—Sabemos que está vivo porque sigue negándole el acceso a las recamareras —informó Joshua, que caminaba al lado de Berenice a la habitación de un hombre que era solicitado por la empresa a la que no había ido ese día sin explicar la razón.
Con ese era el tercer día de no saber nada de él, pues luego del numerito que se había montado la noche del viernes, el hombre no había aparecido en público.
Berenice había asumido que la estaba evitando, además era fin de semana, si ella no tuviera que trabajar pasaría el fin de semana encerrada en su casa..., eso y si no tuviera tres hijos que la volvían loca casi todo el tiempo.
» ¿Estará enfermo? —preguntó Joshua luego de no recibir respuesta al llamado que hacían.
—Espero que no —dijo Berenice, abriendo la puerta de la habitación con una lla
