me guardaba muchos secretos... Seguramente era algo vergonzoso, yo tampoco le diría jamás que sentía envidia de aquel tonto que ella había conocido hace poco.
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