ALTER EGO

2527 Words
Ya en mi dulce hogar, después de pasar  tres horas infernales con el agente Smith en una juguetería informática, estoy exhausta. Realmente es agotador escuchar tanto discurso de golpe en jerga binaria de mi compañero, quien hasta entonces era bastante superficial y monosilábico. Al final, terminamos comprando las interfaces, que son unos aparatitos bastante insignificantes, pero muy costosos. Espero ingenuamente que me reembolsen el dinero en la unidad tras la investigación, comprendidos en un par de lentes de contacto y cinco diminutos parches que semejan electrodos. Bueno paso uno: ponérselos. Los lentes me cuesta trabajo, pero lo he logrado. Parpadeo. Todo se ve igual. Mientras se está fuera del juego, decía Jhon, son lentinas normales trasparentes, pero cuando están en línea, te muestran un ambiente virtual con una definición hiperrealista. Ok, Jhon. Siguen los parches. Uno detrás de cada oreja, (tengo dos, así que todo va perfecto), otro pegado en la base de la nuca,  uno que parece un bindi  en medio de la frente (que bien que no se notan), y el último  en el pecho, sobre el corazón. El software se encuentra en línea y ya está descargado como una aplicación desde el móvil.  Está todo listo. Bastante sencillo hasta el momento, respiro aliviada. -Haber, haber, intenta recordar lo esencial del parloteo de Jhon sobre la instalación y el ingreso al juego-,me digo masajeándome  la cien. -Ahh, si, me olvidaba, el cuerpo debe permanecer descansado y sin obstrucciones para respirar-. El sillón de la tele será perfecto.  Hecho. Ahora, prender el interface con la aplicación del móvil. Aquí vamos-. Mi gata parda, Pamela, me mira con sus ojillos verdes llenos de  curiosidad y algo de mal genio por echarla del sillón. Abro  la aplicación en el celular y de pronto siento  un pinchazo en la base de la nuca que  se extiende como un cosquilleo por todo el cuerpo, luego escucho claramente una voz  salida de la nada. Tal vez esto fue mala idea. - Bienvenida a la plataforma virtual de Mediasoft, Real life. Soy Ariadne, la interface AI, encargada de ser su soporte en el ambiente virtual interactivo. A continuación  realizaré un testeo para completar su perfil psicológico de ingreso al juego. ¿Está de acuerdo señorita Mónica Little? - ¿Cómo  sabe mi nombre? Respondo estupefacta a la nada llamada Ariadne. Pamela me observa cómo si me hubiera vuelto loca. -Desde la adquisición del software se descargó la información del perfil de usuario que está unida a su número de teléfono móvil, Srt. Little. Le recuerdo que la información personal de cada usuario es de uso restringido para su seguridad y comodidad en el uso de la interface y no se compartirá con ningún otro usuario, tampoco se dará a conocer fuera de la red, a menos que usted misma lo decida. Políticas de seguridad de la red. ¿Puedo solucionar  otra inquietud al respecto?  -No.  -¿Entonces, podemos continuar con el test, Srt. Little? -Si. ( Ahora yo soy la monosilábica) -Muy bien.  -Por favor, tranquilícese y cierre los ojos, cuando los vuelva a abrir se verá inmersa en el ambiente virtual de ingreso a la plataforma. Su cuerpo permanecerá en estado de inconsciencia.  Mientras que emplea la plataforma se le considerará como usuario activo y en línea en  el juego. Recuerde que  se puede salir y despertar cuando lo desee con solo formular su deseo de desconectarse. Yo estaré siempre al cuidado de sus necesidades e inquietudes. ¿Comprendido? -Sí, eso creo-. Cierro  los ojos con algo de temor y los vuelvo a abrir al rato. Nada a cambiado en mi habitación. Mi gata sigue sentada  a mis pies, viendo mi cara de desconcierto. Me levanto del sillón. Suspiro entre aliviada y un tanto decepcionada. -¿Bueno y ahora?- Pregunto al vacío. Pero, antes de que el vacío me conteste, noto que mi cuerpo dormido sigue sentado en el sillón. -¡Ohhh cielos, me estoy viendo! Intento tomarme de la cara, pero me atravieso.  ¡Guay, soy un fantasma! Mas, no. Parece que me he quedado profundamente dormida en el sillón. Babeo. Bueno, es tranquilizador el hecho de que sigo respirando, pero, ¿ En qué estado estoy ahora? - Srt. Little. Ahora  mismo su estado es el de una proyección mental-. Me responde la voz de Ariadne en mi cabeza-No puede tener contacto con su cuerpo físico. Ni con ningún cuerpo físico, por el momento-. Ante  mis ojos una pequeña niña de cabello platinado, vestida con un trajecito de flores y ojos  de un inhumano azul eléctrico, me sonríe descaradamente. Es la voz de Aridne, la interface.  - Veo, veo. Vaya que joven eres-. Le respondo, sin intentar comprender eso de ser una " proyección mental". -Tengo un par de meses de vida, técnicamente; pero asumo la apariencia más cómoda para mis clientes. Me gustaría preguntarte un par de cosas para continuar con la configuración del usuario.-me dice como con gorgoritos y me toma de la mano, dirigiéndose resuelta  a la puerta del apartamento. -Mejor vamos fuera-.  Comienza un torrente de preguntas, mientras caminamos por un pasillo que parece mucho más largo de lo que recuerdo en mi vida real. -¿Qué es lo que más desearías en el mundo?- Me pregunta de sopetón. -Ehhhh, no estoy segura...¿Ser más alta, tal vez?-. Vamos  descendiendo cada vez más rápido, bajando por unas escaleras que no me habían tomado tanto en atravesar en todo los 4 años que llevo en ese edificio. Ella no me deja pensar, sin soltarme de la mano, continúa con su voz infantil atropellándome a preguntas sin siquiera dejarme responder. -¿ Cuál es tu color favorito? - Rojo. A quien te gustaría tener a tu lado?, ¿a qué le temes más? ; ¿ Te gustan las mascotas?; ¿ Por qué decidiste ser detective?, ¿ A quien desearías eliminar de su vida? -Espera, espera. No puedo responderlo todo de golpe. Déjame pensar cada pregunta. -No es necesario. Ya tengo los datos en el sistema y por cierto, ya llegamos-. Me suelta la mano, y me doy cuenta que estamos en el final de las escaleras ante un imponente salón que nunca estuvo en el mapa del edificio. Cuelgan arañas de luces de un techo que no alcanzó a captar su altura. Una fuente de agua en medio de todo el salón con una estatua de mármol le da un toque extravagante al lugar que parece sacado de una novela de fantasía. Nos encontramos en el recibidor donde se agrupan centenares de personas, muchas con la misma expresión de asombro que debo tener yo en la cara y atuendos de los más diversos y disparatados. Parece una fiesta de Hallowen. -¡Santo cielo! Es enorme este lugar. Nunca lo había visto en la ciudad. ¿Dónde estamos? - Es la plataforma del juego para principiantes, mejor conocido como el lobby de palacio.Por cierto, tu nombre.  -¿Mi nombre? - Si tu identidad en el juego.Te bautizo como "Alice". -¿Alice? ¿Cómo que me bautizas? - Sí. Ahora tienes una identidad diferente a la del usuario. Tu avatar. Puedes verlo por ti misma. Entonces noto cerca de nosotras, un espejo enorme que está enmarcado junto a unas mesas preciosas talladas en roca. Me doy la vuelta ante mi nuevo reflejo . No me reconozco. Soy alta. ¡Guay! Y eso no es todo a mis nuevos 180 centímetros de altura se suman unas piernas largas y torneadas, me veo mucho más joven, no me pondría más de 16 años, mis ojos siguen siendo grises, pero han cambiado a un tono platino y el cabello rojo sangre es muy largo, entrenzado en una coleta que me llega casi hasta los pies. Complétese el aspecto con un traje muy diverso a mi sudadera de estar en casa.  Una capa de terciopelo n***o, una blusa de seda gris, unos pantalones blancos ajustados, una espada finísima en la cintura y una botas de cuero n***o. Parezco un mosquetero. No me aguanto las ganas de desenvainar la espada y decir en voz alta al grupo de desconocidos cercanos: !Todos para uno y uno para todos¡ ¿Dónde estarán Athos, Porthos y Aramis? Esto es puro cosplay. Así que esto es lo que buscan los jóvenes en las plataformas virtuales. Mientras me debato entre el asombro y el asco, me mira divertida mi nueva amiga Ariadne. - Calma, calma. También tienes un gremio profesional aquí. Pero, aun no es hora de buscarlos. -Me ataja la niña, para sosegar mis ímpetus. -Ahora Alice. - Me dice con todo de seriedad-. Te sugiero que antes de ir más adelante, me escuches atentamente un momento. - Esta solo es la antesala del mundo virtual que llamamos " Real Life". Debes aprender en este sitio cuales son tus habilidades y quienes pueden ser tus amigos. Mas allá de este lugar, yo solo te puedo guiar con mi voz, pero no puedo interferir en las acciones del juego. Conforme ganes experiencia y superes las misiones que se te encomienden, ganaras mayores habilidades  y conocimientos para hacer evolucionar tu avatar e incluso recursos para relacionarte con la plataforma.  - Entiendo. Pero, déjame preguntarte algo. -Te escucho-, me dice la niña entornando los ojos. Como si ya supiera lo que deseo preguntar. - ¿Cómo puedo encontrar a alguien aquí? - Bueno eso depende de a quién estas buscando realmente Alice. Si conoces un avatar, puedes enviarle  un correo, en la opción de contactos. Así, si el avatar existe y está en línea, estará en la capacidad de responder a tu correo y ponerte una cita. En el caso de que  este dispuesto a ello, claro. Mas para lograr esto  deberás llegar hasta la primera ciudad. Allí esta la posta de correos. Si buscar a un jugador novato,como tú, podrías encontrarlo aquí. Antes de que se traspasen las puertas es posible formar equipos. Es lo más adecuado si quieres llegar rápidamente a una ciudad, sin correr grandes riesgos. -Lo haces sonar complicado-. Le respondo, un poco desinflada. Todo parece muy enrevesado. - No lo es, Alice. Solo se tú misma y diviértete - No vengo precisamente de paseo, Ariadne. La niña se me parece por un momentoa Jhon con sus aires de superioridad. Por cierto, ¿dónde andará el novato detective? Me digo. ¿ cómo lo encontraré en esta cantidad de avatares? Decido darme una vuelta para buscarlo. Camino entre  grupos de "personas" que charlan entre si. Todas con atuendos tanto o más estrafalarios  que el mío. La mayoría  se ven muy jóvenes,  adolescentes con trajes de hada, otros adultos, algunos con armaduras,  otros con jubones de cuero; unos pocos con largas capas que les cubren todo el cuerpo y solo les dejan ver los ojos brillantes. Parece toda una fantasía punk medieval. Vaya el diablo con los gustos adolescentes dónde  terminé metida. Suspiro resignada. - ¿A quién buscas? Princesa-.Me dice un hombre de aspecto hosco, piel olivacea, ojos negros de más de dos metros de alto con tatuajes en la cabeza y  en las manos que me mira con ojos de lascivia. -  A ti ciertamente no. Le respondo cortante e intento seguir mi camino. -  No estés tan segura, me replica al tiempo que me agarra con fuerza del brazo. -¡ Oh no¡ - digo contrariada. !Aquí tampoco me libro de los idiotas¡  Entonces reaccionó con un reflejo condicionado, le tomó de la muñeca y se la giro con un movimiento brusco para dislocarla hacia la espalda. Parece que me muevo con mucha mayor agilidad y ligereza que en mi cuerpo de Monica, considero  con grata sorpresa,mientras le doy una patada a los tobillos al grandulón que  le hace caer a al piso por su propio peso con un sonido de hueso fracturado. Gruñe y se  levanta trabajosamente. Parece bastante molesto, por la manera que me muestra los colmillos y levanta una enorme hacha con el brazo que le ha quedado bueno . Si tiene unos colmillos amarillentos que no había notado antes, y un hacha de esas que solo había visto en la saga del señor de los anillos. Las personas alrededor toman distancia. Se hace un silencio expectante. No tienen intensión de intervenir y forman un corrillo alrededor de nosotros. Ariadne  me sonríe desde la otra esquina del improvisado ring. Vaya ayudante que tengo, maldigo por lo bajo y saco la espada de la funda, apuntándole al cuello sin meditar siquiera. ¿Cuando aprendí esgrima? Apenas me alcanzo a preguntar. - Ahora me las vas a pagar, preciosa- Me grita furioso y humillado el gigante calvo. Inmediatamente  se lanza contra mí con toda su mole. Siento algo de vertigo, pero no me dejo llevar por el miedo. Ya me he enfrentando a engreídos gigantones antes en la unidad. Lo esquivo cuando está a punto de atravesarme de un tajo, de manera que él sigue derecho, perdiendo el equilibrio llevado por la inmensa fuerza que le había impuesto al golpe. No, no puede ser sólo por la física, me digo. Veo que al granuja le cuesta ponerse en pie, como si resbalara en el piso. Aprovecho para  dar un salto impresionante a lo Michael Jordan  y caer en su espalda apuntando a la nuca de mi contrincante. -Jaque mate, dientón-. Le susurro en la oreja. Alguien comienza a aplaudir. Hay más aplausos y el círculo se disuelve. De pronto, escucho una risotada de una voz reconocida. -Nada mal, para una novata digital - Me dice un hombre rubio  platinado, de ojos azul cobalto  a los que ya me he acostumbrado mirar. Se acomoda a mi lado.- El tigre compacto es igual de fiero que en el mundo real-. Resume a carcajadas. El avatar de mi compañero de unidad, lleva una capa con capucha  de cuero marrón y  levita azul oscuro. De pronto, me sorprende, dirigiéndose  al gigantesco gruñón tendido a mis pies.  - Ya déjalo así. Te darás cuenta que esta de princesa no tiene un pelo. -Muy bien. Me rindo por el momento, damita. - Escucho que resuena el grandulón que se levanta finalmente, en tanto yo me hago a un lado, aun en guardia. Parece que ya nada le impide ahora poner ambos pies en el suelo.  -Tranquila amorcito. Esto solo era un saludo de bienvenida. Pero, no te descuides, porque me encanta dominar fieras-. Y me guiña el ojo de forma que él considera pícara y se aleja para recuperar algo de su integridad perdida. Yo no le respondo y miro a otro lado para no vomitar.  -Prefiero que me siga persiguiendo con el hacha.- Le digo a mi compañero- y por cierto. Gracias. Supongo que tu hiciste algo con el piso- - No fue nada, pero vaya, si te ves más alta. Silba largamente mirándome con ojo crítico. Casi no te reconozco. Si no es por tu cabello rojo fuego y ese maldito genio, no te hubiera podido encontrar entre esta multitud. Por cierto, me presento, soy Giovanni, el titiritero. - Encantada de conocerlo, soy Alice. Le sonrió sardónicamente, mientras le tiendo la mano que besa, como si fuera un noble veneciano. - Bueno, ya estamos acá. ¿Ahora qué sigue?
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